jueves, 24 de abril de 2014

Esperando el milagro de José Gregorio Hernández


N.R. El fallecimiento del Santo de los Venezolanos, José Gregorio Hernández, se debió a un accidente en el que estuvieron involucrados un tranvía eléctrico y un automotor. En 1919, el doctor Hernández salía de su casa para ir a efectuar un servicio humanitario como médico de los pobres que era, cuando al intentar cruzar la calle a la altura de la esquina de Urapal, en La Pastora, él avanza sin cuidado por delante del colectivo estacionado – algo que nunca debemos hacer -, lo sorprende por la izquierda, sin que el conductor logre frenar a tiempo, un sedán Hudson Exxex del año 1917, otro de tantos carros a motor que ya circulaban en la capital. José Gregorio cae de espaldas y se golpea la cabeza contra el filo de la acera. Había poco que hacer cuando pocos minutos más tarde, fue ingresado al hospital Vargas, en donde comprueban la cesación de los signos vitales. A partir del multitudinario sepelio debido al prestigio profesional que lo avalaba más la obra caritativa que realizaba en función de los menos favorecidos, el llamado Siervo de Dios se enquista en el alma del pueblo venezolano el cual lo tiene como Santo de hecho pues el proceso conducente a la beatificación, lo retrasa –aseguran los entendidos, falta de pruebas ante casos milagrosos no sustanciados a favor de los cuales pareciera haber ausencia de enérgica voluntad e influencias. En otros lugares del mundo, casos como el de nuestro José Gregorio Hernández resultaron más que suficientes para llevar a otros seres a los altares con bastante menos condicionamientos de parte de las autoridades eclesiales a las que corresponde resolver caso por caso. Tomamos de la revista dominical Estampas, prestigioso encarte semanal del diario El Universal durante 60 años, el texto que sigue - para aprender y contribuir a la causa - cuyo contenido bien realizado sitúa en el estado actual del caso José Gregorio Hernández en el seno de la Iglesia venezolana y romana. Lamentablemente estamos ante el caso de una vida piadosa, un hombre superado, estudioso, buen médico, vida al servicio de Dios y del pueblo, truncada por accidente vial determinado por acto imprudente, como suele ocurrir de tristes consecuencias. 
Este es un sedán cuatro puertas Hudson Exxex 1917 tal y como se presentaba en el catálogo del fabricante estadounidense Hudson uno de cuyos modelos era el Exxex. Un carrazo para cinco pasajeros en aquella segunda década del siglo XX. ¿Cuántos había en Caracas? En la ciudad circulaban no menos de 500 automóviles. En 1911 comenzó la importación masiva de automotores con la traída a partir del mes de agosto de los primeros modelos T de Ford, conquistadores de todos los caminos y punto de  partida de lo que el peridista e historiador del automóvil, el baseball y los deportes en Venezuela, llama “metástasis del automóvil”. Reproducción de Autolit.


En las siguientes lineas dejamos un reportaje tomado de la revista dominical Estampas, de El Universal. Domingo 20 de abril 2014 sobre el Dr. Jose Gregorio Hernandez


Esperando el milagro de José Gregorio Hernández

El 26 de octubre se cumplen 150 años del nacimiento del médico trujillano al que veneran millones de venezolanos. La iglesia católica trabaja intensamente por lograr su beatificación y pide a los fieles documentar ante las parroquias los favores recibidos de parte del llamado "siervo de Dios".

