Cuando el doctor Ramón J. Velásquez asumió la Secretaría de la Presidencia de la República, el jefe de los edecanes del presidente Rómulo Betancourt (1959-1964) lo alertó acerca de la existencia de un cúmulo apreciable de paquetes y bolsos grandes arrumados en el sótano del palacio, sobre los cuales los soldados dormían siesta, fumaban a escondidas, etcétera.
Programaron visitar el lugar en donde Velásquez se percató de que se trataba nada menos que de la correspondencia y documentos de los gobiernos de Castro y Gómez que venían menospreciados desde hacía décadas, jamás objetos de consideración ni atisbo de organización. Alarmado, Velásquez ordenó aislar ese material para iniciar su rescate y ordenación de lo cual resultó nada menos que los cimientos del Archivo Histórico de Miraflores cuyos boletines mensuales constituyen una colección de documentos sin una letra de desperdicio para los investigadores e interesados en el tema histórico, cada volumen con su respectiva introducción y cada capítulo o sección con una nota relacionada con los textos que el lector encontrará, redactada personalmente por Velásquez, no sólo mientras ejerció el cargo en Miraflores hasta febrero de 1964 sino que después prosiguió la tarea de revisar los textos y elaborar los epígrafes correspondientes., lo cual se impuso con disciplina y compromiso con la historia de Venezuela.
La Fundación para el Rescate del Acervo Documental (FUNRES), creada por Virginia Betancourt Valverde y Ramón J. Velásquez, hizo posible localizar, ordenar y entregar a la Biblioteca Nacional, centenares de documentos dispersos entre los cuales se cuentan numerosos periódicos de poca circulación, precaria presentación y durabilidad en el tiempo que contienen tesoros informativos capitales para dar inicio o concluir muchas investigaciones,... Suponemos que con este par de recordatorios quienes sepan entender comprendan que no existe nada despreciable a la hora de ir al encuentro de un dato o referencia que por más irrelevante que sea para alguien en particular puede para otro ser la pieza que falta para completar el rompecabezas. Es mayúsculo el esfuerzo requerido en Venezuela para darle relevancia al patrimonio. Y que ese no se logra llenando un puesto en convenciones internacionales como la que celebrada hace pocas semanas en Turquía, convocada por la UNESCO.
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