El dictador Francisco Franco, que dirigió España con mano de
hierro de 1939 a 1975. a lo largo de esos 35 años, se movilizó en diferentes
vehículos. Muchos de ellos se han conservado, aunque no todos ya que en aquel
entonces no se veía a los coches como objetos valiosos –afirma en bien
informada crónica el especialista en el tema, Luis Ramos Penabad
Los que sí se conservan desde hace 40 años están en el
cuartel de la Guardia Real, tras el palacio de El Pardo, donde vivió Franco.
Allí estos vehículos son revisados para usarlos, todavía, en algunas ocasiones.
Esos coches son una especie de libro de historia, a través de los que se
observan los vaivenes de la política del régimen, ya que Franco usaba coches
para complacer a sus aliados del momento.
Hay algunas curiosidades que han llegado hasta el día de
hoy. Como Franco era bajito, odiaba los coches altos. Tampoco le gustaba que el
conductor fuera más cómodo que él. Adoraba los descapotables y, aunque España
estuviese arruinada, siempre tenía los mejores modelos de cada época (eso se
sigue observando hoy con los coches de los políticos). Cuando se cansaba de
ellos, los transfería a su mujer, Carmen P0lo (así lo hizo, por ejemplo, con un
Rolls-Royce Silver Wraith de 1950).
También sabemos –escribe Ramos Penabad- que, hasta que en
1974 adquirió varios Cadillac Fleetwood, ninguno de sus vehículos había tenido
aire acondicionado. Eso sí, todos estaban blindados, alguno, como el Cadillac
de 1948, con rudimentarios cristales de cuatro dedos de grosor hechos en la factoría
de armas de Trubia (Asturias), y otros, con planchas de acero propias de un
carro de combate, como el Chrysler de 1964. La mayoría solo lo están en su
parte posterior (donde viajaba Franco), olvidando la seguridad del chófer. Eso
sí, cuando asesinaron a Kennedy en Dallas, se vio que la seguridad era más que
blindaje y a partir de entonces, nunca más se movió en descapotable.
Los carros alemanes de Franco
En 1941, el embajador del alemán en España, el barón Von
Stohrer, entregó a Franco un regalo de Hitler. Era este Mercedes W31 G4 de seis
ruedas del que sólo se fabricaron cuatro unidades. Uno de ellos desapareció en
la Segunda Guerra Mundial, otro lo compró una empresa estadounidense de atrezzo
para el cine y el último lo recibió Mussolini también como obsequio del Führer.
En ese coche viajó el presidente estadounidense Dwight Eisenhower, gran
aficionado a los automóviles, desde El Pardo hasta el lugar en que se alojaba
durante la visita de 1959 que selló el restablecimiento de relaciones entre
Estados Unidos y España. A finales de 1989 María del Carmen Martínez-Bordiú,
reclamó este Mercedes por considerarlo un regalo personal a su padre. Quería
recuperarlo y llevárselo al Pazo de Meirás, pero no lo logró –afirma . Ramos
Penabad-, quien agrega que “El automóvil venía de fábrica con seis valijas en
el maletero, de unas dimensiones estudiadas para que no quedara inutilizado ni
un centímetro de espacio. De 5.400 cc. y 4.400 kilos de peso, alcanza 67 km/h y
consume 38 litros a los cien kilómetros. Al ser un todoterreno, se dice que
estaba diseñado para que los altos mandos se acercaran al campo de batalla.
Pero la Segunda Guerra Mundial impidió el desarrollo de un modelo demasiado
complejo para su época: no hubo ni tiempo ni recursos para fabricar más que
cuatro unidades”.
En El Pardo, Patrimonio Nacional también se conserva el
Mercedes 770 Pullman Limousine blindado y con motor de avión, idéntico al que
usaban Himmler y los jerarcas de las SS. Era lo más avanzado de su época: motor
de aleación ligera, cinco marchas y retrovisores exteriores móviles. Se fabricó
entre 1938 y 1943 y podía alcanzar los 170 km/h gracias a su cilindrada de
7.665 cc y sus 230 CV de potencia. Lo que ocurre es que, con el peso del
blindaje no se aconsejaba pasar de los 80 km/h.
