jueves, 10 de marzo de 2016

Día del médico del 2016.

El viejo Domingo Ottati, uno de los pioneros del automovilismo en Venezuela como conductor, fundador de la primera línea de taxis o carros de alquiler, de un garaje, prestaba sus Ford torpedo y otros modelos para trasladar al Siervo de Dios, Santo de los venezolanos, José Gregorio Hernández, para que en la Caracas de los años 10 del siglo XX se trasladara a atender a los pacientes que reclamaban su presencia humanitaria y profesional.
Su hijo Domingo ha estado vinculado al Museo del Transporte desde fundado. También otros profesionales de la medicina pues en ellos hay muchos que gustan de los automóviles de colección y la velocidad además de los autos clásicos. Algunos han contribuido a mejorar la colección con tiempo dedicado a ciertas piezas, por ejemplo, Eduardo Francis.
Conservamos el primer microscopio con el que el doctor Félix Pifano contó para sus investigaciones fundamentales en materia de medicina tropical. A ellos como en general a los profesionales de la medicina en Venezuela, palabras de reconocimiento y aliento en este día del médico del 2016.

el viejo Ottati en su Ford Torpedo (Caracas, c. 1912).



Homenaje justo y oportuno a Rubén Alfonzo Giménez

Con la discreción que le es característica hace pocas semanas Rubén Alfonzo Giménez confió a un grupo de sus más cercanos amigos relacionados con la aviación venezolana, Luis Enrique Vargas, Vicencio Álvarez, Jesús R. Blanco Villanueva, Luis Manuel Vargas y Alí Méndez Martínez además del psiquiatra Hernán Pifano Cordido y Alfredo Schael, que Doris Suárez, directora del Instituto Universitario de Aeronáutica Civil (IUAC), adscrito al Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC), que funciona en Los Castaños (Maracay, estado Aragua), reemplazo de la Escuela de Aviación Civil Miguel Rodríguez (fundada en 1940, luego Centro de Instrucción Aeronáutica Civil Miguel Rodríguez (CIAC), lo visitó para con suma amabilidad e interés, informarle la decisión de bautizar con el nombre de Rubén el moderno auditorio de esa institución pública.

Valorar una trayectoria provechosa y honesta. 

La decisión de las autoridades de rendir este homenaje justo y oportuno a Rubén Alfonzo es un acto que obliga a subrayarlo pues en vida, a uno de los más antiguos funcionarios pioneros que mantiene intacta la memoria y vive dispuesto a contribuir a la difusión de los anales aeronáuticos del país, es él mismo parte de la historia de nuestra aviación. Primero como profesional cofundador de la primera torre de control instalada en el país. En segundo lugar, como técnico que le permite se le otorguen a Venezuela reconocimientos y credenciales americanos debidos al alto nivel profesional demostrado en la serie de eventos internacionales y regionales que se sucedieron a lo largo de la década de 1950 para garantizar a la aviación comercial la organización, sincronía, sistemas, normas compartidas y métodos que facilitaron contar con métodos de seguridad y confiabilidad para la navegación aérea por el Caribe y los países de América Latina. 
Alfonzo Giménez estaba a cargo de la División de Aerovías y Tránsito Aéreo del Ministerio de Comunicaciones de Venezuela, despacho en el cual recogió y acumula ideas, experiencia y emplea habilidades políticas amen que por el acercamiento a los directivos de aerolíneas y tripulantes activos, extrae de ellos informaciones, impresiones y sugerencias aprovechables para darle bases a un sistema nacional de aerovías. El esquema alcanza a proyectarse al punto de convertirse en capital para echar las bases de una experiencia que en los años 50 colocaba a nuestro país como el más avanzado de América Latina en materia de navegación y tránsito aéreo. En aquel momento estaba en auge el crecimiento de los volúmenes de pasajeros y carga que viajaban por avión entre las Américas y el Caribe, se forman aerolíneas y amplía el mapa de destinos, aerovías y las exigencias de la OACI para que nuestros países se amoldarán a las exigencias regulatorias, técnicas, definición de espacios y la capacitación del recurso humano que ofreciera seguridad y confiabilidad a la aviación. A todo ello contribuyó Rubén y demás integrantes del equipo humano profesional entre quienes resaltan, entre muchos otros Carmelo Martínez, José Antonio Rudas (+), los abogados Luis Enrique Vargas, Luis R. Blanco Villanueva.

La primera torre de control. 

