miércoles, 5 de octubre de 2011

Presidentes al hombro


Tres presidentes de la era democrática iniciada con las elecciones de diciembre de 1958, fallecieron en el exterior. Todos militantes de Acción Democrática. Si como está previsto ocurra con Carlos Andrés Pérez, serían tres los expresidentes llevados en hombros a lo largo boulevard El Cafetal. Raúl Leoni y Rómulo Betancourt fueron los primeros.
Particularmente emotiva fue la conducción del doctor Leoni, quien falleció un 5 de julio en Nueva York mientras era tratado de una hemorragia. Eso fue en 1972. En las aceras de la avenida principal de El Cafetal, la gente se agolpó para ver pasar la lenta marcha de sus compañeros de partido que llevaban el ataud en los hombros.
También los restos de Rómulo Betancourt debieron ser traídos a Caracas por estos días hace 30 años pues murió al anochecer del 28 de septiembre de 1981 en un hospital de Nueva York debido al derrame que sufrió al caer al piso en el apartamento donde escribía sus memorias. Como a Leoni, le fueron rendidos los honores según el protocolo de Estado el cual incluye el velatorio en capilla ardiente en el Salón Elíptico del Capitolio, en Caracas.
Estas honras fúnebres estuvieron especialmente concurridas y el pueblo adeco como en general la gente, las acompañó tanto en los actos protocolares al frente de los cuales estuvieron como les correspondía, los presidentes Rafael Caldera, en el caso de Leoni, y Luis Herrera Campins, en las exequias de Betancourt. La urna de Betancourt, envuelta por el pabellón tricolor, colocada sobre un armón, fue halada por cadetes.
En territorio de los Estados Unidos han fallecido seis ex presidentes venezolanos: José M. Vargas (NY 1853), José A. Páez (NY 1873), Cipriano Castro (Pto. Rico 1924), Rómulo Betancourt (NY 1981), Raúl Leoni (NY 1972), Carlos Andrés Pérez (Miami 2010).
En la historia de Venezuela del siglo XX, en septiembre de 1953, el féretro general Medina Angarita fue llevado en hombros por el pueblo desde Country Club hasta el Cementerio del Sur. Jornada jamás vista. Ramón J. Velásquez apunta que el gobierno decretó duelo oficial por ocho días, pero la viuda Irma Felizola de Medina Angarita, se negó a que el cadáver de su esposo fuera velado en el Salón Elíptico del Capitolio Nacional. De su casa en la urbanización Country Club salió el cortejo fúnebre en horas de la mañana, seguido por miles de personas quienes turnándose condujeron la urna en hombros hasta el Cementerio general del Sur a donde llegaron a últimas horas de la tarde.
El historiador Guillermo Morón cita al periodista Guillermo José Schael: “El general Medina fue sepultado después de las tarde. Hora en la cual llegó el féretro al Cementerio del Sur, conducido en hombros del pueblo, aquel luctuoso 16 de septiembre. Desde la hora en la cual salió el cortejo, 10 a.m. hasta casi el anochecer, caía una garúa sobre la ciudad. En el trayecto vimos a mucha gente derramar algunas lágrimas”. Cientos de personas entonaron el himno nacional a la hora de la sepultura –añadió Velásquez en su registro.
El sepelio del asesinado presidente en funciones Coronel Carlos Delgado Chalbaud, en noviembre de 1950, movilizó gente a pie –precisa Román Rojas Cabot. Pero menos que Medina en 1953, Leoni en 1972 y Betancourt en 1981.
El general Eleazar López Contreras murió en sana paz en Caracas al despuntar el año 1973. Sus restos los condujeron al Cementerio del Este, inaugurado cinco años antes en el sector La Guairita, en el Sur-Este de la capital. Allí también reposan Leoni, Betancourt; Luis Herrera Campins quien a los 82 años falleció en Caracas en noviembre de 2007, a quien en el momento de su funeral, cadetes y músicos del Ejército entonaron el Himno Nacional y le rindieron otros honores; Rafael Caldera, expiró a los 93 años la madrugada del 24 de diciembre de 2009. Ahora ingresa Pérez, diez meses después de fallecer en Miami el 25 de diciembre de 2010.
José Gregorio Hernández (Caracas, junio 1919) es otro de nuestros muertos acompañados a pie hasta la última morada por multitud popular y estudiantil. Las reseñas apuntan que fue grandioso el desfile hacia Paraninfo Universitario e indescriptible por desbordante cortejo hacia la Catedral y luego el Cementerio del Sur.
La Equitativa fue en Venezuela la primera agencia funeraria que contó con carrozas fúnebres a motor. Las compró y trajo en 1911 aunque pudo usarlas desde 1913 cuando logró los permisos cuya expedición al parecer no fue sencillo.
El General Pedro José Arvelo fue en 1913 primer muerto llevado en carro fúnebre motorizado al Cementerio General del Sur (abierto en 1876) –refiere el periodista e investigador Javier González en sus apuntes sobre el automóvil en Venezuela.
