Del Helipuerto Ávila trajeron al Museo del Transporte para agregarlo a
la colección aeronáutica, un simulador de vuelo empleado años atrás para
adiestrar aviadores o permitirle a los pilotos refrescar lecciones que amplían
la seguridad aérea. Se trata de uno de los modelos producidos en los Estados
Unidos bajo la marca Link el cual perteneció a escuelas locales que lo desincorporaron pero fue bien
conservado. En el Museo, el equipo formado por Nixon Domínguez, Adolfo Bracamonte
y Orlando Gil, reconstruyó la nariz de la pieza agregada al inventario la cual
fue repintada y fijada en un sector del hangar.
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