lunes, 4 de enero de 2016

Lago de Tacarigua. Costa de esmeralda desde el Josefina.

El paréntesis de paz hizo posible progresos y novedades tales como que las diputaciones de Aragua y Carabobo acordasen facultar a Rafael Urdaneta y Guillermo C. Arriens, para que mediante contratos con las correspondiente autoridades regionales, se dedicaran a ofrecer servicios de navegación por el Lago de Tacarigua o Valencia, por medio de una embarcación de vapor adicional a la de la vela con la cual ya transportaban frutos y otras mercancías. 
La introducción del vapor tuvo lugar a finales de noviembre del año 1851 cuando desde el puerto de El Javillo zarpó una hermosa lancha a la cual había subido como invitados de Urdaneta y Arriens, Miguel Martínez, gobernador de Carabobo y Guillermo Tell Villegas, de Aragua, entre otras personas agasajadas durante la travesía El Javillo-Arenal, en jurisdicción de Maracay, desde donde regresaron en horas de tarde luego de servido un verdadero banquete, a las cercanías de Los Guayos, donde atracó la embarcación. 
Urdaneta era un vapor que 1853 recorría las aguas del Lago de Tacarigua o Valencia. 
Miguel Caballero apareció luego como competidor de los primeros concesionarios para que naveguen vapores por el mismo lago. 
Puerto Urdaneta fue agregado a los toques que en 1854 hacía el vapor de Urdaneta y Arriens. Navegaba lunes, miércoles y viernes desde las seis de la mañana desde el puerto El Arenal tocando en diversos puertos alrededor de la laguna. La empresa se encargaba de transportar las cargas de La Victoria a Valencia, a razón de 11 reales por cada 200 libras y ocho reales de Valencia a Puerto Cabello. De ocho varas de ancho, abrieron los concesionarios un camino que comunicase Los Guayos con el puerto de El Javillo.
En 1869, la libre navegación por los ríos y lagos fue tema de ardiente debate parlamentario y comentarios en la prensa. Lo adverso al propósito del gobierno fue insuficiente como para que las iniciativas fuesen denegadas.
Por el lago de Valencia navegaron otros vapores adecuados a las tareas para las cuales el gobierno los compró, básicamente para servir las fincas del general Gómez cercanas a la orilla Sur del Lago. Los primeros fueron el Valencia y Valencia I pues luego, en los años treinta, llegaron el Valencia II así como el Tacarigua, cuyos restos aún están en las riberas del lago, en el sector Yuma, jurisdicción del estado Carabobo.
Los utilizaban muchos para el traslado de productos de la tierra y ganados desde las haciendas del general Gómez y de su compadre don Antonio Pimentel, situadas en Güigüe: La Linda, El Trompillo, Yuma, Altamira, Copetón, donde además había un funicular que traía el café desde la montaña al valle. 
También para la recreación. Eran tripulados por un personaje al que llamaban Compaitigre, apellidado Rodríguez, margariteño, uno de quienes rescató a Gómez y lo trasladó herido a Cumaná en la guerra Libertadora de 1901. Había sido herido en Carúpano. 
Para arreglar asuntos de corte político y administrativo, José Ignacio Lares, intelectual y político merideño de altos ribetes, llegó a Maracay en donde se le atendió tan bien que fue convidado a navegar por el lago de Tacarigua, nada menos que en el vapor Josefina, de tres puentes –refiere en escrito recogido en una biografía que le dedica Rafael Ramón Castellanos. 
Lares considera precioso al vapor Josefina en el que pueden subir unos 300 pasajeros a lo cual agregó que en 1916, se correspondía al tráfico que entonces había en aquellas aguas lacustres hoy en día casi inmundas. Incluso acuatizaban no sólo los aviones que desde la década de 1930 trajeron para la aviación militar además de algunos privados, sino que el 24 de julio de 1947 vieron el acuatizaje y despegue del avión de pasajeros más grande que jamás haya volado con pasajeros, el Latecoere 631 de seis motores, traído desde París y Martinica por la Air France con la idea de establecer un servicio regular, algo que jamás se concretó pero quedó como un crédito en la historia del lago de Valencia o Tacarigua. 
José Ignacio Lares, refiriéndose a la oportunidad en la que navegó a bordo del Josefina, dijo que desde los puentes se divisaba la costa de esmeralda de la laguna a la que se llega desde Maracay en el pequeño tren de cuatro kilómetros cuyos rieles y vía angosta comenzaron a utilizarse en 1901, llamado Rápido de Güigue. Contaba con tres locomotoras suplidas por el fabricante alemán Krauss entre 1889 y 1890. 
El desarrollo de la navegación por el lago de Tacarigua o Valencia fue posible gracias a la vialidad, que permitió la importación desde Estados Unidos de uno de los vapores que originalmente comenzó a servir la recorrida de los puertos lacustres. Aquel vapor de hierro lo ensamblaron en improvisado astillero situado en la orilla próxima al territorio carabobeño, luego de que mediante arreos de bueyes y mulas, las partes y máquinas fueron traída desde Puerto Cabello, sitio de desembarco y trasiego a medios tan primitivos complementarios del ferrocarril con terminal en Valencia.
Domingo o Perecito al mando del Tacarigua. Freddy Pedrique escribió lo que le viene a la mente acerca de su abuelo Domingo Pérez, según los cuentos del tío Pedro José Pérez. Historia interesante pues se trata nada menos del marino de escuela que debió alistarse muy joven, descendiente de españoles radicados en La Guiara, en donde Domingo vio luz el 22 de marzo de 1900. Sus padres murieron probablemente víctimas de alguna peste cuando aun era muy niño. Lo apodaban Perecito.
