viernes, 25 de abril de 2014

Tito Salas y vapores franceses

El año de la muerte de Simón Bolívar en Santa Marta, Colombia, un italiano más de los del Norte, resuelve venir a América. Giuseppe Corti, canoso estaba cuando emprende la búsqueda de horizontes tal vez más remunerativos. Se embarca en alguno de las naves precarias que desafiantes cruzan el Atlántico lo cual le fue posible sólo cambiando previamente de nombre. Aborda el velero documentado como Joseph Paredi. Durante la escala en Tenerife, sube una muchacha que también viene para La Guaira. Es María de la Merced Rodríguez, con quienes luego de flirteos se comprometen con miras a formar familia. La emoción del noviazgo la lleva a plantearle a Giuseppe que cambie de nombre. Acoge la sugerencia de apellidarse Salas. Formalizada la unión, habrán de nacer sucesivamente José Antonio, Juan Francisco, José María, Jesús, Cecilia, Elías, Eduardo y Eliseo Salas Rodríguez, todos caraqueños El mayor de los varones contraerá nupcias con Dolores Díaz, quien dará a luz en 1887 al varón bautizado en la iglesia de Antímano, al Sur Oeste de Caracas, como Británico Antonio Salas Díaz.

Su padre José Antonio, con buen dominio del arte de la fotografía, y Martín Tovar y Tovar, pintor respetado por los estudios en Francia y obras aplaudidas, establecieron en el centro de la capital un estudio donde fundían las notables destrezas de ambos artistas. La relación entre ambas familias permite que Tovar y Tovar descubra el talento artístico de Británico Antonio quien, como el abuelo italiano, opta por cambiarse el nombre, aunque por razones distintas. Adopta por hacerse llamar Tito.

Así comienza a concursar en los certámenes promovidos por el gobierno que auspicia las artes plásticas. Era casi niño cuando la admiración de los jurados recomienda el premio ofrecido por el presidente Cipriano Castro: beca de 300 bolívares para viajar a París en plan de estudios. No cristalizó la primera vez pero ninguna intriga fue capaz de impedir que Tito salga de Venezuela a impregnarse de cultura en Europa y ligarse a los grandes maestros que guiarán el complemento siempre posible de las habilidades del intelecto. Así emprende el primero de muchos viajes.

El 24 de abril de 1905 - hace 109 años - llegó a París. Casi acababa de desembarcar en Saint Nazaire, desde donde regularmente parten o atracan a la vuelta del Caribe, los vapores Guadeloupe (el mismo en que se fue a curar para no poder regresar a su tierra el presidente Cipriano Castro), el Venezuela y el Perou, los tres trastlánticos de gran clase o elevada categoría, de entre 8.500 y 8.933 toneladas, de 14 millas de andar, provistos de instalaciones de telegrafía inalámbrica con cobertura de 2.000 millas de distancia, cabinas de lujo, de familia primera clase de 1ª categoría, de segunda y tercera categorías, equipadas con todo el confort moderno, comedor espacioso con ventiladores eléctricos, mesitas de dos hasta diez puestos, cocina francesa excelente, vino tinto y blanco al gusto, salón de conversación, biblioteca, escritorios, baños fríos o calientes de agua dulce y agua salada, fumoir y bar, gabinetes de toilettes estilo moderno, iluminación eléctrica de todas las localidades del buque.

Estaban programados para zarpar de La Guaira cada 28 días. Es el mismo medio en el cual Tito retorna en 1911 trayendo consigo varias pinturas de gran formato pero sobre todo, una obra que causa sensación pues irá a completar en el Salón Oeste, la majestuosa ornamentación del Capitolio Federal realizada por Tovar Tovar, autor del plafón instalado en el Salón Elíptico.

El tríptico pintado por Tito Salas destaca – dijo la crítica recogida por Rafael Pineda en libro biográfico crítico descriptivo de la totalidad de la obra artística de Salas - al Libertador Simón Bolívar en tres momentos de su vida durante los cuales, la calamidad la convierte en acción, ejecuta en medio de la contingencia, señala la vida agitada de Bolívar, su valentía y grandiosidad poco comunes…

Sólo los anticipos noticiosos acerca del arribo de ese tríptico galardonado parte del equipaje embarcado en alguno del trío de grandes vapores de la Compagnie Generale Trasatlantique que anclará en La Guaira en la primera mitad de 1911, determinan que a la estación ferroviaria de Caracas concurran tres mil personas emocionadas por la llegada del joven con apenas 23 años edad, imperecedero hasta nuestros días pues don de gente y obra tan admirada hacen de él personaje fundamental e inagotable en la plástica nacional.

Caracas 1905. Toma desde torre la Catedral. Esa ciudad sólo conocía el Cadillac 1904 importado de Estados Unidos por el doctor Isaac Capriles. Fue el primer automóvil que circuló por las calles de Caracas y Venezuela. Col. VFA.
La Guaira en 1905 con barcos de la flota de Estados Unidos en el puerto.
Guadeloupe, trasatlántico de la CGT
El nuevo vapor Le Havre fondeado en Saint Nazaire en 1905
Paris 1905. Al fondo Notredame. Circulación a orillas del Sena
Paris 1905. Circulación cerca de La Madelaine.
Paris 1905. Las sorpresas que aguardaban a Tito Salas.

Parte principal del avión concebido y tripulado en París en 1905 por un brasileño. Se trata del modelo  Santos-Dumont N o 14 Biis. Aquí se le ve durante el traslado al campo de pruebas. Santos-Dumont está a la derecha que lleva un sombrero de “derby”

Paris1905. Salón del automóvil. Una marca inglesa expone sus vehículos a motor.

París 1905. Avenida de la Grande-Armadae recorrida por el tranvía.
 
Tito Salas Revista Elite 1925

Tito Salas entre los añ¦os veinte y treinta dedicado al tema Bolívar


No hay comentarios:

Publicar un comentario