martes, 29 de octubre de 2013

María De Las Casas McGill y el Museo del Transporte

La siempre hermosa María De Las Casas McGill acompañó el proyecto del Museo del Transporte desde que la idea de dar al país una institución dedicada a la preservación de tan importantes instrumentos de desarrollo, revoleaba en quienes tejían ideas y acciones para concretarla. 

Así la tenemos como figura principal cuando se convocó el desfile que en 1965 impulsó la gestación de lo que se concretaría en octubre de 1970 con la apertura del museo como tal. María fue una de las jóvenes que trajeadas con apropiada fineza y esplendor, ocuparon los asientos mullidos de los coches tirados por caballos cedidos por Eugenio Mendoza o los automóviles de época puestos a andar por las calles de Caracas por sus propietarios. Se dio una conjunción de personajes, medios y circunstancias que dieron vistosidad a un evento apoyado desde la tribuna de El Universal por Luis Teófilo Núñez y Guillermo José Schael.

La concentración muy temprano por la mañana, comenzó frente al Parque del Este desde donde el desfile arranca para seguir la avenida Miranda hasta Chacaíto, subió por El Bosque, tomó la avenida Libertador en dirección al Oeste, empalmó con la Urdaneta hasta llegar a Santa Capilla, donde la caravana precedida por los vehículos de tracción de sangre, dobló a la izquierda y llega a la plaza Bolívar, donde la aguardaba el gobernador Raúl Valera. El desfile causó sensación. La ciudad nunca había presenciado algo tan hermoso que al Estado no le había costado un solo centavo. Era uno de los prolegómenos de la celebración del cuatricentenario de Caracas, fecha que se aproximaba con gran fiesta coordinada por don Augusto Márquez Cañizales, comisionado presidencial a tal efecto.

Pues bien como si no hubiese bastado llegar al pleno centro histórico de la capital, la caravana retomó fuerzas, se reorganizaron las unidades, y arrancaron caballos y motores con sus preciosas damas y acompañantes. Gente que salió de todas partes, rumbo al Este. Otra multitud la aguardaba en el Parque del Este en cuya concha acústica recién inaugurada, habría la premiación a las parejas participantes y expositores con sus unidades. María De Las Casas compartió el hermosísimo landau o vis a vis tirado por precisos caballos de raza pertenecientes a la colección de carruajes como a la cuadra de Eugenio Mendoza, mantenida en la estancia de Sebucán. Recorrieron los caminos internos del Parque, el auriga dio vueltas en los espacios sobre los cuales podían desempeñarse mejor y la vistosidad de la pieza que por primera vez la gente veía tan cercana, manifestarse en todo su elegante esplendor, al igual que la hermosa reina coronada en el Círculo Militar la noche en la que María De las Casas resultó el tajo inesperado del Concurso Miss Venezuela del año 1965.

Tenía todo y aún más para convertirse en la reina que tal vez su familia no deseaba que fuera pero que ella, resuelta a todo lo contrario, supo ser gracias a la valoración de las participantes por un jurado que no dudó a quien otorgarle la corona. María De Las Casas (1942), hija del renombrado traumatólogo Hermann De Las Casas, quedó huérfana de padre siendo muy niña pues el doctor De Las Casas murió al caer sobre los terrenos de Los Cortijos de Lourdes, la avioneta que tripulaba, chocada en el aire por otra Piper Cub cuyo timón estaba en manos de la novel aviatriz Nelly Zingg. De Las Casas fue promotor de la aviación de turismo en nuestro país así como de la pista de La Carlota, desde donde ambas aeronaves habían decolado. Aquel accidente ocurrido el año 1947 fue el primero protagonizado por miembros del Aeroclub Caracas recién instalado en La Carlota, al Este de la ciudad.
En la fotografía, María De Las Casas en el majestuoso coche en el cual paseó por Caracas y el Parque del Este en 1965, y también frente al Rolls Royce 1929 presentado en el desfile del año 1965, por Carlos Henrique Tovar, miembro de la Asociación de Amigos de Automóviles Antiguos (AAAA), co fundador en 1970 del Museo del Transporte.




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