Estupendo reportaje escrito por Humberto Sánchez Amaya,
publicado hoy en El Nacional (Caracas, 15 11 2015). Agregaremos lo siguiente:
Billo poseía un precioso Lincoln Continental de dos puertas modelo 1958 color
blanco-perlado similar al expuesto en el Museo del Transporte, color negro, de
igual hermosura y dimensiones. El Coche de Isidoro, al cual le cantó, forma
igualmente parte de la colección de vehículos de tracción de sangre de la Fundación
Museo del Transporte. Puede admirarse dentro de la Cochera del Museo. A
continuación el texto del reportaje:
"Billo Frómeta encontró en Venezuela su mejor escape
HUMBERTO SÁNCHEZ AMAYA El Nacional. 15 DE NOVIEMBRE 2015 -
12:01 AM
A Luis María Frómeta Pereira parecía que no se le escapaba
ninguna vivencia. Incluso, cuando estuvo preso por una acusación de bigamia en
1957, aseguró que la guaracha “Ya salió Julián Pacheco” resumía los 100 días
que había pasado en la Cárcel Modelo de Caracas.
Las nuevas generaciones, las que transcurrieron de la
miniteca a la lista de reproducción del iPod, no conocieron la época dorada de
los bailes con orquesta en vivo, pero la referencia está ahí, en cada reunión
familiar donde aún suenan las canciones de la agrupación que lideró Frómeta
hasta 1988, cuando falleció un día antes del concierto en el Teresa Carreño
donde dirigiría a la Orquesta Sinfónica de Venezuela el 28 de abril.
Hoy se cumplen 100 años de su nacimiento en República
Dominicana, donde formó una agrupación que le sirvió como excusa para salir del
país y dejar la carrera de Medicina. Su padre se empeñaba en querer llamarlo
doctor. Era la época del dictador Rafael Leónidas Trujillo, tiempos hostiles,
incluso para los músicos, a quienes consideraban parte de un oficio inferior,
según contó el compositor en una entrevista a El Nacional en 1987 a la
periodista Natasha Salazar.
En 1937 llegó a Venezuela y la Santo Domingo Jazz Band fue
contratada para varios toques en el Roof Garden del Hotel Madrid, frente a la
Plaza Bolívar de Caracas. La primera canción que interpretaron en el local, y
en el país, fue el merengue dominicano “Caña brava”. Poco tiempo después el
conjunto cambió su nombre a Billo’s Happy Boys para luego, en 1940 formar la
Billo’s Caracas Boys.
Poco a poco se convirtió en el compositor de canciones que
registraron la cotidianidad de una Venezuela que empezaba a vivir la renta
petrolera.
El cineasta Fernando Venturini, director del documental A
gozar con Billo (2003) asegura que las piezas del artista reflejaron la
transición a la democracia y el desarrollo de la ciudad. Cita como ejemplos
“Cuando terminen la autopista” y “La vaca vieja”. “Se empezaba a sentir la
abundancia del petróleo. El siglo XX llegó tarde a Venezuela y él lo registró.
Me encontré con una persona con muy pocos defectos. Quizá el único era su
debilidad por las mujeres”, relata el realizador sobre el arreglista que llegó
a tener 14 hijos.
Memo Morales, que cantó en la Billo’s Caracas Boys, recuerda
aún con agradecimiento un hecho importante. “No le gustaba que sus músicos
tuvieran problemas económicos. En los sesenta mi mamá no había podido terminar
de pagar el apartamento y él le dio el dinero. Dijo que era un regalo”,
detalla.
Ely Méndez, que también compartió escenario con Frómeta,
cuenta que una vez en el Club Táchira los hicieron parar de un restaurante. No
querían que los músicos se sentaran en el lugar. “Estábamos Cheo García, Memo y
yo. Le contamos al maestro. Se molestó, agarró sus peroles y nos fuimos”.
El compositor también tenía sus reservas con los nuevos
ritmos. En 1975 en entrevista con Manolo Olalquiaga en El Universal calificó
como “estruendo infernal” lo que hacían los Beatles y los Rolling Stones. Al
mismo reportero, dos años después le habló sobre la salsa. Lamentó reconocer
que vendía mucho, pero que no había comparación entre canciones como “Son de la
loma” y “Mentira”, tema del disco De ti depende de Héctor Lavoe, que tildó de
horrible. “Descenderá un poco y quedamos Los Melódicos y yo”, indicó.
El veto. Magdalena Frómeta, hija del artista, reafirma las
calificaciones que destacan el legado de su padre. Sin embargo, reconoce que
hubo mezquindades. “La asociación de músicos que presidía Aldemaro Romero lo
vetó por un problema sindical. Además llegaron a calificarlo de perezjimenista.
Él le tocaba a todo el mundo, no pertenecía a ningún partido. Se presentaba en
el Country Club y en las plazas con el mismo entusiasmo”.
Se refiere al veto impuesto en 1958 por la Asociación de
Músicos del Distrito Federal y Estado Miranda por contratar a un saxofonista
dominicano que no se inscribió en el sindicato. Durante casi dos años no pudo
presentarse y se residenció en Cuba.
Fernando Venturini también se refiere al hecho. “En ese
momento cuando se involucra en la formación de Los Melódicos por petición de
Renato Capriles. Los primero arreglos son de él. La rivalidad entre ambos fue
más un mito, igual que con Luis Alfonzo Larrain”, acota.
Celebraciones con diferencias
El centenario de Billo Frómeta no tiene una sola celebración
por diferencias familiares.
Magdalena Frómeta organizó Las canciones de Billo, escrita
por Federico Pacanins, que se llevó a cabo el viernes y sábado en el Teatro
Teresa Carreño con Memo Morales y Estelita del Llano. Se repetirá en el
Trasnocho Cultural los días 26 de noviembre, 3 y 10 de diciembre.
“No tiene nada que ver con ninguna agrupación, mi homenaje
es a la persona. ¿Además, cuál orquesta? Hay varias. Es un cuento triste”,
asegura.
La otra celebración comenzó ayer en el Aula Magna de la UCV
y culmina hoy con un show a las 11:00 am y otro a las 4:00 pm. Se titula
Billo's Sinfónico y participan la Orquesta Billo's Caracas Boys, la Orquesta
Sinfónica de Venezuela y el Orfeón Universitario. Uno de los organizadores es
Adrián Frómeta, nieto. “Cada familiar busca su forma de rendirle tributo. No
tenemos tanto contacto, realmente. La que represento es la que tiene el nombre
original. Las otras son Voces de Billo y Billo’s Internacional. La sucesión
pertenece a todos los hijos”, afirma.
Pasado mañana a las 5:30 pm Andy Durán y su Big Band hará lo
propio en la plaza Bolívar de Chacao".
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