El vínculo de Alfonzo Giménez con la aviación se hizo muy fuerte e indisoluble cuando fue seleccionado para que en junio de 1944 viaja a Kansas City, Estados Unidos, como uno de los tres jóvenes venezolanos seleccionados de un grupo de 50 aspirantes venidos a Caracas, de diversas partes del país con el fin de optar a una beca para cursar estudios de Control de Tránsito Aéreo, en el marco de un programa patrocinado por la Administración de aviación Civil-CAA- norteamericana.
Ellos fueron: Rubén Alfonso Giménez, Mariano Carvajal Galano y Carlos Saume, quienes viajaron en un Douglas DC-3 de la Pan American, en la ruta Maiquetía, Curazao, Santo Domingo, Puerto Príncipe, Habana, y Miami. Desde aquí se trasladaron en tren hasta Kansas City, un viaje que duro en total unos tres días y dos noches.
Los venezolanos se reunieron con otros 47 jóvenes procedentes de Brasil, Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, Honduras y Perú, quienes fueron alojados en las habitaciones del gimnasio de la Universidad de Kansas City.
Pasados tres meses, el grupo se redujo a 47 pues tres de los aspirantes se retiraron.
Las clases teóricas fueron dictadas en la escuela de la V Región de la Administración de Aviación Civil que estaba en el edificio del Ayuntamiento, sede de la Alcaldía de Kansas, donde funcionaba también el Centro de Control de Área -ACC- regional.
El adiestramiento práctico se cumplió en el Centro de Control de Aérea, así como en las torres de control de aeropuerto municipal de Kansas City y de la base militar de Fair Fax.
El curso, el cual tuvo una duración de un año completo, y en el rnismo se vieron temas como aerodinámica, regulaciones de control de tránsito aéreo, fraseología, meteorología, radiotelegrafía completa, radionavegación, navegación a estima, estudios y procedimientos con radiofaros no direccionales NDB y Radio Range, en un simulador de vuelo Link Trainer, que para la época era una novedad.
Al cumplir el año de estudio y entrenamiento, los jóvenes venezolanos regresan a Caracas y se ponen a la orden de la Dirección de Aviación, cuyo jefe era el mayor Guillermo Pacaníns, quien fue el motor principal para el viaje de estos jóvenes.
Cabe señalar que para la época la aviación civil dependa directamente del entonces Ministerio de Guerra y Marina, hoy Defensa.
Ya se habían concluidos los trabajos de edificación de la torre de control en el aeropuerto de Maiquetía, pero carecía de equipos técnicos para trabajar. El mayor Pacaníns ordeno a Pedro Elías Behrens, un excelente técnico de la Aeropostal, se pusiera a la orden del recién llegado grupo a fin de ir dotando a la incipiente torre, con instalaciones eléctricas, consola y la instalación de anemómetros, reloj, linternas de señales.
En interesante señalar la colaboración recibida por parte de las líneas aéreas que operaban en Maiquetía. Así tenemos que la Pan American donó un transmisor y un receptor, otro tanto hicieron la Aeropostal y la Taca de Venezuela que donaron receptores y transmisores.
En interesante señal, la colaboración recibida por parte de las líneas aéreas que operaban en Maiquetía. As! tenemos que la Pan American dona un transmisor y un receptor, otro tanto hicieron la Aeropostal y la Taca que donaron receptores y transmisores.
El vienes 7 de septiembre de 1945, en la mañana inició sus operaciones la primera torre de control en Venezuela, ubicada en el aeropuerto de Maiquetía.
El acta correspondiente fue firmada por el mayor FAV Guillermo Pacaníns, el jefe del aeropuerto, capitán Luis Colmenares, y los tres nuevos controladores Rubén Alfonso Giménez Mariano Carvajal y Carlos Saume.
El grupo eligió a Mariano Carvajal como Jefe de la Torre, pues era el mayor de todos.
Es interesante que estos tres pioneros no se contentaron con ser ellos los primeros, sino que se dedicaron a elaborar boletines informativos para las aerolíneas y a los pilotos, fueron motores para la creación del cuerpo de bomberos aeronáuticos, igualmente se convirtieron en propagandistas de esta nueva profesión y comenzaron el reclutamiento de nuevos jóvenes para que se integraran a esta nueva y delicada profesión, como era y es la del controlador de tránsito aéreo.
Así tendremos más tarde, se dicta el primer curso para 10 personas para el cual se trajo de Estados Unidos al sargento USAF, Thomas Sander, persona con experiencia para adiestrar civiles. Los egresados fueron ascendiendo hasta ocupar puestos en la naciente Dirección de Aeronáutica Civil del Ministerio de Comunicaciones. 
Para concluir, en otra entrevista reciente a Rubén Alfonso, el único sobreviviente del grupo (socarronamente comenta en baja voz: “en parte gracias también a ese caballero inglés llamado Johnny Walker”), refirió el apoyo dispensado por el entonces mayor Pacaníns, quien “siempre estuvo con nosotros y respaldo las decisiones que tomábamos. Él fue el artífice para hacer realidad la torre de control en Maiquetía”.

Las aerovías nacionales. 

