martes, 16 de febrero de 2016

Julio Verne: "el Orinoco sale del Paraíso"

Oscar Yánes dedicó una crónica a La Venezuela de Verne. “Hace muchos, muchos años, Julio Verne visitó Caracas imaginariamente. Es lo que cuenta Verne: "Tres semanas antes, después de haber dejado su casa de Chantenay, junto a Nantes, se habían embarcado en San Nazario en el Pereire, paquebote de la Compañía Trasatlántica, con destino a las Antillas".
"Desde allí otro navío les transportó a Guayra, el verdadero puerto de Caracas”. Luego en algunas horas, el camino de hierro les había conducido a la capital de Venezuela. La estancia en Caracas no duró más que una semana, y no la emplearon en visitar la ciudad, si no curiosa, al menos pintoresca, puesto que de su parte baja a su parte alta, la diferencia de altura se mide en más de mil metros. Apenas si se dieron el gusto de subir a la colina de El Calvario, de donde la mirada abraza el conjunto de las casas, ligeramente construidas, a fin de evitar peligros de temblores. En el de 1812 perecieren 12 mil personas.
"En Caracas, no obstante, son de notar los lindos parques, plantados de grupos de árboles de perenne verdor, algunos bellos edificios públicos, el palacio presidencial, una catedral de hermosa arquitectura, terrazas que parecen dominar la magnífica mar de las Antillas y, en fin, toda la animación de una gran ciudad de 100 mil habitantes".
Para Julio Verne, "tres sabios de la Sociedad Geográfica de Venezuela" inician un peligroso viaje para decidir quién tiene la razón en una discusión hidrográfica. Uno de ellos piensa "que el Atabapo es el Orinoco". Otro que el Orinoco es el Guaviare y el tercero dice a los 4 vientos "que el Orinoco es el Orinoco". Emprenden el viaje desde Ciudad Bolívar para saber quién tiene la razón. Verne dice: "Por la parte de Soledad, donde debe terminar el camino de hierro, Ciudad Bolívar no tardará en unirse con Caracas".
Hay un tumulto en el muelle de Ciudad Bolívar y uno de los personajes de la novela pregunta: "¿Qué quiere esa gente? Seguramente hay revolución".
"Esto era inadmisible, pues en los estados hispano-americanos las revolucionas no se realizan jamás sin la intervención del elemento militar, y allí no se veía uno solo de los 700 generales del Estado mayor de Venezuela.
"¿Ofrecía el viaje serios peligros? Hasta cierto punto sí, para viajeros que no pudieran contar más que con recursos propios. Pero esa vital cuestión, ¿no valía la pena de sacrificios por parte del Gobierno? ¿No era aquella la ocasión indicada para usar la milicia, que podría contar con 250.000 hombres, y de los que nunca se habían reunido más de una décima parte? El soberbio Orinoco de Julio Verne resultó profético: el río nace en territorio venezolano y no como creían algunos que nacía en los Andes colombianos, pero cuando la expedición comandada por el mayor Franz Rísque-Iribarren llegó a las fuentes del río en 1952, nadie recordó que Julio Verne una vez más acertó.
Julio Verne recuerda que Cristóbal Colón en sus narraciones sostiene que "El Orinoco sale del Paraíso". Así son las Cosas!!! –concluye el recordatorio del periodista y cronista Yánes.


Franz Rísquez Iribarren. Foto tomada del libro Donde nace el Orinoco.



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