jueves, 6 de febrero de 2014

Mi primer Golpe

Este 4 de febrero, estoy de cumpleaños, otro cumpleaños más, aunque yo no haya nacido en este mes, ni lo celebro, ni como torta ni nada, lo recuerdo solo porque aquel lejano día del año 1992, volví a nacer o re-nacer al menos dos veces más. Para aquellos que no sean caraqueños es difícil entender que nuestra vida va de susto en susto. Para mí el 4 de febrero amaneció un poco más agitado que de costumbre, algo estaba ocurriendo muy temprano. Mi familia estaba pegada a la televisión. Se escuchaba el sonido de un avión corrí a verlo, era militar sin duda. Solía hacer eso, y no solo aquel 4 de febrero, sino siempre, desde que tengo memoria para mi era un ritual observar los avioncitos que volaban sobre Caracas, peinando las laderas del Avila para aterrizar en La Carlota. Pero en 1992 era distinto, a los 25 años estaba viendo mi primer golpe de estado en vivo , violencia Real TV . Las imágenes de movimientos militares eran alternadas en el estudio, y se repetían una y otra vez, la cara de la periodista Rossana Ordoñez trataba de disimular la gravedad de las noticias. Cambiamos los canales buscando otras informaciones. Cogí la curva del canal 2 hacia el canal 4 a toda velocidad, para encontrarme el rostro del presidente Pérez, sentado frente a un sobrio telón leyendo un comunicado al país. La gravedad de su gesto no hacía juego con lo que decía. –“ la situación del país ya está bajo control, la rebelión ha sido derrotada por la Fuerzas Armadas...”
La cosa era sumamente grave, para nada me alegré, y eso que CAP no era santo de mi devoción. Como a las 9:00 am, vuelvo a cambiar de canal buscando la confirmación de la noticia, y veo imágenes terriblemente sangrientas del canal 8 el cual había sido tomado a sangre y fuego por militares golpistas que ejecutaron a un vigilante y a otro transeunte que tuvo la mala suerte de cruzarse con una bala. Los estudios de Venezolana de Televisión habían sido retomados por fuerzas leales al gobierno y la DISIP. La cámara mostraba los rostros asustados de los prisioneros en uniforme, rostros jóvenes, imberbes, cuyos ojos le huían a la cámara, mientras permanecían en cuclillas sentados en un pasillo del canal tratando de no mostrar sus caras. La imagen cambia de nuevo y veo un militar en uniforme con boina roja, cara indiada y nariz de cuchillo que es habla frente a una cámara para decir aquella frase que lo catapultó a la fama en complicidad con los medios.

Por Ahora
A pesar de las protestas de mis padres, decidí irme a la oficina, pues tenía una presentación importante ese día. Cuando uno es joven se siente invulnerable. Sabía que era peligroso salir, sería mejor que me quedara, pero como joven que era, desoí todas las advertencias que el instinto materno bien conoce. La periodista Rossana Ordoñez había dicho por TV que ya todo estaba en calma, y como buen venezolano de los de antes, crédulo e ingenuo quedé convencido. Me subí a mi flamante Volkswagen escarabajo rojo y manejé como si nada por la autopista de Prados del este rumbo hacia el C.C.C.Tamanaco donde estaba mi oficina. Allí comenzaron las sorpresas. Al bajar de la rampa tuve que esquivar a un carro que venía a toda velocidad, pero en retroceso. Luego me acerqué a la pequeña redoma que hay entre la autopista y el Centro Comercial, y allí estaba la DISIP y los militares intercambiando ráfagas de fusiles FAL con la Base Aérea. Plomo cerrado. Me fijé que había figuras sobre los edificios del sur de Altamira disparando hacia La Carlota. Sólo pensé en huir a toda velocidad, y yo como buen hijo de la ingenuidad, crucé a toda velocidad el trecho de la autopista por todo el medio de la balacera. Recuerdo que pensaba algo absurdo, que no me dispararían porque era un civil. ¡Que idiota! Como si los militares alguna vez hubiesen respetado a los civiles. Pero luego un siniestro pensamiento me vino como un balazo a la cabeza:

