jueves, 10 de diciembre de 2015

Vale la pena considerar la inmediata creación del Museo del Metro de Caracas.

La ocasión es más que propicia porque desde 1983 existe operativo el subterráneo en constante ampliación, aunque un par de décadas antes esa fecha Bicentenaria del Natalicio de Simón Bolívar, comenzó el cruce de ideas bien nutridas que, finalmente condujeron a la creación de la oficina técnica adscrita al MOP, que se haría cargo de modo formal de la elaboración del proyecto definitivo que como remate de la fase inicial acusó la puesta en funcionamiento de la Línea Uno.
La sugerencia del fundar el Museo cobra fuerza en momentos en que de acuerdo a informaciones provenientes de fuentes confiables e indagaciones llevadas a cabo por grupos adhoc dedicados al registro histórico de los autobuses urbanos y extraurbanos con que se ha servido al país desde la segunda década del siglo XX, varias unidades que prestaron servicio como Metrobuses, están siendo reubicadas sin mayor consideración no obstante el valor histórico que poseen.
En el caso de no preservarlas, se perdería parte física de la historia del Metro de Caracas, del cual ya fueron desincorporados los vagones franceses iniciales, reemplazados por los CAF que prestan excelente servicio en las congestionadas líneas por las cuales a diario viajan dos millones de pasajeros. Aún es posible reconstruir algunos de los vagones iniciales ya sustituidos que se encuentre en los patios de la estación y talleres en Pro Patria.
¿Dónde comenzar a resguardar los efectos con valor histórico que deberían aprovecharse como patrimonio inicial del Museo del Metro de Caracas? Sugerimos los espacios desaprovechados de lo que queda de la antigua estación ferroviaria de Caño Amarillo, en donde ha habido tentativas orientadas a concretar la vieja idea de ofrecerle a la ciudad –como al país- un recinto dedicado exclusivamente a la historia ferroviaria nacional a la cual debe añadirse la del Metro de Caracas –supera las tres décadas-, más lo que tenemos que contarle al futuro acerca de los metros de Valencia y Maracaibo, los sistemas de autobuses como el de Mérida, BusCaracas y otros más recientes en diversos estados, los Cable Tren y otras realizaciones que aligeran y ayudan a la conectividad de los venezolanos mediante sistemas de transporte de avanzada.
En cuanto a las unidades que se encuentran aparcadas en Caricuao, sin garantía de que subsistan íntegras, sin mayores daños, vale decir, las que están expuestas al vandalismo depredador, por lo cual están movilizándolas hacia otros lugares, los apasionados busólogos Edgardo González y Jean Piert Carrillo, estiman que deberían seleccionarse en función del sugerido museo dedicado al Metro de Caracas, los vehículos que se enumeran por ser los más relevantes entre los que están en el terreno de Caricuao:
1) Marcopolo Torino G4, chasis Volvo B10M, un prototipo único en el país, hecho especialmente para el Metrobús y por lo que se ha dicho, ni en Brasil lo tienen
2) Iveco Eco Daily 65-14GNC, éste generación de Iveco Daily no fue comercializado en el país, solo hay esas 4 que operaba el Metrobús, carrozados por CAndinas (Carrocerías Andinas)
3) Fanabús / Unicar U-90, Renault PR100.2, ensamblados por la desaparecida Fanabús, solo 70 fueron fabricados entre 1993 a 1994, el de la foto es el 207
4) Fanabús Rio 3000, Volvo B7R ensamblados también por la desaparecida Fanabús, solo 26 fueron fabricados
5) Renault PR100.2, segundo lote traídos por Autogago desde 1993, éste es el 106, que se le hizo éste corte para entrenar al futuro personal de Mantenimiento del sistema Metrobús

Rafael Hernández algo ha procurado en aras de cuidar la historia del Metro como la de las antiguas líneas de ferrocarril con estaciones en Caracas además de los tranvías de caballitos y eléctricos. Tiempo atrás lo visitamos en un espacio dentro de los andenes que subsisten en la porción oeste de la Estación de Caño Amarillo, de donde en 1883 partió el ferrocarril inglés que unió Caracas con La Guaira, y años después se agrega la terminal del Gran Ferrocarril de Venezuela (GFV alemán), justo en lo que resta de la más antigua de las estaciones ferroviarias que funcionaron en la capital en el siglo XIX y parte de la centuria siguiente. Hernández organizó una pequeña exposición fotográfica en el andén de la estación Caño Amarillo, del Metro. Ofrecía varios documentos de valor.






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