En el jardín de su residencia en la urbanización La Carlota, Alfonzo Giménez fue preguntado: ¿quién ha hecho más por la aviación civil venezolana? Por lo que él conoció en su juventud, respondió:
-Guillermo Pacaníns. Le dio gran impulso a nuestra aeronáutica civil desde las posiciones que tuvo, muchas, todas importantes. Hizo más que todos aquellos que han tenido la misma oportunidad. Nos ayudó a establecer el control de tránsito aéreo y las telecomunicaciones aeronáuticas, a las que me dediqué a partir de 1944, en el gobierno de Medina Angarita, quien hace cuanto pudo como ocurrió durante el trienio adeco y luego con Pérez Jiménez.

-Un logro para usted trascendente.

-En 1950, a pesar del desarrollo alcanzado por el transporte aéreo nacional, no estaban definidas las aerovías. Hice ese trabajo. Conté con los jefes de operaciones de las líneas y tripulantes amigos. En Maiquetía les preguntaba: ¿Cómo llegan ustedes a Barcelona? ¿A Porlamar? ¿A Coro o a San Antonio? Con cada referencia que me daban, diferentes la mayoría pues cada línea o cada piloto tenía su propia ruta, la anotaba y con ellas trazaba un mapa con los diferentes segmentos, cada uno en distinto color. Con toda esa información, organizada, técnicamente analizada, elaboramos el mapa de aerovías nacionales, primero en el país. Como ustedes saben, en el ministerio me dediqué a los asuntos relacionados con la navegación, comunicaciones y el control del tránsito aéreo. 

-¿Hasta cuándo?

-Comienzos del primer gobierno de Caldera, cuando la política se enraíza en la función que veníamos realizando, aumentan las presiones fuertes de arriba y desde abajo, y el director de aeronáutica, general Gregorio López García, se pliega a los sindicatos y la asociación de controladores impone condiciones como parte de sus luchas por justas reivindicaciones socio- económicas y tener más poder. Salí jubilado y me voy a trabajar con el ‘Negro Gómez’ como subdirector y docente en Govesa, donde me fue muy bien; ayudé a formar a tantísimos aviadores. En aviación no está permitido cometer errores; suelen resultar costosos…
-Fui muy amigo de Harry Gibson –tercia en la conversación el psiquiatra Hernán Pifano.
-Ah caramba, también fue excelente amigo y colaborador mío. Me ayudó en lo que le dije sobre la estructuración y mapeo oficial de las aerovías nacionales. Es una de nuestras figuras relevantes de la aviación civil.
-Gibson resaltaba el papel estelar de Estados Unidos en el desarrollo de la aviación moderna –agrega Pifano.
-Eso se plantea desde los propios orígenes de la aeronáutica: Estados Unidos versus Europa, cada cual con visiones y logros. Está escrito por los tratadistas desde 1910, en el albor de la aviación. Sin negar los méritos iniciales de los ingleses, sus aviones, como la mayoría de los europeos de antes y después de la II Guerra, eran camastrones comparados con la versatilidad del Douglas DC-3, sin par… Esa visión impera y entre los colosos contemporáneos, Boeing y Airbus, la competencia es fuerte con visiones y también generación de diversos pareceres sin negar la excelencia de productos de ambos fabricantes líderes mundiales…

Rubén Alfonzo Giménez operador fundador de la primera torre de control de tránsito aéreo de Venezuela y diseñador del plan de tránsito aéreo de nuestro país, autoridad internacional en materia de aeronáutica civil a quien ahora se le rinde homenaje en las instalaciones del del Instituto Universitario de Aeronáutica Civil (IUAC)

Luis Enrique Vargas, abogado asesor de líneas aéreas, técnico en control de tránsito aéreo, profesional del derecho con estudios de post grado en derecho aeronáutico en la Universidad McGill (Canadpa) y MIT (Estados Unidos). 

José Antonio Rudas (+), Vicencio Álvarez y el doctor Mastro Domenico fotografiados en el Museo del Transporte hace tres años.
Vicencio Alvarez, J. A. Rudas, Luis E. Vargas y el capitán López Rivas.