Mi carro era de color rojo

Sería un blanco perfecto para hacer diana. Aceleré a todo lo que daba mi escarabajo, y subí hacia la rampa del distribuidor Altamira, buscando escapar de allí. Pero en plena rampa frente a la Comandancia General de la Aviación de la Base Aérea se encontraba parado un Chevrolet Malibú con la puerta del copiloto abierta y el cadáver de un hombre caído hacia afuera del auto envuelto en sangre. Mis nervios pisaron el acelerador antes que mi pie, al descubrir súbitamente que en la guerra nadie es neutral. Pero la mente tiene formas muy curiosas de reaccionar. Subí hasta Altamira, y en vez de quedarme a resguardo volví a bajar hasta la Autopista y pasé de nuevo entre la balacera tratando de agachar la cabeza. Recuerdo como sonaban las ráfagas de ametralladora, terribles, como una mentada de madre. Mi único pensamiento era escapar de allí y maldecía mi ingenuidad y a Rossana Ordoñez por irresponsable. Mi última visión fue poco antes de escapar hacia Prados del Este bajé la velocidad para ver impresionado a lo que pareciera haber sido un automóvil, no sé ni de qué marca, aplastado como una cucaracha, probablemente por algún tanque o vehículo blindado. Era demasiado para un día, para mi había amanecido ya como tres veces y huí a escape de allí.

Fabián Capecchi

El escarabajo de Capecchi testigo de lo que veían sus ojos.

La Carlota, escenario de enfrentamientos incluso después de “Por ahora”.

Luis José Reyes: Facilitar la creación de Viasa era asunto de Estado

Dirigente sindical fundador de SUTAC en 1958, ‘Motilón’ Reyes ha pasado la vida en talleres de aviación desde los inicios de la ultramoderna planta de mantenimiento abierta por LAV en La Carlota en 1949, hasta hace muy poco tiempo en los de Maiquetía. De ser precursores en América Latina, “hoy no reparamos ni bicicletas” – recalca el experimentado técnico mecánico aeronáutico en sistemas hidráulicos, con más de seis décadas en el oficio

Ramón J. Velásquez comenta en el trabajo Evolución Política incluido en el libro Venezuela Moderna, medio siglo de historia 1926.1976 (Fundación Mendoza, Caracas, 1976): “Los primeros meses de la constitucionalidad democrática (1959) se señalan por la intensa actividad política. Son muy difíciles las discusiones para el acomodo… Las huelgas que estallan en los sectores de comunicaciones, pilotos de aviación civil, pilotos de marina mercante y el sector de los cañicultores son rápidamente liquidadas por la intervención oficial…”.

Luis José Reyes, bien conocido como Motilón Reyes, fue de los dirigentes sindicales que entonces impulsó la huelga de los trabajadores de la Línea Aeropostal Venezolana y RANSA la cual paralizó a finales de 1959, las operaciones aéreas durante 16 días. En el caso de los empleados de LAV, llevaban seis meses sin cobrar debido a la debilidad económica de la estatal.

La fuerza del Sindicato Único de Trabajadores de la Aviación Comercial (SUTAC) emanaba del momento mismo de su creación en 1958 con participación de representantes de las empresas existentes en el país salvo AVENSA, díscola a permitir la participación de sus trabajadores en organismos laborales.

Reyes dijo en conversación sostenida en febrero de 2013, coordinada por su amigo el ingeniero Alejandro Cabrera, ex empleado de LAV, que no sólo fueron las reivindicaciones económicas subsanadas por el gobierno de Betancourt al alcanzarse el acuerdo que poner fin a la huelga. Igual estaba de por medio el problema con los aviones Viscount. Estos presentaban una fisura en las vigas que unen el fuselaje con las alas, cuestión generadora de desconfianza entre los tripulantes y preocupación en los mecánicos quienes como Reyes, eran responsables del mantenimiento y operación segura de las aeronaves.

Los cinco Viscount estaban parados y la empresa sólo operaba sus DC-3, C-46 de carga, y los Constellation aún en servicio.

