La ocasión es más que propicia porque desde 1983 existe
operativo el subterráneo en constante ampliación, aunque un par de décadas
antes esa fecha Bicentenaria del Natalicio de Simón Bolívar, comenzó el cruce
de ideas bien nutridas que, finalmente condujeron a la creación de la oficina
técnica adscrita al MOP, que se haría cargo de modo formal de la elaboración
del proyecto definitivo que como remate de la fase inicial acusó la puesta en
funcionamiento de la Línea Uno.
La sugerencia del fundar el Museo cobra fuerza en momentos
en que de acuerdo a informaciones provenientes de fuentes confiables e
indagaciones llevadas a cabo por grupos adhoc dedicados al registro histórico
de los autobuses urbanos y extraurbanos con que se ha servido al país desde la
segunda década del siglo XX, varias unidades que prestaron servicio como
Metrobuses, están siendo reubicadas sin mayor consideración no obstante el
valor histórico que poseen.
En el caso de no preservarlas, se perdería parte física de
la historia del Metro de Caracas, del cual ya fueron desincorporados los
vagones franceses iniciales, reemplazados por los CAF que prestan excelente
servicio en las congestionadas líneas por las cuales a diario viajan dos millones
de pasajeros. Aún es posible reconstruir algunos de los vagones iniciales ya
sustituidos que se encuentre en los patios de la estación y talleres en Pro
Patria.
¿Dónde comenzar a resguardar los efectos con valor histórico
que deberían aprovecharse como patrimonio inicial del Museo del Metro de
Caracas? Sugerimos los espacios desaprovechados de lo que queda de la antigua
estación ferroviaria de Caño Amarillo, en donde ha habido tentativas orientadas
a concretar la vieja idea de ofrecerle a la ciudad –como al país- un recinto
dedicado exclusivamente a la historia ferroviaria nacional a la cual debe
añadirse la del Metro de Caracas –supera las tres décadas-, más lo que tenemos
que contarle al futuro acerca de los metros de Valencia y Maracaibo, los
sistemas de autobuses como el de Mérida, BusCaracas y otros más recientes en
diversos estados, los Cable Tren y otras realizaciones que aligeran y ayudan a
la conectividad de los venezolanos mediante sistemas de transporte de avanzada.
En cuanto a las unidades que se encuentran aparcadas en
Caricuao, sin garantía de que subsistan íntegras, sin mayores daños, vale
decir, las que están expuestas al vandalismo depredador, por lo cual están
movilizándolas hacia otros lugares, los apasionados busólogos Edgardo González
y Jean Piert Carrillo, estiman que deberían seleccionarse en función del
sugerido museo dedicado al Metro de Caracas, los vehículos que se enumeran por
ser los más relevantes entre los que están en el terreno de Caricuao:
1) Marcopolo Torino G4, chasis Volvo B10M, un prototipo
único en el país, hecho especialmente para el Metrobús y por lo que se ha
dicho, ni en Brasil lo tienen
2) Iveco Eco Daily 65-14GNC, éste generación de Iveco Daily
no fue comercializado en el país, solo hay esas 4 que operaba el Metrobús,
carrozados por CAndinas (Carrocerías Andinas)
3) Fanabús / Unicar U-90, Renault PR100.2, ensamblados por
la desaparecida Fanabús, solo 70 fueron fabricados entre 1993 a 1994, el de la
foto es el 207
4) Fanabús Rio 3000, Volvo B7R ensamblados también por la
desaparecida Fanabús, solo 26 fueron fabricados
5) Renault PR100.2, segundo lote traídos por Autogago desde
1993, éste es el 106, que se le hizo éste corte para entrenar al futuro
personal de Mantenimiento del sistema Metrobús
Rafael Hernández algo ha procurado en aras de cuidar la
historia del Metro como la de las antiguas líneas de ferrocarril con estaciones
en Caracas además de los tranvías de caballitos y eléctricos. Tiempo atrás lo
visitamos en un espacio dentro de los andenes que subsisten en la porción oeste
de la Estación de Caño Amarillo, de donde en 1883 partió el ferrocarril inglés
que unió Caracas con La Guaira, y años después se agrega la terminal del Gran
Ferrocarril de Venezuela (GFV alemán), justo en lo que resta de la más antigua
de las estaciones ferroviarias que funcionaron en la capital en el siglo XIX y
parte de la centuria siguiente. Hernández organizó una pequeña exposición
fotográfica en el andén de la estación Caño Amarillo, del Metro. Ofrecía varios
documentos de valor.
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