Urbanización Los Cortijos de Lourdes

El arquitecto Ricardo Rodríguez Boades escribió en Caracas en Retrospectiva, facebook fundado y dirigido por María Sigillo: “Era una hacienda de caña propiedad de una familia de origen canario; el nombre original era Saltrón. A principios del siglo XX fue adquirida por la familia Zárraga y en ella se mantuvo la producción de caña de azúcar. Donde estuvo situada la industria textil Tócome, era la hacienda y donde hoy está la Urbanización Industrial Los Ruíces, estaba el Central Caracas, donde hacia los años 20 del siglo XX procesaban la caña de azúcar. Su propietaria doña Belén Alcántara de Zárraga (abuela de don José Antonio Giacopini Zárraga). Ella le pidió el favor a la Virgen de Lourdes de que su esposo saliera de ciertas dificultades. Al cumplirsele todo lo que pidió resuelve cambiar de nombre la propiedad por Hacienda Lourdes en pago a los favores recibidos.
El nombre Los Cortijos de Lourdes debe haber respondido al concepto que indica el tipo de hábitat rural propio de España que consta de zonas de vivienda y otras dependencias para la explotación del agro … Así debe haber sido hasta los años 30. A finales del año 1944, un grupo de jugadores de bolas criollas los fines de semana, decide fundar un club “muy venezolano y familiar”. Para ello, el 22 de octubre 1944 acordó formalizar la constitución del club social para lo cual adquiere un lote de terreno ubicado en la Hacienda Lourdes. Inicialmente lo llamaron Club Campestre de Lourdes. Pero a posteriori el Club Campestre Los Cortijos lo establecen 150 socios, cada la acción a dos mil bolívares. Lo primero que construyen los socios fue la pequeña casa principal, el patio de bolas, una gallera y la manga de toros coleados. En la década de los años 60 lo dotan de nueva casa principal obra del arquitecto Carlos Brando En la década de 1950 se parcela el resto de los terrenos de la antigua hacienda que con el transcurrir de los años pasó a ser una zona industrial sólo manteniendo el nombre Cortijo en la memoria de aquellos que la vieron crecer”.
Desde el Museo del Transporte se agregó al interesante resúmen elaborado por el arquitecto Rodríguez Boades: “Chrysler instaló su línea de ensamblaje de automóviles y vehículos utilitarios en los espacios que ocupan (sector este de la urbanización) las vecindades del Club Los Cortijos, las oficinas de Coca Cola, el Centro Empresarial Polar y la cervecería.
La Chrysler mantuvo allí como otras plantas industriales hasta la puesta en práctica de la política de descongestionamiento industrial de Caracas que data de los días del primer gobierno de Rafael Caldera (1969/74), cuando adoptaron medidas importantes para evitar mayor contaminación ambiental en el valle de Caracas, fue creado el área protectora que circulada en planos la ciudad capital debido a en la práctica ha sido -y es- violentado cada día para peor con el paso de los días. También -no debe obviarse- se estableció -y practicó- un control bastante severo sobre la emisiones de los automotores, niveles que hace mucho tiempo se ignora aunque crece en parte debido a la antiguedad del parque automotor y el total abandono de políticas de salud pública que contemplen el daño a la salud pública causado por gases que pegan directo a la cara de los viandantes, automovilistas y personas que se desplazan en motos y bicicletas.
Cabe mencionar que al suroeste de La Casona, a un lado (este) de la quebrada Agua de Maíz, se hallaba el desvío que conectaba con el tranvía, la línea del tren del FCV que definía el borde sur de las haciendas que luego fueron la urbanización La Floresta, el Parque del Este, Santa Cecilia y Los Cortijos. El tranvía subía hasta Los Dos Caminos y Los Chorros, no sólo urbanismo residencial pues los caraqueños iban a encontrarse con las cascadas de agua del Ávila en las cuales se refrescaban y gozaban el paraje boscoso y pequeñas lagunas a los pies de la montaña.
En el plano publicado por el arquitecto Rodríguez Boades basado en la aerofotografía contratada y publicada por la Cía. Shell de Venezuela, se aprecia el curso que seguía la delgada línea de rieles del tren que avanzaba de oeste a este rumbo a Petare y Santa Lucía, la cual estuvo abierta hasta 1954. También, el estado que para ese momento presentaba La Carlota como aeródromo fundado en abril de 1946 por el Aeroclub Caracas, campo de aviación que fue extendiéndose progresivamente hacia el naciente como al poniente debido a las necesidades de aviones mayores que los traídos de Maiquetía por los jóvenes pilotos fundadores.
Sobre Los Cortijos de Lourdes tuvo lugar el primer choque en el aire entre dos diminutas aeronaves de las primeras con base en la primitiva pista de La Carlota; el saldo fue un fallecido y dos sobrevivientes. En los años ochenta, entre el callejón que separa el Club Los Cortijos de las instalaciones de Polar, cayó una aeronave que acababa de decolar de La Carlota. A bordo del avión estaban entre otros pasajeros, familiares de un famoso abogado-aviador acompañado por uno de los más prestigiosos capitanes fundadores de AVENSA y VIASA”.


