La prensa se hace eco de las quejas de los usuarios. El Metro capitalino se ha convertido en calamidad agravada por el peso de la trayectoria inmaculada de sus primeros décadas de operación luego de inaugurado con motivo de la conmemoración del bicentenario del Libertador, en 1983. Autopista de los pobres se le llamó sin suponer que alguna vez –como ahora- sería otra vía urbana con tantos obstáculos como los afrontados por bastante más de un millón de viajeros diarios. El congestionamiento figura entre lo característico actual, resultado –opinan los especialistas y sospechan los usuarios- de la improvisación gerencial pero antes que otros factores, el colocar de lado la programación y planificación del mantenimiento oportuno de modo que el deterioro normal, fuese soportado por la atención anticipada y puntual de las exigencias previsibles de la red la cual, además, dejó de crecer al ritmo deseable en ciudad que como Caracas, crece sin acompasamiento con los servicios demandados por la población agregada e incorporada a la vida de la capital de Venezuela.
El recorte de presa expuesto, entresacado de los extensos archivos del Centro de Documentación del Museo del Transporte, advierte que, por lo demás, la toma de decisiones ha sido laboriosa de tiempo a esta parte, lo cual, sin dudarlo, desemboca en la presente acumulación de situaciones desfavorables, incluida la malsana confrontación de criterios más bien fundamentados en apreciaciones en las cuales priva menos el interés del usuario del Metro. Calidad en el servicio.
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