lunes, 3 de diciembre de 2012

Los aviones aparecieron aquí hace 100 años


El desarrollo formal de la aviación en nuestro país data de hace un siglo. Se completaron el 29 de septiembre de 2012. El Consejo Legislativo del Estado Carabobo, el Aeroclub de Valencia y el Museo del Transporte Guillermo José Schael fueron las únicas instituciones que recordaron la fecha. Pasó inadvertida para la mayoría no obstante la repercusión de integrar el avión a los medios o recursos al servicio de las comunicaciones, la defensa, etcétera.
 La figura que hizo posible la aparición en Venezuela, extraordinario privilegio que correspondió a Caracas, capital de Venezuela, se llamaba Frank Boland (Craigville, N.Y. 1873/Trinidad, 1913).
A sólo nueve años del primer vuelo de los hermanos Wright en los Estados Unidos, Boland, vía La Guaira, trajo como equipaje tres aparatos de su invención y fabricación incluyendo los motores, así como el sueño de consagrarse a través de la admiración de la mayoría de la gente que todavía en 1912 no podía imaginarse que la inteligencia humana fuera capaz de dominar una máquina que surcara el cielo como las aves.
Nueve vuelos de los sin cola. Con sus modelos biplanos caracterizados por carecer de cola y maniobrar atrevidamente gracias a los timones instalados en el extremo de las alas, efectuó nueve vuelos sobre Venezuela: tres en Caracas (el primero, el domingo 29 de septiembre de 1912), dos en Valencia, uno en Puerto Cabello, dos en Barquisimeto, uno en Maracaibo, y uno final en Ciudad Bolívar (enero de 1913).
A Boland, lo despide en Ciudad Bolívar, el presidente encargado del Estado, Luis A. Godoy, quien atento estuvo durante los quince días que el aviador norteamericano pasó en esa capital, algunos no exentos de inconvenientes.
A la redacción del diario El Luchador, el piloto hizo llegar la siguiente nota, publicada el 15 de enero de 1913: Al despedirse de este país, en viaje para Trinidad, en su nombre y en el de la Compañía de Aviación y su representante señor Rodríguez, da por estas líneas la más ingenua y alta expresión de agradecimiento al público venezolano, por las innumerables pruebas de aprecio y distinción que aquel le ha tributado en su reciente gira de deporte aéreo; y hace esta manifestación de gratitud, particularmente a los ciudadanos de Caracas, Valencia, Puerto Cabello, Barquisimeto, Maracaibo y Ciudad Bolívar, donde han sido para con él extremadas las más altas manifestaciones del público. Mr. Frank Boland.
Por su parte, en la nota de despedida El Luchador le desea que en el camino de sus notables ejercicios continúe cosechando los triunfos que bastante han ornado ya su carrera." Anuncia que Boland se propone volver en 1914, "mejor organizado a fin de poder ejercitar vuelos con pasajeros de manera que entonces experimenten en toda su plenitud el gusto infinito de levantarnos por encima de la tierra y admirar el país que desde esas alturas se contempla.
El vapor Apure lo llevará de vuelta por el Orinoco hasta Puerto España, Trinidad, donde durante la demostración ofrecida al gobernador británico, muere el 23 de enero de 1913.
Mientras la mirada curiosa de sus ojos escrutaba los techos rojos de las casas, el verdor de los patios, el campanario de las iglesias, la torre de los palacios, el tamaño de los cultivos o la dispersión de los rebaños, los secretos de la hermosura geográfica de Venezuela, atónitos, humildes y poderosos, le vieron rasgar el espacio que hasta entonces creían exclusivo para el sol, la luna, las estrellas, las nubes, los pájaros y, Dios.
En las ciudades visitadas con sus tres aviones, Boland y sus acompañantes fueron agasajados por sociedades constituidas para fomentar la aviación, en algunos casos, como en Caracas, también con cierto ánimo político pues el principal mentor de la idea de traer aviones a Venezuela, Román Delgado Chalbaud, para entonces jefe de los servicios nacionales de navegación marítima, lacustre y por ríos, estaba tentado a disputarle el poder al presidente Gómez, intento frustrado pues fue apresado y enviado en 1913 a la cárcel de donde salió en 1927 para el exilio.
Con motivo de las presentaciones en la capital, para que presenciaran los vuelos de Frank Boland organizaron en los estados centrales del país lo que en turismo hoy en día conocen como paquete, es decir, programas completos, pasaje y hotel incluidos. Quienes tuvieron la idea avalada por la gerencia del Gran Ferrocarril de Venezuela, hicieron buen negocio pues en Guacara, Maracay, Turmero, Cagua, Mariara,… subió gente a los vagones puestos a disposición para asistir el día 6 de octubre a la segunda demostración de Boland la cual incluía la competencia aérea de dos aeronaves igualmente de su invención y desarrollo, entre Caracas y Antímano. 
