En días como estos, comienzos de mayo, el primero, nombrado Fama, viene de La Habana, fletado por gobierno, con oficiales de transporte para el ejército realista; se le detuvo y apresa en operación de la goleta Espartana.
Según el mismo parte redactado por el almirante José Padilla, jefe patriota líder de la Batalla del Lago celebrada el 24 de julio, en fecha 5 de mayo, coincidiendo con la Espartana, vino también la goleta americana nombrada Peacock, su capitán Mr. Peter Storn, procedente de Nueva York, cargada de víveres y despachada para puertos colombianos.
“Su capitán se unió a nosotros” un vez se acerca a la Barra el 5 de mayo de 1824 -detalla el parte de Padilla, documento en 1891 reproducido -al igual que otros papeles importantes- por El Zulia Ilustrado, revista mensual dirigida por López Rivas, bastante similar al contemporáneo caraqueño El Cojo Ilustrado fundado por Herrera Irigoyen.
El bergantín Fama fue echado a pique en dos meses más después pues perturbaba su ubicación y distraía marineros que servían más abordo de las unidades patriotas alistándose para el combate inminente.
En 1973, el contralmirante Antonio Eljuri Yanes logró publicar en la entrega conmemorativa 244 de la revista El Farol, editada en Caracas por la Creole Petroleum, su versión muy ilustrativa por exhaustiva, de cómo a las fuerzas republicanas las reorganizan para rematar a las realistas con poder no obstante la derrota en el Campo de Carabobo. Las había diseminadas con poder de combate expandido sobre el territorio grancolombiano en aquellas fechas prevías a la Batalla Naval, tejida con visión de auténticos estrategas, con naves de diverso tipo las cuales debido al calado para penetrar al lago, causan dificultades para avanzar en la navegación, pero que una vez dentro del lago tendrían magnífico desempeño no obstante las condiciones de la flota con la que Morales contaba de las aguas del Lago que había hecho su bastión.
Luego de la derrota de los realista en Carabobo, Puerto Cabello quedó como reducto a partir de donde los españoles se proponían recuperar lo perdido con recursos de Cuba y Puerto Rico. Compitieron en varios frentes con las fuerzas republicanas que algunas veces ganaban combates y otras no, como fue en el caso de Maracaibo, hacia donde el general Francisco Tomás Morales emprende ofensiva a partir de agosto de 1822, con 1.200 hombres embarcados en Puerto Cabello en 14 naves. Alcanza un mes más tarde la toma de Maracaibo “donde ejerció un mando despótico y autoritario”.
En posesión de plaza de tal importancia, “con la fuerza adecuada y la libertad de movimientos que le daba el mar, Morales podía operar en varias direcciones divergentes, lo que ocasionaría una división de las fuerzas republicanas”, se despejó temporalmente un escenario que se le complica con el paso de los meses.
La independencia de la República de Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá sí estaba amenazada al igual que la campaña del Sur que Bolívar preparaba.
Ello influye en los jefes republicanos que se alistan para enfrentar a los realistas.
El general Carlos Soublette asume la responsabilidad de ofrecer la respuesta apropiada. Se procede a organizar el numeroso ejército requerido el cual se repartirá hacia Oriente, Centro y Occidente para completar además cinco frentes que se le abrirían a Morales por tierra y mar.
El 15 de enero de 1823, el general Mariano Montilla ordena el bloqueo de las costas del Golfo de Venezuela con lo cual aísla a Morales de Curazao y las demás islas del Caribe.
La conquista del mar, convertida en crucial para asegurar será entonces el terreno donde cada quien se enfrentará al otro.
La fragata Constitución y la corbeta Ceres parten de Puerto Rico y Cuba con la suerte de que logran derrotar el 1 de mayo de 1823 a las corbetas republicanas Carabobo y María Francisca en faena de bloqueo de Puerto Cabello.
Padilla y su estado mayor resuelven el día 3 de mayo forzar la barra de Maracaibo pues el poder naval español reforzado por los dos buques llegados a nuestras costas, era superior al conjunto reunidos en Los Taques.
Corre el 5 de mayo cuando se hace presente la nave Esperanza. Pero el 7 de mayo, “el almirante Padilla, con su escuadra compuesta por cinco bergantines, siete goletas y una respetable división sutil, inicia la atrevida y riesgosa empresa de forzar, a fuego vivo, la inexpugnable barra de Maracaibo, enfrentando sus poderosas baterías, y después de siete días de indecibles trabajos y penalidades, fondea en los Puertos de Altagracia, desde donde operaría en el futuro, hasta coronar con el inmortal triunfo de Maracaibo en sus operaciones”.
“Setenta y un días permaneció la escuadra de Padilla dentro del Lago y libró varias acciones contra la realista, entre ellas un desembarco en fuerza contra Maracaibo el 16 de junio, los combates navales del 20 de mayo, 25 de mayo y 23 de julio, y por último, el del 24 de julio, que concluyó con la resistencia realista y liquidó definitivamente su gobierno en Venezuela”.
La Batalla del Lago de Maracaibo – afirma el cronista Fernando Guerrero Matheus – puso término el 24 de julio de 1823 a trescientos años de dominación española en nuestro país, consolidó la libertad de la Gran Colombia, selló la independencia de Venezuela, y dio nueva influencia e impulso vigoroso a los planes continentales del Libertador”.
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