La antigua planta de la Chrysler en Venezuela, fundada por iniciativa de John Phelps, mantiene en la actualidad parte de la estructura original pero aprovechada por otra empresa que nada tiene que ver con automóviles. También se mantiene el tanque elevado aunque no se utiliza. La postal forma parte de la colección de la FMT.
Col.: Gilda Caceres


miércoles, 9 de marzo de 2016

Recuerdos de Rafael Castillo Gil, cronista de Chacao

Rafael Castillo Gil cambió por la historia los números y las cuentas de la Compañía Shell de Venezuela.  Eso lo decidió sin mayor esfuerzo. Antes que las tareas propias del contabilista lo marcaba interés por investigar temas históricos, de manera particular cuanto tuviera que ver con el lugar donde nació, dentro de poco serían 80 años: Chacao, en cuya calle Miranda residían sus mayores que en día remoto llegaron del estado Apure al diminuto poblado al este del valle de Caracas, del cual el hijo de Rafael Castillo y Ana María Gil de Castillo, llegaría a ser Cronista oficial a partir del 11 de abril de 1983 por resolución del entonces presidente del Concejo Municipal del Distrito Sucre, Enrique Mendoza D' Ascoli, antes de la división territorial en cuatro municipios: Baruta, Chacao, El Hatillo y Sucre.
La Shell lo ocupó diez años. Laboró en las oficinas centrales en el edificio La Estancia -a la entrada de Chuao-, y en Las Cantinas, los enormes depósitos de combustibles situados en la carretera vieja Caracas-La Guaira. Renuncia a la concesionaria por la acogida que en Petare brinda al inquieto novel investigador de lo vernáculo, el  destacado cronista mirandino Lorenzo Vargas Mendoza. Lo afina en el arte de escudriñar viejos documentos de historias locales así como en el caudal que se desprende del patrimonio inmaterial y las tradiciones de los pueblos, fuentes inagotables de saber.
"Fue por lo que optó Rafael para dedicarle su pasión y la vocación de servicio a la comunidad" afirma orgullosa su viuda, Margarita Blanco de Castillo (nacida en la calle Cecilia Acosta, Chacao). El matrimonio los unió con amor medio siglo hasta que la muerte sorprende a Rafael el 2 de diciembre de 2015 debido al infarto al miocardio que sobreviene abordo de la unidad de Transchacao en la que subía por la avenida Mohedano hacia El Pedregal.
Tras servir también en la farmacia ubicada frente a la plaza Bolívar de Chacao que tenía como finalidad atender necesidades colectivas pero en especial las de policías locales, pasa a ocupar la oficina destinada al cronista, situada dentro de la Casa Municipal de Chacao, instalación que pasó a llamarse Oficina de Conservación del Patrimonio Histórico, creada en sesión de la Cámara Municipal del Concejo Municipal de Chacao el 8 de julio de 1993, Ordenanza N° 034/93, publicada en Gaceta Oficial del 12 de agosto de 1993.
Rafael -nacido en 1936- figuró entre aquellos que impulsan la lucha por la autonomía de Chacao.
En 1974 se le vio activo en el grupo de cofundadores de la Casa de la Cultura y Bellas Artes de Chacao. Lo afanó un gran homenaje permanente al indio Chacao, valeroso cacique del que toma el nombre el pueblo y el municipio. Chacao murió en 1567 durante un combate de su tribu con tropas acompañantes de Diego de Losada en uno de los primeros recorridos del fundador de Caracas por el este del valle a los pies del Guaraira Repano, bañado por las aguas de los río Guaire y Valle, cruzado por caudalosas quebradas descendentes de la majestuosa montaña.
Las coincidencias entre Castillo y el escultor Alejandro Colina (Caracas 1902-1976) en cuanto al interés o inclinación compartida alrededor del tema de las etnias indígenas, los acercó todavía más a propósito del cacique Chacao, estudiado por el investigador y –entonces- todavía cronista ahdoc.
El artista Colina apoyado en el investigador y activista social Castillo Gil, genera la alianza con la finalidad de favorecer el mejor tratamiento posible a la escultura del aborigen. Conocido como “escultor radical” (entre sus más famosas obras figura la estatua de María Lionza) Colina tampoco logró lo que prefería "… como Rafael, la inclusión de una fuente descartada por los diseñadores del monumento situado en lo que conocíamos como Punta Brava, hoy Plaza El Indio. No fue fácil porque como tantas veces, al final privaron otros intereses o visiones" -comenta doña Margarita a cuya memoria enseguida viene el recuerdo de la llamada telefónica que el cronista le hizo desde la oficina a través de cuyo ventanal presenciaba el derrumbe de la estatua ecuestre del libertador Simón Bolívar, obra de Arturo Ruz Aguilera, a días de inaugurada por la alcaldesa Irene Sáez.  Cabe recordar que cuando Rafael tenía cuatro años de edad su padre formó parte de los chacaenses promotores de la Junta Pro-Monumento al Padre de la Patria Simón Bolívar destinado a la plaza central del pueblo, iniciativa que concluirá con la adquisición e instalación en 1940 de la pieza escultórica ofrenda al Libertador realizada por nuestro famoso escultor Lorenzo González.
En 1985, junto a un grupo de vecinos, Rafael interviene como protagonista de primera fila en la formación de la Asociación Civil de Palmeros de Chacao. Así se consolida y adquiere también personalidad jurídica propia la organización consagrada a preservar la tradición de los palmeros, vale decir, más de 130 años de historia. A Castillo lo animó en 1986 y 1996 darle relevancia a las conmemoraciones alusivas a la primera recolección del café plantado en territorio chacaense con fines industriales.
Doña Margarita afirma que investigar, compartir conocimientos, estar con o entre la gente, no dejaba días libres o vacaciones. La labor silenciosa que comprometía el espiritu y la condición del ciudadano responsable en cuya palabra creía el vecindario del municipio incluye –entre otros- la tarea que permitió oficial u oficiosamente compilar el primer libro de Gobierno de Chacao, manuscritos con data entre 1776 y 1856, redactados en vetusto castellano por sacerdotes que se suceden en el templo de San José de Chacao. También el estudio de los libros del Registro Subalterno entre 1720 y 1910 con lo cual facilitó levantar el correspondiente índice, actividad que valió la pena pues de entonces a esta parte amplió las fuentes para conocer la evolución de los municipios que conformaban el antiguo distrito Sucre del estado Miranda.
