Ha muerto este fin de semana, (septiembre 2015) el maestro Alirio Palacios, artista talentoso nacido en Tucupita. Fue a modelar su talento innato en muchas partes del mundo. Como parte de su legado se cuenta una enorme caballería que plasma en no pocas de sus obras distribuidas hoy en museos y colecciones privadas no sólo en Venezuela. “…siempre me han fascinado los caballos, viajé a China y otros lugares del mundo dibujando caballos, dibujar, dibujar, papel, papel eso quiero hacer hasta el último día…” –dijo cierta vez a un entrevistador. En otra ocasión relató: “El caballo para mí lo es todo. Es un elemento de poder, de lucha y de fuerza que ha sido utilizado por el hombre”
Los analistas de su obra coinciden en que en los años noventa, Alirio Palacios inició las series de Caballos mágicos, inspirados en la pintura china. En sus diversas series dedicadas al caballo, lo ofreció plasmado en frisos, esculturas hechas a base de hierro y otros metales, y en pinturas.
El artista decía que un primer contacto con China lo inspiró para tomar el caballo como una fuente de inspiración que marcaría una parte de su obra como pintor y escultor. Pero no cabe duda que en sus años de niñez y juventud ya fuera de las humedades deltanas., la estampa de los caballos debió llamarle la atención, como cualquier niño o joven. El caballo nunca ha sido ajeno al paisaje como a la vida venezolana, en tiempos de conquista, de guerras o de paz.
La introducción del caballo en Venezuela a se produjo con las primeras entradas y fundaciones españolas que originaron asientos y establecimientos en el oriente de Venezuela desde la fundación de Nueva Cádiz en Cubagua. De modo que en los movimientos asociados a la penetración del territorio entre la segunda década del siglo XVI y 1535, figura el ganado caballar que primero llegó de Europa a las Antillas mayores antes de pasar a tierra firme. Según José Antonio Giacopini Zárraga, hay seguridad de que intervinieron caballos en las expediciones de Gonzalo de Ocampo, Jácome Castellón, Antonio Cedeño, Diego de Ordaz y Juan de Ampíes. Dicen los cronistas que en la región del Tocuyo y otras zonas vecinas de Lara, particularmente hacia Carora, se criaban muy buenos caballos. En la isla de Margarita también desde temprano en la colonia existía ganado vacuno y caballar. Es indudable que los más notables conquistadores debieron ser grandes jinetes. La ocupación de la región llanera trajo consigo los asentamientos que dieron lugar al auge de ganaderías en las que no estaba excluida la caballar al mismo tiempo que se consolida la creación de un personaje entre cuyas artes domesticar y montar caballos figuró en función de capital importancia: el llanero.
La caballería es clave en la jornada de la independencia americana. Algunas de las caballerías importantes levantadas en el país sirven a las tropas de Boves y Morales el año de 1814, compuestas predominantemente de jinetes los cuales operaron primero en el centro y después del oriente del país donde Boves encontró la muerte en la batalla de Urica. Se estima que estos generales dispusieron de un ejército de cinco mil jinetes el cual además era notable por su organización y efectividad.
A fines de 1814 los generales Bolívar, Ribas y Bermúdez lograron concentrar en oriente cerca de tres mil jinetes. El general español Pablo Morillo contaba el 2 de abril de 1819, cuando se libró la acción de las Queseras del Medio, 2.200 hombres de caballería divididos en 17 escuadrones. En el año 1814, los generales José Tadeo Monagas, Santiago Mariño, José Laurencio Silva, concentraron en Calabozo 3.200 hombres de a caballo. En Carabobo resultan decisivos. También durante la Guerra Federal.
Como instrumento animal, el caballo ha jugado un papel esencial en todas las localidades y entre todas las sociedades del planeta como factor clave en la facilitación del transporte. De tal modo que la atención de Alirio Palacios a los caballos no puede sino obligarnos a registrar esta pérdida humana y del mundo las artes plásticas.
La Fundación Museo del Transporte posee una hermosa y muy variada colección de vehículos de tracción de sangre e implementos utilizados en caballería, en su mayor parte donación de la Fundación Mendoza en el año 1970.
QEPD.
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