por EFRAÍN CASTILLO | imagen: DAVID MARIS |





En el rostro de Carmen Rodríguez se dibujan, profundas, las líneas de expresión de sus 56 años. Ha esperado durante al menos una hora al sol en la plaza Candelaria en Caracas a que abran la puerta de la iglesia. El sudor corre a chorros por su cara, pero no le molesta el calor ni que la edificación eclesiástica esté entre andamios y polvo por su remodelación. Para esta ama de casa caraqueña lo importante es acercarse, como todos los lunes, a la capilla ubicada en el interior del templo y honrar con una oración a José Gregorio Hernández, cuyos restos reposan allí desde hace 38 años.
En las manos lleva un pequeño ramo de flores y en la mirada y las palabras se siente el agradecimiento por lo que considera son los dos grandes milagros que le ha concedido el médico de Isnotú, nacido en 1864 y fallecido en 1919 en una calle de La Pastora, en Caracas.
"Yo soy devota de él desde hace mucho tiempo. Le rezo todos los días y hasta le tengo un altar en la casa. Hace 24 años salvó a mi hijo. Por una enfermedad casi no veía y lo tenían que operar porque estaba a punto de perder un ojo. Yo le recé tanto que mi niño me contó que vio al doctor José Gregorio junto a los otros médicos en el quirófano. Cuando salió, mi hijo había recuperado la visión. Hace dos meses también me ayudó a mí. Me había dado un principio de ACV, no podía mover los brazos ni las piernas y yo me encomendé a él. Después de unos días, aquí me ve de pie, recuperada, él me sacó de esa situación", dice mientras se persigna frente al óleo de Hernández que se observa al fondo del nicho y que lo muestra con mirada serena, bata blanca y estetoscopio al cuello.
En Venezuela son millones de personas las que, desde hace casi un siglo, confían particularmente su salud o la de sus familiares a José Gregorio Hernández. En un país en el que 92% de los habitantes son católicos, prácticamente no hay persona que no lo lleve en una medalla o una estampita o que no lo invoque para aliviar alguna dolencia física, por pequeña o grande que sea.
Conocido como "el médico de los pobres" o más familiarmente como Goyito, varios hospitales y clínicas del país llevan su nombre o tienen en sus instalaciones una estatuilla suya; la casa donde nació, en el estado Trujillo, es visitada por miles de fieles que peregrinan de todas partes de la geografía para pedirle la sanación o "pagar promesa" por ella, y en las paredes del lugar hay cientos de placas honrando los favores concedidos, que van desde un embarazo sano a la superación del cáncer.
Pero aunque miles dan fe de su gracia y el fervor popular lo ubica en los altares de los santos, técnicamente para la Iglesia Católica todavía José Gregorio Hernández no puede considerarse como tal. De hecho, la santificación es el último rango de una serie de cuatro títulos, de los que Hernández ya ha alcanzado dos.

A propósito del aniversario 150 del natalicio del médico, la Conferencia Episcopal Venezolana está haciendo esfuerzos especiales para conseguir que Hernández suba un escalafón más en su camino hacia la canonización. Se constituyó una comisión multidisciplinaria que incluye no solo a sacerdotes sino también a académicos, médicos e historiadores para difundir la vida y obra del trujillano y, sobre todo, para promover su proclamación como "Beato", penúltimo pasó antes de ser denominado "Santo".
"El primer objetivo es dar a conocer la vida ciudadana ejemplar y la vida santa de este ilustre venezolano -comenta Monseñor Fernando Castro, obispo auxiliar de Caracas y vice postulador de la causa de beatificación de José Gregorio Hernández. En segundo lugar, queremos recopilar el mayor número posible de testimonios que muestren la acción de Dios a través de José Gregorio Hernández, para estudiarlos y documentar los presuntos milagros que puedan ser elevados a la Congregación para la causa de los santos en la Santa Sede, como prueba para considerar la beatificación; y, en tercer lugar, queremos crear el clima de oración para que Dios conceda la gracia de la glorificación de Hernández. Recordemos que el milagro es la manifestación del dedo de Dios en la vida de alguien. Es algo que no puede explicarse y que se dará cuando el Señor lo quiera. Por eso debemos orar en familia, en comunidad, demostrando nuestra fe y pidiendo con humildad".
La causa de glorificación de José Gregorio Hernández ante el Vaticano fue iniciada en 1949 por el entonces Arzobispo de Caracas. Luego de ser declarado "Siervo de Dios", el Papa Juan Pablo II le otorgó en 1986 el estatus de "Venerable". "Esto es un avance importante -apunta Castro- porque ese decreto es una afirmación solemne de la Iglesia de que José Gregorio Hernández vivió heroicamente las virtudes teologales y cristianas; es decir, la fe, la esperanza, la caridad, la generosidad y la ciudadanía de una manera ejemplar".
Pero ¿por qué ha tardado tanto en llegar la calificación como beato? Según aclara monseñor Castro, las autoridades eclesiásticas deben certificar fehacientemente un milagro médico concedido por Hernández, algo que no ha sido posible. "En 1987 y en 2009 sometimos a consideración de la Santa Sede dos presuntos milagros. Sin embargo, en su momento y después de rigurosas evaluaciones, las comisiones médicas del Vaticano los rechazaron por considerar que las curaciones, por otra parte sorprendentes, podían haberse dado por causas naturales o como consecuencia del tratamiento médico que se aplicó".
El obispo auxiliar de Caracas descarta que la beatificación haya sido obstaculizada por el uso que se le da a la imagen de Hernández en cultos no católicos como la santería o en ritos de magia negra. "No creo que eso haya incidido. No está en nuestras manos controlar lo que se haga con su figura más allá de lo que promovemos, pero la Iglesia católica sigue difundiendo su ejemplo de vida santa como valor para todos los seres humanos. Cuando se propone la canonización de una persona es porque creemos en la santidad de la vida. Proclamar la bondad y entrega cristiana de José Gregorio Hernández es la mejor forma de trabajar por esta causa. Además, al final, milagro tumba brujería".



