domingo, 4 de diciembre de 2011

Lecciones de una de las más emocionantes aventuras


El estar rodeado por los cuatro costados de los aviones y naves espaciales que marcaron la historia aeronáutica mundial, fue sin duda emocionante. Tanto como el descubrir que el inmenso Museo Smithsonian del Aire y el Espacio ubicado en la ciudad de Washington D.C. opera como una eficiente máquina aceitada gracias a personas voluntarias que aportan su talento y tiempo a mantener el prestigio de que este Museo sea uno de los mejores del mundo. Su pago, es que cada visitante salgan con una sonrisa de satisfacción y las ganas de volver allí apenas tengan una nueva oportunidad.
Este edificio de dos plantas ubicado en el corazón de la capital norteamericana, Washington D.C. alberga una de las colecciones de aviones y naves espaciales más grande y variada del mundo. Allí encontrarán aeronaves cuya fama les precede. El Bell X-1, primer avión supersónico del mundo, el Ryan NYP de Charles Lindbergh, el Lockheed X-15 primer en superar la velocidad de Mach.3, el Rutan Voyager primer avión en darle la vuelta al mundo sin escalas, la aeronave Spaceship one, primera nave espacial civil, una réplica del satélite Sputnik o las cápsulas espaciales originales  del proyecto espacial Gemini, Mercury  y la cápsula del Apolo 11, que lo dejan a uno sin habla.
La vista a este museo aeronáutico se convierte en un viaje por una de las más emocionantes aventuras de la humanidad, el vuelo. Desde sus más humildes comienzos, globos y proyectos aéreos, pasando por la sala donde está el avión original de los hermanos Wright , la evolución del aeroplano y su desarrollo hasta que transformarse en los vehículos espaciales que lograron  superar con éxito los límites de nuestra atmósfera hacia recónditos lugares del espacio buscando respuestas sobre nuestro propio origen.
Las distintas salas del Museo recrean magníficamente y con un realismo muy bien logrado, los más famosos aviones de la historia, utilizando aviones originales, modelos a escala, dioramas, fotos, y videos todas transformaciones que la aviación fue generando a medida que avanzaba y ampliaba su alcance.
Así es como se puede observar en la sala de los pioneros uno de los planeadores de Otto Lilienthal, aeroplanos famosos como el Bleriot IX, o el Demoiselle de Santos Dumont; salas como la de la Primera Guerra Mundial, muestran como el aeroplano se calzó las espuelas transformándose en una temible arma de guerra.  
Otra de las salas muestra con lujo de detalles  el avance y desarrollo de la aviación civil luego de la primera guerra mundial, así como el nacimiento de las líneas aéreas comerciales, cuyo sitial de honor lo ocupa el venerable Douglas DC-3.
También hay varias salas dedicadas a la aviación militar de la Segunda Guerra Mundial; una que nos permite subir a bordo de un portaviones en el océano Pacífico y la otra en la que descansan los cazas más famosos que lucharon en los cielos de Europa.
El advenimiento de la era a reacción tiene también su sala, donde se puede apreciar varios de los primeros jets  de la historia, y destaca el caza a reacción alemán Messerschmitt Me.262, máximo exponente de la tecnología alemana de los años 40.
Para terminar la visita está la impresionante sala dedicada a la exploración espacial, donde se puede ir saltando de planeta en planeta  a través de las distintas misiones espaciales n tripuladas y admirar detalles interesantísimos sobre los viajes espaciales tripulados a la luna; los trajes espaciales,  equipos y herramientas que se utilizaron, los alimentos que fueron consumidos y hasta la forma como se asean en la estación espacial Mir o la Estación Internacional.
El Museo del Aire y el espacio Smithsonian tiene tantas cosas que ver y admirar, que les será difícil disfrutarlo en detalle en un solo día.
Fabián Capecchi


Las fotografías tomadas Washington por el celular de Fabián muestran, en el mismo orden: avión Spirit of Saint Louis en el cual Charles Lindbergh visitó Venezuela en 1928; Boeing 247, primer avión comercial construido todo metálico; emblemáticos Douglas DC-3 de Eastern Airlines y la cola del trimotor Ford AT4 de American Airlines; frente a frente dos monumentos gloriosos de la aeronáutica del siglo XX; cápsulas espaciales tripuladas rusa y estadounidense tal y como se ven acopladas durante misiones que forman parte de los grandes avances tras la conquista espacial. 













































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