De acuerdo con los historiadores, fue en enero 15 de 1509, cuando en América se vio el primer funeral con carroza a motor acompañada por una procesión de automóviles. Luego en 1924, apareció en escena la verdadera carroza limusina carente de toda ornamentación.
Rafael Cartay, economista, insigne investigador del CIAL-ULA, ameno escritor, refiere que en Venezuela. José Giraldez, en 1869, introdujo el primer coche fúnebre visto en Caracas. Hacia 1870, las urnas eran llevadas a las iglesias y al cementerio en lujosos coches tirados por caballos, "como en las ciudades más cultas". Los coches eran "muy decentes", y los alquilaba en 1876 la empresa de G. Fulco y Cía (Diario de Avisos, Caracas, 06.11.1876).
Un articulista, con seudónimo "David", criticaba en 1892 el derroche acostumbrado en esos "carruajes de la muerte", forrados de flores por fuera y por dentro: "Indudablemente que la vanidad pone mucho en los entierros de hoy, y la piedad nada" (David, 1892). En verdad, esas agencias crearon un estilo distinto de atención al público, pues los empleados del servicio vestían de uniforme, los coches eran conducidos por un auriga que llevaba una pluma negra en el sombrero.
En las primeras décadas del siglo XX se establecieron en Caracas otras agencias funerarias, entre las cuales una de las más conocidas fue "La Venezolana", en 1929, que ofrecía servicios funerarios para ricos y pobres, con varios presupuestos, aparte de que ofrecía un novedoso servicio con autos de marca Packard (El Eco Social, Caracas, 23.03.1929). Después vinieron otras más completas, como La Equitativa, existente en 1910.
Entonces, los coches fúnebres motorizados aparecieron a la par con la evolución del rito y se convirtieron en parte fundamental de este. Las funerarias adquirieron vehículos tales como Lincoln y Buick, en la década de los 20 y 30 diseñados en especial para cumplir con esta función y otorgar al ceremonial el carácter ritual y de respeto que amerita.
En el Museo del Transporte llama poderosamente la atención de los visitantes una carroza fúnebre Packard 1930 ex La Equitativa color blanco. La cajuela trasera de manufactura está forrada en vidrios biselados enmarcados en maderas talladas. Era especial para llevar al cementerio los restos de infantes y señoritas –explica Jorge Bello Domínguez al hacer la guiatura por el Salón de Automóviles.
 En el período comprendido entre las décadas del 40 y el 50, las firmas adquirieron los carros más característicos, como los Cadillac, construidos específicamente para funcionar en la disposición final del cuerpo. En Caracas hubo no pocos Packard  carrozados por la Superior Coach y también por Henney, ambas empresas estadounidenses, la última fundada Henney Carriage Works por Jacob Henney en 1848, la misma que se conocería como Henney Motor Co. desde el año 1927 hasta su desaparición en 1960. Miller Meteor Wayne Works, también de Ohio, fue otro suplidor de carros fúnebres.
Pero Flxible Co, compañía fundada por un antiguo vendedor de motocicletas Harley Davidson, fue la que suministró buena parte de los carros fúnebres de La Equitativa los cuales fueron al comienzo Packard pero más tarde, predominantemente Cadillac, marca seleccionada también para su flota de limusinas de 1954 en reemplazo de los Packard 1948 de los cuales aún varios conservan coleccionistas privados mientras de las limusinas Cadillac, tal vez queden menos. En los 70, la firma dirigida por Eduardo Lander renovó sus limusinas e incorporó nuevos funerarios Cadillac además de mantener el par de Packard Town Car, modelo hermoso con techo removible en la sección o cabina del chofer.
En los años 60  empezaron a utilizarse camionetas Ford adaptadas aunque prevaleció la tendencia de Cadillac disminuyendo las carrozas florales. Desde Caracas, la Funeraria Vallés, la cual se expandió luego hacia el interior de la República, comenzó a modernizar los servicios funerarios lo cual conllevó agregar nuevas marcas y otros modelos para el traslado de los ataúdes como de los acompañantes.
Los entierros más cotosos incluyeron unidades exclusivas para transportar las coronas de flores las cuales iban expuestas sobre la carroza como parte del cortejo. Algunas funerarias poseían la denominada pajarera, carro mixto donde era posible llevar las flores y albergar el cuerpo dentro del mismo vehículo.
Con la proliferación de las agencias funerarias en diferentes partes del país, nacieron flotas a partir de vehículos usados importados de los Estados Unidos, donde existe un mercado extendido de segunda mano debido a la constante renovación del parque automotriz de la vigorosa industria funeraria de ese país.  


















Packard 1930 funerario. Colección FMT.


Entierro en Caracas siglo XIX.























1972. Salida del entierro del ex presidente Leoni desde la quinta Puedpa.