En las investigaciones de la vida del músico Vicente Emilio Sojo, descubrió el cronista Castillo Gil que tan insigne figura pasó los primeros años de vida en parte del espacio que ocupa el edificio de la Escuela Municipal Andrés Bello, en donde logra coloquen una placa que recuerda a Sojo.  En 1978 desvelaron un busto de Andrés Bello dentro de la misma edificación escolar.
Las vidas del fundador (1768) de Chacao, José Solano Bota, como la del padre José Antonio (García) Mohedano, segundo párroco de Chaca0 (1770{1799 lapso dentro del cual promovió el cultivo del café) fueron objeto de su atención. Imposible algo distinto tratándose de personajes con tal significación histórica. También publicó algo dedicado a la patrona de los músicos, Santa Cecilia.
La compilación de documentos y correspondientes comentarios del cronista publicada por la Fundación Chacao (c.2000), entre otras, ofrece la historia de la urbanización La Castellana así como de la parroquia eclesiástica de San José de Chacao la cual de 1769 a 1997 había contado 63 párrocos.
So pretexto de la edad, contrario a que casi todos los cronistas de nuestras ciudades han sido y son vitalicios para que el resto de sus días los ocupen en investigar, escribir, publicar, velar por el patrimonio además de representar la historia y las tradiciones, encarnar la presencia del pasado y su enlace con el presente, Rafael Castillo Gil, ex presidente de la asociación de cronistas mirandinos, por derecho y obra apreciado como miembro de la Asociación Nacional de Cronistas de Ciudades de Venezuela, deja el despacho asignado al cronista oficial de Chacao. Quedaron libros y documentos acumulados durante años. Imperaron la pujanza de clanes y banderas.
Pero el pensionado no interrumpe las investigaciones inconclusas, tampoco nuevos proyectos, menos el vínculo con los chacaenses. Pero,  más interesante el que sostuvo con gente de cualquier parte de la capital, del país, estudiantes o no, viandantes, curiosos a quienes sirve hasta el último día de la vida como referencia o fuente de informaciones de las que no aparecen en los libros.
“Por todas partes te encuentro caminando, hablando con la gente, …estás en todas partes…” –le habría comentado el alcalde Ramón Muchacho a Rafael la última vez que se toparon en alguna de las calles del casco central –comenta doña Margarita le confió su esposo semanas antes de fallecer. La casa de familia la visitaban quienes la convertían en el aula donde disertaba el cronista Castillo Gil. “Le preguntaban en todas partes, muchas veces nos tocaban la puerta para hacerle una consulta... Sin oficina, a muchos los reunía en la plaza Bolívar”.
Margarita recuerda la intervención de su esposo ante el mal estado de un mamón de muchísimos años plantado en la plaza Bolívar. Daba lástima derribarlo pero se hizo peligroso. La intervención del cronista orientó la solución hacia el reemplazo por un apamate cuyo crecimiento vigiló. Los frutales no convienen en plazas públicas que deben ofrecer sombra con árboles ornamentales –sugería Castillo Gil, pendiente del patrimonio vegetal en Chacao. Lo apesadumbraban las sierras en manos de constructores.
Rafael Castillo jamás dejó de ser el investigador comprometido con la historia y las tradiciones populares que lo impulsan a poner a un lado los números y las cuentas que lo ocupaban cuando joven de edad e hizo familia con Mercedes, unión de la que nacieron Eduardo, Magaly y Ricardo Castillo Blanco, aventajados  profesionales, uno residente en California y otros en Caracas
Desde la edad de cinco años, quien sería su esposa, Margarita Blanco ocupa la casa que el matrimonio Castillo-Blanco compartió en la calle principal de El Pedregal, quinta “La Norteña”.
“Esta es de las primeras casas de la zona, la de al lado estaba cuando nos mudamos… esta construcción es de mis padres, José Eduardo y Rita Blanco, ambos del Chacao viejo… se vinieron a esta parte de Chacao donde había establos, el camino accidentado y empedrado para subir, contadas casitas dispersas además de los linderos de los terrenos demarcados con muros bajos de piedras… la mayoría pertenecían a Antonina Blanco… Cuando nos casamos aquí tuvimos el espacio para criar a nuestros hijos… La casa la mantuvimos casi como la recibí aunque con mejoras y la ampliación donde ubicar cosas que la vida fue deparándonos” –refiere doña Margarita sentada en la sala en cuyas paredes cuelgan cuadros de diversos autores populares, “los que más le gustaban a Rafael, claro que con la figura del indio Chacao arriba de todo los demás”.
Desde “La Norteña” asistieron al urbanismo de los alrededor de El Pedregal como del propio sector, siempre –dijo- apacible, de gente honrada, trabajadora que se comporta como una sola familia. Margarita es prima de don Ramón Delgado, de los más antiguos palmeros activos –el mayor-, personalidad apreciada y respetada por la comunidad de El Pedregal.
Comenta  atribulada, orgullosa de quien fue su esposo, que a Rafael le interesó como distracción, la taxidermia y la escultura. Sobre la mesa lateral de la sala reposa una pieza de sus obras, “la última que hizo no hace tanto tiempo”. Un pie bien acabado en yeso. Tuvo la delicadeza de obsequiárselo. “Las manualidades que hizo fue regalándolas hasta deshacerse de todas”.
Rafael Castillo Gil, decente, muy digno, gentil, caballeroso, discreto, fue generoso con su trabajo, el tiempo, su persona  y todo cuanto dispuso para compartirlo con la misma soltura mostrada en el trato con la gente.
Al día siguiente de su deceso, la Cámara Municipal emitió acuerdo de duelo. 
Según la información que el día 4 de marzo de 2016 dio a conocer ARUACA (Asociación de residentes de la Urbanización de Altamira y La Castellana), el Concejo Municipal tramita de conformidad con la respectiva ordenanza, dar el nombre del antiguo cronista a la segunda transversal de La Castellana a partir de la plaza Lorenzo Fernández (avenida San Felipe), en dirección este hasta su final en El Pedregal. 
Alfredo Schael