El Hotel Caracas así como el Gran Hotel recibieron a gran parte de los entusiastas mientras que E. Franklin, propietario de una línea de carros de alquiler, facilitó los desplamientos entre las estaciones de Caño Amarillo, Los Dos Caminos, como desde El Capitolio hacia El Paraíso, principal escenario del extraordinario acontecimiento. Juan Iturbe, Alfredo De la Sota, Elbano Spinetti, Diógenes Escalante, Emilio Ochoa y Miguel Herrera Mendoza fueron promovidos como jurados de la competencia que se frustró por el accidente de Heoflich.
La mediación de Román Delgado Chalbaud. Nos quepa duda que la presentación del avión en nuestro país fue preparada con bastante antelación al primer vuelo. Incluso, es dado pensar que pudo haber sido otro en lugar de Boland, quien fuera originalmente contactado en los Estados Unidos por los promotores de la memorable jornada del 29 de septiembre de 1912, entre otros, a través del todavía poderoso general Román Delgado Chalbaud, quien se movía a sus anchas en los grandes círculos financieros y empresariales internacionales debido a que tenía en sus manos además de las salinas, la concesión de la explotación de las rutas marítimas, fluviales y lacustres de la República. Delgado Chalbaud, hasta el año 1913, muy cercano hombre de confianza del general Gómez, estuvo ocupándose de la promoción de grandes eventos y obras con motivo del centenario de la Independencia, conmemorado de muy diversas maneras en 1911, sobre todo con obras públicas.
Composición de J. M. Chirinos, atrevido fotógrafo. En la edición del 15 de octubre de 1911, El Cojo Ilustrado, dirigido por J. M. Herrera Irigoyen, iluminada por un retrato de Simón Bolívar, muy popular en Europa, original perteneciente a William Walton, reproducción de la colección de Manuel Segundo Sánchez, se publica la primera fotografía de un avión mientras surca el cielo de Caracas, atrevido o ingenioso montaje del fotógrafo J. M. Chirinos, apuntalada por una crónica suscrita por R. Benavides Ponce, titulada El Primer Vuelo, la cual, adicional al tratamiento poético del significado de los vuelos cada vez más familiares en las grandes capitales del mundo pues el hombre comenzaba a dominar el control de las máquinas voladoras, presagia cómo podía ser el desplazamiento de un avión sobre Caracas.
El aeródromo sería  en El Paraíso –como realmente sucedería con Boland en 1912- en la misma pista  donde corren los caballos, se iniciaría el vuelo; y diriugiéndose el aviador al centro del poblado, giraría en derredor de la torre de la Catedral. De allí partiría hacia la Academia, y retrocediendo hacia Petare, aterraría en los cañamelares verdegueantes… Sería el delirio; los diarios llenarían sus columnas con vistosos grabados y almibaradas laudatorias. Le exigirían otro vuelo, otro más… y entonces, entre los caraqueños, el verdadero mérito del aviador sería discutido…
Debía ser un teutón, hombre de raza germánica, suponía Benavides Ponce, cuya alegoría a lo que serí a aquel primer vuelo concluye con que el piloto no regresa, llegan noticias de que ha estado en diferentes lugares del interior y que, finalmente, muy elevado, cruzó Trinidad sin rumbo conocido.
No dudemos que Benavides estaba imbuido por el ambiente favorable a la aviación generado por el comité que en Caracas diseñaba la traída a algún aviador para agregarlo a las festividades del centenario de Simón Bolívar.
La presentación aeronáutica cristalizó al año siguiente pero la imaginación y buena prosa de Benavides permitió lo que hoy catalogaríamos com un recorrido virtual apoyado en la imagen del respetable fotógrafo que fue J. M. Chirinos.

Nota: Lectura obligatoria recomendada para conocer mejor el tema: en espacio en Facebook Aviación Venezolana en Retrospectiva, el trabajo de investigación presentado por Alejandro Irauquín



























Boland en Caracas 1912El Cojo Ilustrado No. 499 pag 525.

1 comentario:

  1. No había tenido el placer de leer esta reseña! Acá pueden ver el trabajo mencionado en la nota.
    http://www.scribd.com/doc/107731616/100-Anos-Aviacion-en-Venezuela-Alejandro-Irausquin-Ing-Aeronautico-Sept2012

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