Los coches americanos de Franco
Los nazis perdieron la Segunda Guerra Mundial y Franco se
postuló como baluarte en Europa frente al comunismo. De ahí que se acercase a
los norteamericanos… y comprase un Cadillac Fleetwood de 1948 y varios Buick
Eight.
En la parte de atrás del Buick Eight de 1949 Franco hizo que
le instalasen dos sillones que giraban 360 grados para poder disparar desde el
vehículo descapotable. Esos asientos están tapizados en piel roja y en el
respaldo de los delanteros había apoyos para tres escopetas de caza. A sus pies
aún se conservan unas mantas escocesas ribeteadas de piel para abrigarse.
José Gómez Gallego, chófer de Franco desde 1943, comentaba
en una entrevista antes de su muerte: “El Caudillo usaba el Mercedes que le
regaló Hitler para ir al campo a cazar. Si veía un conejo o unas palomas, me
hacía parar, apoyaba la escopeta en mi hombro y disparaba. Tenía una gran
puntería”. Pero no solo transportaba armas. También llevaba una capilla
portátil en el maletero.
Los coches ingleses de Franco
La aproximación a los británicos en los cincuenta se tradujo
en la compra de tres Rolls-Royce Royal Phantom IV. Uno de los primeros coches
concebidos para el uso exclusivo de jefes de Estado fue uno de los Rolls Royce
adquiridos por España para uso de Franco. Asegura que la aproximación a los
británicos en los cincuenta se tradujo en la compra de tres Rolls-Royce Royal
Phantom IV de una serie entre los que se contó uno como regalo a la princesa
Isabel II de Inglaterra para su 25 cumpleaños, solamente se fabricaron 18
unidades, todas negras. La casa real británica se quedó con cuatro, y también
lo compraron el Aga Khan III, el sha de Persia Reza Palevi y Franco, que
adquirió estos tres en 1952:
• Chasis 4-AF-18: Encargado el 18 de octubre de 1948 y
entregado el 28 de marzo de 1952. Descapotable Mulliner cinco pasajeros con
tapicería verde de cuero y parte trasera blindada. Es el único descapotable en
el mundo.
• Chasis 4-AF-14: Mulliner cinco pasajeros limousine
blindado en la parte trasera. Entregado el 13 de junio de 1952.
• Chasis 4-AF-16: Mulliner siete pasajeros limousine
blindado parte trasera, encargado el 18 de octubre de 1948 y entregado el 4 de
julio de 1952.
Dos de ellos se encuentran en perfectas condiciones y se
siguen utilizando en numerosos actos oficiales. El descapotable se usó en la
boda del príncipe (con una especie de cúpula de cristal a prueba de bales y
aire acondicionado) . También se usa para trasladar a presidentes y primeros
ministros mundiales que vienen a España en visita de Estado (pero solamente en
su primera visita, si no se la considera visita oficial y tienen un protocolo
distinto, menos solemne).
Los coches españoles de Franco
En pleno desarrollismo Franco quiso presumir de poderío
industrial, moviéndose en un despampanante Chrysler Imperial que le fabricó a
medida el empresario Eduardo Barreiros en 1964. A Franco también le entregaron
el Biscuter nº 1000 fabricado. Pero claro, uno de aquellos microcoches
españoles no le interesaba en absoluto y lo vendió. La última información que
hemos visto es que este vehículo se encuentra en el museo de Manuel Ferreira,
en Vigo, con una información que indica que en su día perteneció al General
Franco.
Vuelta a América
A partir de 1970 el régimen se acercó de nuevo al todopoderoso Estados Unidos, necesitado de su poder industrial y militar. Prueba de ello es que se hizo con varios Cadillac Fleetwood, El Dorado y Brougham, al estilo de los coches de otros dictadores de la época. Los conservó hasta su muerte (de hecho, uno fue heredado por la Reina Sofía).
Hace 40 años, el vehículo que se encargó de trasladar el cuerpo de Franco sin vida: un camión Pegaso 30/40, todoterreno, escoltado por la guardia Real y tras el que iba el Rey don Juan Carlos I en el Rolls Royce descapotable.
Texto de: Luis Ramos Penabad. Noticias coches.com
Fuentes: Las Provincias, Guardia Real, El País, Imperial Club, Generalisimofranco.com
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