viernes, 1 de abril de 2016

Carritos de automercados

En vista del elevado y constante incremento del costo de la “canasta familiar” además de que cada día son menos los productos a los que la población en general tiene acceso sin intermediación del “bachaquerismo” especulador (en pleno auge), el ingenio de la famosa Rayma mostró esta semana un carrito de mercado como pieza de museo. Cada día son menos útiles pues hay menos con qué llenarlos. No le falta razón al sugerirlo con tal crudeza.
En el Museo del Transporte aún no existe un carrito de automercado. La colección sí cuenta con una bicicleta de aquellas utilizadas para repartos. Portaban un cajón metálico semi abierto donde del abasto a la casa transportaban las compras, servicio ofrecido a clientes del vecindario. 
En la avenida Ávila de La Florida, en la década de 1950, el húngaro Stefan Tutsnach, propietario del Abasto Eva, personalmente asumía los traslados. Como en su caso, ese servicio a domicilio los prestaron otros abastos parroquiales.
Lo que sí vemos en las cercanías del Museo es un caballero que se declara “sin techo”. Lo acompaña un carrito de mercado donde carga todas sus pertenencias en este mundo. Siempre está leyendo. Algunos viandantes le dan algo de dinero que jamás solicita pero agradece. De vez en cuanto desaparece pies está de viaje por los caminos de Venezuela. Ha sido visto circulando vía oriente a un lado de la carretera. Al carrito le instaló ruedas metálicas y espejos laterales para ver quién viene por detrás mientras transita la vialidad hasta llegarle de visita a familiares y amigos residentes en el interior del país.
Un tal Sylvan Goldman, de Oklahoma, ideó el autoservicio mediante el suministro por el establecimiento dedicado al detal víveres, de una canasta “donde cabían muchas cosas”. 
“Si encontrábamos el modo de darle al cliente dos canastas para poner sus compras, dejándole libre una mano, venderíamos mucho más”, contaba Goldman quien en 1936 recurrió a dos sillas plegables sobre las que encima colocó una canasta. Luego, a las sillas le agregó ruedas. 
Anuncios en los periódicos locales y una chica atractiva junto a la puerta de la tienda ayudaron a promover las ventas facilitadas por el nuevo artefacto pero al ver que el ensayo le interesaba sólo a la gente mayor, contrató actores para que empujaran carritos por los pasillos. 
“Cuando proliferaron los auto o supermercados, la Folding Basket Carrier Company, de Goldman, se mantuvo a la vanguardia. En 1940 introdujo un carrito con asiento para niños. En 1947 salió al mercado el Nest Kart, cuya parte trasera abatible permitía ahorrar espacio a las tiendas”, ventaja con la cual contribuyó la inventiva de Orla Watson. Así nació y evoluciona el moderno carrito de supermercado.
Esta última fecha casi coincide con la fundación en Maracaibo de la comercializadora al detal, en un mismo local, técnicas de presentar productor y atractivos para la clientela, de víveres, carnes, artículos para el hogar, etcétera. Esa firma establecida al calor del auge petrolero en el Zulia, vendría a convertirse en la red nacional de automercados CADA impulsada en Venezuela por la cuantiosa inversión de dólares del magnate estadounidense Nelson Rockefeller. 
En Caracas, el primer automercado lo instalaron en el Centro Comercial Las Mercedes, actual Bicentenario luego de nacionalizada la red que hoy muestra franco deterioro en sus instalaciones y servicios amén de limitaciones en la oferta de productos.
Antes de CADA y competidores que surgieron según el esquema de los automercados gringos, al ir de las compras semanales los venezolanos usábamos bolsas tejidas de fibra natural con un par de asas. Iban vacías y volvían al hogar cargadas de verduras, vegetales frescos, frutas, carnes, quesos,… 
Los abastos despachaban en bolsas de papel grueso sin ofrecer carritos para circular entre las estanterías. De cierto tiempo para aca, a cambio de propina, muchachos ofrecen sus carritos para cargar la compra hasta el automóvil. 
Bolsones plásticos con pintas de colores, algunos con rueditas, son el recurso que invade los mercados donde semana tras semana la compra va limitándose a lo esencial o lo que se consigue. 
Al finalizar la selección de productos y cancelar “por caja”, la cadena Excélsior Gama y otras brindaron como empaque bolsas reusables fabricadas con materiales reciclables. Fue la iniciativa ambientalista comprobados tan altos niveles de contaminación por las fulanas bolsitas plásticas no biodegradables donde nos llevamos las compras. Los costos y estrechos márgenes de ganancia obligaron al retracto en cuanto a tan plausible iniciativa ecologista. 
Si a propósito de la sugerencia de Rayma alguien está en condiciones de donarle al Museo del Transporte un carrito de automercado, bienvenido será.


Dibujo de Rayma dado a conocer en Caracas el 30 3 2016.

Los antiguos detales de víveres diseminados en todo el país atendidos por modestos venezolanos o extranjeros que llegaron ser los fundadores de prósperas tiendas que abastecían de ultramarinos y productos locales. La pulpería fue durante décadas el eje de la comercialización al detal de todo en los espacios más remotos de nuestra geografía.

En Caracas, el mercado de San Jacinto era el punto clave para concentrar a productores y compradores. Funcionó hasta comienzos de la década de 1950 cuando fue demolido. La estructura metálica se empleó para edificar el primer mercado periférico de la capital situado en Catia.

Playa del mercado de San Jacinto donde había pájaros, flores, carnes y cualquier clase de productos frescos arrimados cada día por productores e intermediarios. Cada quien iba de compras con su bolsa de tejido natural. Para el traslado de los despachos grandes empleaban guacales de tejido o cajas de madera como los que vemos en la fotografía de los años treinta.

Antes de la llegada de los automercados al Zulia, el antiguo mercado -hoy centro de arte Lía Bermúdez- era una soberbia edificación en el corazón de Maracaibo.

Inmigrantes italianos al frente de uno de tantos abastos que llegó ser automercado luego de la exitosa experiencia de los CADA. La licenciada Soliria Menegatti, gerente de proyectos especiales de Fundación Tierra Viva, acaba de presentar en la Escuela de Historia de la UCV, la tesis en la que aborda la trayectoria de camadas de inmigrantes italianos que en forma organizada se asentaron a partir del siglo XIX en el valle de Guarenas-Guatire y vecindades. Allí brindaron tenaces esfuerzos que trajeron producción y prosperidad a la zona como a país..

Automercado CADA a la entrada de la urbanización Las Mercedes, en Caracas. En plena década de los años 5o significó un vuelco total a la forma de ofrecer al público productos de calidad frescos, bien presentados. Los amplios pasillos se recorrían con los carritos inventados en Estados Unidos en los años treinta por el comerciante Sylvan Goldman. Afuera tenía como parte de los servicios y del comercio, una cafetería "estilo americano" respaldada por el prestigio de la marca CADA.

Local de Central Madeirense en la urbanización 23 de Enero, al oeste de Caracas. Fue el punto de partido de otra de las grandes redes de supermercados populares que acumula tradición en el negocio y eficiente organización. 



Bicicleta de reparto. Colección Fundación Museo del Transporte. Donación del señor Enrique López.

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