Se buscan testimonios
"Mi abuela fue curada del cáncer de útero gracias a él"; "mi mamá tenía una bronconeumonía y luego de rezarle sus pulmones quedaron limpios"; "yo no podía tener hijos y él me bendijo con un niño sano". Estos son relatos que se escuchan entre los fieles que acuden a la Iglesia de Candelaria en Caracas a rezarle a José Gregorio Hernández. Sin embargo, muchas de estas historias no han pasado de ser una anécdota íntima.
"Lo que no se escribe, no se sabe", alerta monseñor Fernando Castro. Por eso insiste en que en este momento es primordial que los fieles vayan más allá de los comentarios entre allegados y dejen registro en papel de los favores que, dicen, les han sido concedidos.
"Miles de personas sienten que Dios ha intervenido en sus vidas a través del doctor José Gregorio. Sin embargo, no mucha gente ha dejado por escrito el testimonio de ese favor y eso es un gran error. Hay que escribirlo, hay que entregarlo al párroco de la iglesia más cercana o hacerlo llegar a la vice postulación. Hay que dejar constancia de lo que ha pasado, porque de allí es de donde puede salir la confirmación del milagro que estamos esperando. De esos testimonios que se dejen por escrito, un porcentaje deberá ser evaluado, documentado, conocer si hubo tratamiento médico, de manera de confirmar si opera o no el concepto de milagro y elevarlo a los miembros".
Durante 2013, la oficina que maneja la causa de beatificación en Caracas recibió 234 testimonios llegados de todo el país e incluso de otras naciones como Tailandia, Filipinas, Colombia o Alemania, donde también veneran a Hernández.
"Esto es un récord. Este fenómeno de piedad popular es un asunto de Dios, una demostración de que él obra a través de José Gregorio para promover la fe en Jesucristo, la vida santa, la piedad, la caridad cristiana y el amor al prójimo. Por eso somos optimistas. Nosotros estamos trabajando con intensidad cada día evaluando cada caso como si este proceso fuera a acabar este año. Pero sabemos claramente que eso no está en manos de uno".

Ocurra o no ocurra la beatificación, monseñor Fernando Castro cree tan o más importante lograr que los venezolanos emulen el ejemplo de vida y valores que dejó este médico. "José Gregorio Hernández fue un servidor de la patria, un emblema de rectitud, caridad y ciudadanía de los hombres y mujeres de a pie. Un hombre de estudio y trabajo, de honestidad, de servicio, de alegría. Este mensaje es valiosísimo, porque contrasta con el estilo pragmático, ideológico y utilitario que impera en la vida de mucha gente".
Como fiel devota, Carmen Rodríguez confía en que las autoridades eclesiásticas confirmen lo que para ella es una verdad tan grande como la fe con la que reza. "Digan lo que digan, para mí ya él es un santo. Cuando uno está ante su tumba no provoca irse. Uno encuentra tanta paz, tanto sosiego, que sólo puede dar gracias y seguir orando. Yo sé que Dios lo tiene cerquita de él para que siga haciendo milagros".
*Si usted desea presentar testimonio sobre un milagro realizado por José Gregorio Hernández, puede escribir una carta detallando su caso al email: causajosegregoriohernandez@gmail.com
*Las imágenes y estatuillas de José Gregorio Hernández fotografiadas para este trabajo son del artista Numba Miranda y pertenecen a la colección personal de Víctor Hugo Irazábal.

efcastillo@eluniversal.com




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