La presión de la huelga logró el envío a la fábrica de cuatro de los aviones ingleses mientras un quinto, el YV-C-AMV (llamado El Burro), “consideramos no podía hacer el vuelo hasta Inglaterra; quedó aquí para ser reparado en Maiquetía, como se hizo exitosamente” –refiere Reyes. El conflicto provocó la salida de Leopoldo Correa de la presidencia de la aerolínea que pasó a manos del economista e historiador Antonio Arellano Moreno.

Para ese entonces la división internacional había cesado. En noviembre de 1960 tuvo lugar el último vuelo regular Europa-Maiquetía.

La deuda con los trabajadores la resolvieron mediante acuerdo según el cual reconocerían los meses adeudados y prestaciones más 12 de los 16 días de la huelga liderada por 19 hombres y una dama, Pilia, en representación de las aeromozas. Para Reyes era un asunto de honor como otro de los líderes fundamentales que en 1959 luchan en pro de un contrato colectivo favorable a los trabajadores del transporte aéreo.

El gobierno exigió a los huelguistas muestras mostrar la disposición a aceptar las condiciones para reemprender todas las operaciones. “Tenemos una línea directa con Maiquetía desde el despacho del Ministro en Carmelitas” –dijo uno de los voceros gubernamentales. “Nos enteraremos del reinicio de las jornadas si encienden motores de los aviones paralizados”.

“Cumplimos –comenta El Motilón-. Desde Maiquetía –prosiguió- avisaron en el curso de la reunión que así concluyó, el encendido de tres de los veintitantos DC-3 parados dos semanas.”

“SUTAC comprendió las circunstancias nacionales, muy difíciles en lo económico como en lo político” –refirió Reyes al responder a la pregunta de la reacción pasiva del sector sindical de LAV al desprendimiento de las alas internacionales de la Aeropostal y creación de VIASA. Menciona a José González Navarro, presidente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (la entonces vigorosa CTV) y a Humberto Hernández, vocero del sindicalismo ligado al sector transporte. “Sabíamos que podía no ser beneficioso para nosotros aunque debíamos entender que era insoportable al Estado una línea aérea que le dejaba pérdidas… el gobierno plantaba una alternativa que valía la pena probar. Además, VIASA nació apoyada en AVENSA y el prestigio de KLM como respaldo técnico…”.

“AVENSA –puntualiza el entrevistado- nunca fue mejor que la Línea Aeropostal. En LAV estuvimos siempre a la vanguardia todos los aspectos…”.

“Betancourt deseaba demostrarle al país la conveniencia de asociaciones en algunos sectores de la economía entre el sector privado y el Estado. Eso nos pareció razonable y por eso lo apoyamos o no lo objetamos u obstruimos el camino para que el experimento se llevara a cabo, como exitosamente resultó” –expone Reyes antes de precisar: “Estábamos ante un asunto de Estado”.

Reyes ha sido ininterrumpidamente más de cuatro décadas mecánico super especializado en sistemas hidráulicos. Aunque con ciertos quebrantos que supera, apenas ahora puede decirse goza la jubilación pues cuando legalmente alcanzó la fecha para el retiro, no le dejaron abandonar el trabajo y se le recontrató. 16 años adicionales estuvo con Alas de Venezuela.

Para él, ser útil fue su consigna a partir de 1949 cuando siendo muy joven, ingresa a los talleres de la Aeropostal, recién instalados en La Carlota por el gobierno con pleno respaldo de la Rolls Royce.

Fue el primer taller para turbinas instalado en América Latina con los adelantos tecnológicos de entonces, constantemente actualizados hasta la intervención de los mismos por la Fuerza Aérea y la creación de Venemaica.

“Cuando comenzamos en La Carlota, íbamos en autobús hasta Los Dos Caminos, desde donde los trabajadores caminábamos hasta el aeródromo”.

En la década de los 50 estaba en pleno desenvolvimiento una tecnología que se impondría para revolucionar el transporte aéreo comercial. Nuestro país negoció un par de aviones a reacción para pasajeros marca De Havilland Comet. También, De Havilland Vampiros, cazas incorporados por la Fuerza Aérea Venezolana, reforzada a mediados de 1950 con bombarderos English Electric Camberra. En 1956 LAV se hizo con una flota de cinco turbohélices Vickers Viscount.