Hasta 1953 circuló el tren del Ferrocarril Central de Venezuela que corría entre las estaciones Santa Rosa (Caracas) y Ocumare del Tuy vía Sabana Grande, Chacao, Dos Caminos Petare, Santa Lucía, Ocumare del Tuy.


Primer edificio edificado en Chacao después de publicada la ordenanza municipal de 1953 en materia de construcciones.
Portada de un libro de escritos de Rafael Castillo Gil publicado por la Fundación Cultura Chacao.


Grupo de palmeros que años atrás tomaban parte en la tradicional bajada de las ramas de palmas cortadas en las alturas del Ávila con motivo de la Semana Santa.

Edificio Los Llanos. Chacao, 1956. Arquitecto  Jan Gorecki. Fue el mismo que diseñó algunos de los primeros edificios modernos construidos sobre la nueva avenida Miranda y más tarde en los sectores urbanizados alrededor de Chacao y edificaciones residenciales en otras urbanizaciones capitalinas.

Edificio en Chacao con autos y  concesionario studebaker 1954-55

En obras la avenida Miranda como ampliación de la Carretera del Este inaugurada en 1912, se aprecian viejas casas y el espacio conocido como Punta Brava actual plaza El Indio. Más adelante el Cine Castellana en construcción. (c.1953).

Así era Chacao cuando nació en 1936 Rafael Castillo.
La casa de la hacienda San Diego donde se construyó la urbanización La Castellana se hallaba donde existe la plaza La Castellana (Isabel La Católica).


