Gracias por el comentario del
señor Camps Briceño. El Museo del Transporte Guillermo Jose Schael cobraba dos bolívares
cada entrada de adulto. Muchos de los que llegaban argumentaban algo
desfavorable a nuestro derecho a ofrecer lo que el Museo es o ha sido. Insultos
entre los más peregrinos argumentos soportaban quienes estaban encargado de
canjear el ticket por un par de bolívares (de los viejos).
Así las cosas, la
directiva optó por suspender el cobro con lo cual dejamos de diferenciarnos del
resto de las instituciones museísticas en casi todas partes del mundo donde el
visitante contribuye con algo de dinero al patrocinio de las instituciones
ofrecen servicios culturales, de recreación, conservación de patrimonios,
etcétera. No fue un decisión impuesta por gobierno alguno.
En principio eso
resolvimos para salvaguardar el respeto que merece cualquier persona en el
desempeño de sus funciones, en el caso que nos ocupa, cobrar un modesto
estipendio por concepto de entrada. Dudamos que nuestro país, alguien cancele
10 dólares para ingresar a cualquier museo o exposición a no ser en el caso de
los eventos comerciales organizados periódicamente por quienes se ocupan de tales
asuntos.
Cuesta trabajo suponer que alguien que ingrese al Museo del Transporte
en Caracas, asuma sin remilgos sufragar el equivalente a 10 dólares (o menos) a
título de contribución al sostenimiento de colecciones , remuneración al
personal, sufragar gastos propios de instituciones museísticas cuya prioridad
es conservar patrimonios con que cuenten en aras del bien público, la educación
y la cultura.
Muy ilustrativa la experiencia del museo al cual alude en el
comentario del señor Camps Briceño. Gracias le damos por ofrecernos tan
interesante información. Para abundar en el tema de la gratificación por uso de
espacios, informamos a los interesados que, por ejemplo, el Consorcio
Fonbienes, contraviniendo lo establecido en convenio que tiene con la FMT, apenas
cancela cuatro dólares (4US$) en su equivalente actual en bolívares (cuatro mil
bolívares mensuales a la tasa de cambio libre), por el usufructo del espacio
que ocupan las instalaciones que regenta en el área norte del Museo, donde
están ubicadas valiosas piezas ferroviarias a cuya conservación está igual de
comprometido por el mismo contrato, pero desatendidas por el concesionario.
Los
directivos con los quienes tratamos el tema que por no resolverlo lastima el
funcionamiento del Museo, se resisten no a bondades sino al puro y simple
cumplimiento de lo convenido en el contrato hasta esta fecha vigente.
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