En La Carlota trabajó Reyes hasta 1954 cuando resuelve pasar a los servicios de mantenimiento de la Fuerza Aérea en Boca de Río, Maracay. Una y otra etapa fueron años de formación y toma de destrezas como overholista técnico en hidráulica en cada una de áreas relacionadas con las turbinas y motores incluso de vehículos militares adscritos al Motoblindado con sede en La Carlota debido a la facilidad para reparar las máquinas de ciertos tanques y transportes de tropa. Estaban equipados con motores de siete o nueve cilindros radiales o en estrella.

Acerca del taller de La Carlota hizo notar que entre los recursos disponibles contaban equipos para galvanoplastia y baños de Selectrón requeridos por determinadas piezas que el personal venezolano trabajaba con propiedad. Recuerda entre los jefes a Pedro Monsalve, Arturo Mera y Antonio Dugarte.

Con pesar afirmó: “Ahora no reparamos ni una bicicleta”.

Duele a Luis José Reyes la involución de la industria aeronáutica nacional la cual no sobrepasó la etapa de los pañales. "Teníamos –recalca- aquellos talleres en los que se podía hacer de todo mucho antes de que Brasil y Argentina mostraran los primeros logros en la época moderna de la aviación."

El periodista Alí Méndez y el ingeniero Alejandro Cabrera, quienes siguen la conversación que tuvo lugar en una pollera en Catia La Mar, comparten cuanto manifiesta Reyes con pesadumbres.

Hizo alusión a problemas con la ubicación de los bancos de prueba debido a los ruidos que en la medida que la ciudad se expandía hacia el Este, molestaba los vecindarios pobladores de las cercanías del aeródromo de La Carlota. Proyectaron uno para situarlo en Cabo Blanco, extremo Este del aeropuerto de Maiquetía –recordó Reyes.

35 años activos los pasó en los talleres de LAV en Maiquetía, a partir de 1957. De sus viejos tiempos en la aviación civil y pasantía por la militar en Maracay, recuerda figuras como la de Guillermo Pacaníns y reconoce en Alfonso Márquez Añez el mejor presidente de LAV, con quien le tocó trabajar y ejercer con fluidez y gran respeto por parte de la empresa, las funciones sindicales desde la directiva de SUTAC, la cual presidió entre 1958 y 1970.

Lo ocuparon labores diversas como el control de accesorios, los sistemas de amortiguadores, magnetos, generadores, bombas de gasolina, gobernadores de hélices. En el trabajo de equipo le resulta imposible dejar de mencionar entre otros a Carlos Pérez Montezuma, Francisco Clotet y Agustín Martínez (Dumbo), en la ya limitada lista de sobrevivientes que incluye a uno de los mecánicos que trabajó para la Aeropostal en Maracay y se vino a Maiquetía con la mudanza de los hangares.

“En 1957 le hicimos el overhauld completo a un Viscount, trabajo del cual éramos responsables los mecánicos venezolanos supervisados por el enviado de la Vickers… Yo fui el asistente del delegado inglés”.

A comienzos de los sesenta, otros fueron enviados para idénticos trabajos.

LAV fue grandiosa y auténtica aula abierta para mecánicos profesionales –reconoció. En el caso particular de Reyes, cuando se propuso diplomarse, contó con un técnico industrial colombiano radicado en el país, José Granados, quien le da instrucción hasta alcanzar la licencia de sexto grado. Tuvieron que esforzarse para alternar las labores del día en los talleres con el estudio nocturno. Lo peculiar fue que en la Aeropostal, él al igual que los demás seguidores de los cursos de instrucción y capacitación profesional, trabajaban con aviones de verdad, operativos.

Alfredo Schael

Luis José Reyes ‘Motilón’, en Catia La Mar. 2013.

El periodista Alí Méndez Martínez, el directivo de SUTAC,  JL Reyes ‘Motilón’ y el ingeniero Alejandro Cabrera Pérez.


Sugerencia de premio periodístico

Dentro de cinco meses tendrá lugar adjudicar los premios nacionales de periodismo. ¿Merece una revista cultural dedicada a museos mención especial aparte de las diversas categorías consideradas a la hora de reconocer la labor de medios y personas ligadas al periodismo? En la historia del Premio Nacional, hallaremos experiencias de distinciones a órganos de información y divulgación cultural pública, general o temática, que satisfacían las exigencias de los jurados convocados cada año ante la proximidad del Día del Periodista -27 de junio-, coincidente con el del Educador.