Trencito modesto

“El tren Caracas-Santa Lucía-Ocumare salía de la estación Santa Rosa; kilómetro y medio más adelante cruzaba el puente sobre la que más tarde –años cuarenta– sería la Avenida Juan Bautista de La Salle, en Los Caobos; corría a todo lo largo de por donde va hoy la avenida Libertador; en los años veinte le hicieron entrar a un pequeño túnel en arco debajo del paso a nivel a la altura de la Avenida Principal del Caracas Country Club; pasaba al sur de Campo Alegre y Chacao; atravesaba los terrenos frente al actual Centro Comercial Sambil así como por donde tenemos el distribuidor Altamira; proseguía al sur de la urbanización La Floresta, el lindero sur del Parque del Este frente al aeródromo de La Carlota; cruzaba un par de puentes, uno de los cuales sobre la quebrada Agua de Maiz, en Santa Cecilia. Rozaba los terrenos que dan hacia la autopista en la planta de Cervecería Polar en Los Cortijos, bordeaba la parcela que ocupa la papelera en Buena Vista hasta llegar a la estación en Petare situada detrás de donde funciona el hospital Pérez de León. La terminal petareña estaba bastante cercana a la ribera del río y para subir al pueblo –la zona hoy llamada Casco Colonial-, existía una escalinata empinada.
En hermoso libro de evocaciones caraqueñas correspondiente al decenio de 1950, publicado en el 2005 por Libros de El Nacional, la profesora Marisa Vannini, insigne investigadora de la cultura italiana en Venezuela, recuerda que de niña, ella residía en la avenida Los Jabillos de La Florida, por lo que le era familiar el paso del que recuerda como:

…trencito modesto, breve de silbido discreto, poco ruidoso… Me parecía un tren de juguete, me complacía imaginar que en él viajasen las muñecas de trapo, los niños del kinder con sus caritas sonrosadas y sus ojos inmensos, llevando sombreritos de colores y chupetas en la mano. El tren –dice-tampoco era puntual en su despuntar gallardo y bizarro a cuyo paso ella saludaba a los pocos pasajeros correctamente sentados, que a menudo me gratificaban con una sonrisa”.

Tomado del libro “Ferrocarriles en Venezuela, historia complicada”.
Alfredo Schael.
FMT/IAFE.
Caracas, 2009.
Profesora Marisa Vannini (Florencia, Italia, 1928/Caracas, marzo 2015).

martes, 8 de marzo de 2016

Día internacional de la mujer

Según la ONU, “El Día Internacional de la Mujer (8 de marzo) es una fecha que se celebra en muchos países del mundo. Cuando las mujeres de todos los continentes, a menudo separadas por fronteras nacionales y diferencias étnicas, lingüísticas, culturales, económicas y políticas, se unen para celebrar su día, pueden contemplar una tradición de no menos de noventa años de lucha en pro de la igualdad, la justicia, la paz y el desarrollo.
El Día Internacional de la Mujer se refiere a las mujeres corrientes como artífices de la historia y hunde sus raíces en la lucha plurisecular de la mujer por participar en la sociedad en pie de igualdad con el hombre. En la antigua Grecia, Lisístrata empezó una huelga sexual contra los hombres para poner fin a la guerra; en la Revolución Francesa, las parisienses que pedían «libertad, igualdad y fraternidad» marcharon hacia Versalles para exigir el sufragio femenino.
La idea de un día internacional de la mujer surgió al final del siglo XIX, que fue, en el mundo industrializado, un período de expansión y turbulencia, crecimiento fulgurante de la población e ideologías radicales”.
La Fundación Museo del Transporte se suma a las manifestaciones que exaltan el papel de la mujer, de modo muy particular a las venezolanas más humildes, padre y madre amorosa, sacrificada y abnegada que solas, contra tantas dificultades, adversidades y desprovistas de asistencia, marginadas o discriminadas, maltratadas, desempeñan un papel admirable y fundamental en un país cundido de paternidad irresponsable. A las maestras, educadoras, trabajadoras, universitarias, profesionales, empresarias, artistas, agricultoras, dirigentes sociales y las que hacen política, funcionarias, periodistas y comunicadoras, estudiantes, autodidactas, asistentes, museógrafas y profesionales afines o relacionadas con los museos y las bellas artes, artesanas, empleadas domésticas, aviatrices, marineras, cocineras, pescadoras, tejedoras y costureras, enfermeras, locutoras, laboratoristas, amas de casa, fotógrafas, modelistas, investigadoras, historiadoras y cronistas, trabajadoras independientes, choferesas, diseñadoras, escritoras, editoras,... madres e hijas, jóvenes, seres humanos, venezolanas casadas, solteras, luchadoras y defensoras de los derechos y el respeto a la dignidad de las mujeres e igual de derechos adquiridos a lo largo de décadas y por conquistar en este siglo XIX. 
El Museo del Transporte cuenta con el invaluable apoyo diario de mujeres como Marla Heath, Ruth Heath y Edelmira Adame además del grupo de colaboradoras guías de visitantes, cuidadoras de salas, las antiguas y nuevas amigas de la institución, las asiduas visitantes, aquellas que colaboran y toman parte vía las redes sociales que alimentan nuestro saber y proyectan la institución, y entre otras, tantas que con entusiasmo apoyan para que Museo subsista.
En la fotografía, Esther Ríos Noguera, en la década de 1940 graduada entre las primeras mujeres venezolanas acreditadas como técnicas radiólogas a propósito de la instalación en el país de los primeros equipos Rayos X puestos al servicio de la salud en hospitales y clínicas.