Su confiable desempeño como oficial de la Armada lo lleva a ser el hombre de confianza que tripulará el valor alemán Tacarigua, importado por la administración del Gran Ferrocarril de Venezuela (GFV) para el uso del general Gómez, al igual construyeron el trencito a vapor que corría entre Boca de Río y Guigue, a partir de donde el Benemérito emprendía la visita a caballo a sus fundos situados al Sur del Lago, algunos en sociedad con Antonio Pimentel.
Según Pedrique, su abuelo comienza a trabajar como capitán del vapor Tacarigua por recomendación de uno de los hijos de Juan Vicente Gómez, con quien su abuelo mantenía amistad desde Puerto Cabello. “Mi tío no recuerda cuál de los hijos de JVG era… Corría 1921 y a la edad de 21 años fue designado capitán del Tacarigua, embarcación de origen alemán, de paletas propulsadas por motores que eran alimentados por el calor de una caldera. Tenía tres pisos, en el primero, se encontraba la cubierta de acceso, cocina y la caldera. El segundo piso, los camarotes, bajos y el comedor. Comidas y bebidas eran llevadas al segundo. Piso a través de un ascensor pequeño dispuesto para ello; y en el tercer. Piso, el timonel (sala de mandos), una terraza y la habitación de Gómez”.
“El vapor lacustre estaba listo siempre para las visitas del General y sus pasajeros. Cuando ofrecía fiestas a sus invitados, todos eran agasajados con exquisiteces y champaña. Zarpaban, daban un primer recorrido por el lago, regresaban a puerto y Gómez desembarcaba. Luego el vapor volvía a zarpar, pero sin Gómez, para continuar el paseo con los invitados”.
Bella y tenebrosa isla del Burro. El sabio Humboldt, cuando navegó el lago de Valencia o Laguna de Tacarigua, exclamó extasiado: “…las escenas más bellas y alegres del mundo, las viví en el lago de Valencia”. Nuestras etnias Tacariguas, utilizaban Isla del Burro, una de las … existentes, como cementerio, algo fielmente demostrado en 1936, cuando los ingenieros del MOP trabajaban para construir el penal de Tacarigua y encontraron más de 200 entierros funerarios (vajillas con huesos). Considera tenebrosa, es debido a las diferentes revueltas de los presos en una de las cuales murieron 17 reclusos. En 1963 fue utilizada para someter a los presos políticos de los alzamientos de Puerto Cabello y Carúpano hasta que fue cerrada en 1969.
El barquito Valencia II fue construido en Alemania y traído a Venezuela por la compañía Gran Ferrocarril de Venezuela gerenciada por Felix Ketnner. Posteriormente fue vendido al general Gómez. El dictador de La Mulera lo utilizaba para dar paseos especialmente a la islas del Burro y Otama. En esta isla, ordenó acondicionar una playita y las leyendas dicen que enterró con su lugarteniente Eloy Tarazona, un tesoro de morocotas y joyas. Posteriormente, el dictador utilizaba al Valencia II para llevar los presos al tenebroso penal de Tacarigua en la Isla del Burro. Cuando cerraron el penal en 1969, durante el primer gobierno de Rafael Caldera, dejaron el barco abandonado a la buena de Dios e intentos por rescatarlo no han tenido suerte – acota Fabián Capecchi en nota recordatoria de las andanzas lacustres del Valencia II.
El testimonio también ofrecido en http://isladelburro.blogspot.com expone: “Me tocó navegar ese barco cuando desde el Batallón Carabobo No. 41 (hoy Fuerte Paramacay) nos tocaba llevarle los insumos a los presos políticos del Penal de Tacarigua en 1963-1964 después de los lamentables sucesos de El Porteñazo en 1962. Me tocó navegar en el él en compañía del capitán Hugo Fonseca Alvarado, comandante de la compañía de Armas Pesadas y el teniente Oscar Sandoval Celis, comandante del pelotón de morteros pesados de 120 m.m., al cual pertenecí”.
Con 100 mil bolívares, Gómez adquirió en 1929 el vapor alemán bautizado aca Valencia II además del tren llamado Rápido de Güigue. Wenceslao Núñez Bouquet y Carlos Strauss eran jefe de la estación ferroviaria y responsables de la pequeña locomotora cuando viajaba por el sombreado corredor que arrancaba su corta travesía en Boca del Río. Funcionó hasta meses después de la muerte del Benemérito. 
Dentro del lago de Valencia se desarrolló cierta actividad deportiva con lanchas particulares, ademásque el gobierno mantuvo un servicio no regular de barcazas para abastecer y transportar personas hacia y desde la rústica prisión y otras instalaciones en El Burro. 
Con motivo del intento de golpe de estado del 27 de noviembre de 1992, a oficiales de la aviación militar capturados por los sublevados, los llevaron a la isla El Burro donde permanecieron hasta que fue superada la asonada militar.
Tomado del libro De Babor a Estribor. Tomo I. Segunda edición. Alfredo Schael, Fabián Capecchi. Editor Ramón Rivero Blanco. Fundación Museo del Transporte. Caracas, mayo 2015.

Lago Tacarigua o Valencia de Anton Goering, hacia 1873.
Acuarela y grafito sobre papel 28,3 x 46 cm





1 comentario:

  1. Luego de 20 años de haber vivido en Valencia, nunca me hubiera imaginado, ni tuve la inquietud de investigar, esta historia del Lago de Valencia o Tacarigua, al que tan poco se le presta atención hoy en día por los habitantes de Carabobo.

    Creo que esto hay que difundirlo, hay que informar a las nuevas generaciones de toda esta historia y fomentar acciones que hagan que el valenciano y el venezolano quiera y admire al Lago y a su historia.

    ...me resultó impresionante. Hay mucho por saber de nuestra historia si se quiere reciente.

    Los felicito por trabajar en su promoción!

    Carlos Lasarte

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