Para ese próximo entonces debe haber completado sus primeras 36 entregas esta revista virtual publicada por el Estado, dedicada a los museos venezolanos. No es la primera ni única en la historia consagrada a la difusión de la museística nacional. A partir de la organización del primer Museo Nacional (1875), la divulgación del alcance de la misión de este, sus contenidos y labores, no escapó de las consideraciones de aquellos extranjeros y venezolanos sumados a la iniciativa que parte de la nada mas apoyada en la convicción que los museos son clave del desarrollo de cualquier sociedad además de espejo de todas estas, la propia como de la universal.

Museos.ve, revista virtual mensual que acaba de completar su entrega número treinta, llena desde 2011 el vacío comunicacional, de enlace, compenetración, contacto de los involucrados desde adentro e interesados externos en el tema así como entre las instituciones museísticas del país. Quienes se ocupan o han ocupado la vida a servirles.

Museos.ve muestra con facilidad el compromiso editorial con los museos como entes vivos y recurso para la educación y exaltación de valores. La visión de la Venezuela que en los últimos años asignó atención a necesidades físicas y materiales, de organización, funcionamiento así como a los estímulos demandados por instituciones, sus servidores y el público con derecho gozar la impostergable actualización de los conceptos museográficos correspondientes a este mundo exigente donde lo estático convencional debe servir y satisfacer en nuevas concepciones, dimensiones y abordajes, dinámicas inimaginables poco tiempo atrás.

Ha abarcado a nuestras instituciones museísticas públicas o privadas, a los históricos clásicos como a los museos fomentados en los últimos quince años. Estos no suman pocos. Abarcan temáticas jamás consideradas amén de brindar cobertura geográfica extendida y valoración de temas que superan nuestra propensión a prodigar la concentración en las artes plásticas.

Los museos de historia, el Museo del Hombre en fase de construcción, la sede de la Galería de Arte Nacional ya concluida abierta con la muestra homenaje a Francisco de Miranda, representó la culminación forzosa de obra pública de enorme envergadura arquitectónica, significado social y cultural de primera instancia a la vez de reparar la situación a la que condujo al acervo plástico nacional, la ocupación “temporal” del Museo de Bellas Artes edificado sobre planos del joven arquitecto Carlos Raúl Villanueva en las postrimerías del gomecismo.

Museos.ve merecería el Premio Nacional de Periodismo menos por ser medio cultural, de museos, hombres, mujeres hacedores de país, que por el buen periodismo que ejemplifica. Esfuerzo creativo comunicacional debidamente tratado por profesionales en quienes se funde captación de la realidad por difundir: el quien, qué, cómo, dónde, cuándo,… recurriendo a medios de alcance infinito vía electrónica a disposición del nuevo periodismo.

Bastará revisar vía electrónica o física las primeras 30 entregas sin descarrilamiento de la ruta trazada en cuanto al objetivo a satisfacer, desde el punto de vista redaccional y visual logrado con fineza y aciertos. Exhibiendo pluralidad, variedad y el respeto que personas e instituciones lo merecen dentro de la pluralidad que debe signar lo cultural en sociedades igualitarias y democráticas.

Museos.ve es instrumento para formar y actualizar extra cátedra al recurso humano de los museos de Venezuela, área donde un cúmulo de tareas continúa pendiente. Las informaciones y la divulgación abierta de las normas y procedimientos de gestión museográfica, tienen en las páginas virtuales que cada cual puede imprimir según utilidad, intereses y recursos, llega conjugado como debería hacer el buen maestro que enseñe cómo aprehender herramientas esenciales para vivir sin descuidar el cultivo del saber y ubicarnos en contextos donde tenga espacio el proceso enseñanza-aprendizaje.

Que esta gran revista, modesta en todas sus formas y formato, elaborada sin papel ni tintas, con pasión, gusto y alcance desde la coordinación del Sistema Nacional de Museos del Instituto de las Artes de la Imagen y el Espacio, reciba lo que desde ha rato merece.

Alfredo Schael

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