viernes, 31 de enero de 2014

Voluntarios apoyan al Museo

Este viernes último día del primer mes del año 2014, se cumplió una jornada durante la cual no hubo quien dejara de ocuparse de algo o de lo suficiente como para que el domingo 2 de febrero, cuando reabramos las puertas, cada sector se encuentre lo mejor posible al cabo de siete semanas cerrados debido a las vacaciones colectivas y los días de enero que nos dimos para limpiar unos 80 automóviles, 40 unidades de tracción de sangre, media docena de aeronaves, algunas de la piezas ferroviarias,… 
Resta bastante por hacer luego que solamente personal del Museo se ocupara varios días del aseo de las colecciones situadas dentro de los salones mientras otros cooperantes asumían el repintado de la parte alta de la antigua torre del reloj de la estación Palo Grande del GFV; y apoyados en una unidad móvil con brazo elevadizo facilitada con operador por la constructora Pilperca, lograban frisar el frente de la estación de bomberos y remiendos al asbesto del techo del Salón del Automóvil. 
Fue clave contar con la intervención de una cuadrilla de la dirección de mantenimiento de la Corporación de Servicios del Estado Miranda, Sus hombres se fajaron todo este viernes para desmalezar, pintar brocales y parte de la señalización vial además de recolectar escombro vegetal y hojas de los árboles que a la fecha aún no pudimos recoger por falta de tiempo para las necesidades de los espacios abiertos.
Simultáneamente, siete de los expositores en la feria de antigüedades y curiosidades que también comienza este domingo tras el receso decembrino, se sumaron al voluntariado dedicado a asear y ordenar los espacios a los que vuelven tantos objetos, documentos, etcétera, atractivos para muchos. Lino Valleta, Robinson Cicero, José Villalba, Sergio Salinas, Luis Gómez, Manuel Mendoza, Marcelo Schweige y Roberto Castroman (algunos aparecen la fotografía del grupo acompañados por Adolfo Bracamonte), fueron los coleccionistas que atendieron al llamado de venir a auxiliar la jornada de rescate y mantenimiento efectuada hoy, 
Livia Jordan, Roberto Naveira (en la foto con su hijo), Juan Carlos Caraballo, Hugo Navarro, Marla Heath, nos brindaron excepcional apoyo mientras que por la Corporación de Servicios de la Gobernación de Miranda, contamos con el resuelto esfuerzo y la experiencia de los trabajadores Israel Cadena, Douglas Villegas, Roselio Valera, Oscar Mora, Billi Gutiérrez, Edwin Camargo, José Monegui, Alcides Vásquez, Eligio Antonio López, Víctor Raldir, Irendes Hernández, Irwin Pérez, Abrahan Sunico y Juan Carlos Álvarez (varios de ellos los vemos durante las faenas y acto de entrega de reconocimiento por parte de Kenneth Miller). Cada uno entendió entendieron que la misión del Museo es proteger un patrimonio que perteneciente a todos los venezolanos como herencia y lección para las actuales y futuras generaciones. 
Los directivos de la Fundación Museo del Transporte, Leonardo Casadiego y Kenneth Miller atendieron a todos estos voluntarios que llegaron bien a tiempo en apoyo de la plantilla de trabajadores del Museo: Edelmira Adarme, Benito Contreras, Adolfo Bracamonte, Orlando Gil además de Jorge Bello y Ruth Heath.
En los próximos días afrontaremos la necesidad de pintar fachadas, pulir vehículos y otros emprendimientos que requerirán de cooperantes con trabajo e insumos.







¡De nuevo abrimos!

Domingo 2 de febrero abriremos al público. Miércoles visitas guiadas a escolares (telf 0212 234 2234). Ya iniciamos trabajos para mejorar instalaciones que requieren refrescarlas y recuperar los efectos de poco más de un mes de cierre por las vacaciones colectivas. 

Para la semana que viene nos ofrecen que brindarán consistente apoyo en tareas necesarias para mejorar la extensa parte externa además de meterle más cariño a las colecciones. 

Este domingo 2, de 9am a 4pm, regresa la feria de antigüedades y curiosidades asi como esperamos el retorno de autos de colección propiedad de amantes del automovilismo. Los traen al museo para que el público disfrute admirándolos.

Foto Rafael Juarez

sábado, 11 de enero de 2014

¿Desea la Fundación Museo del Transporte recibir dinero del Estado?

Alejandro Vilar, a quien no tenemos el gusto de conocer personalmente, siempre solidario y seguidor del Museo del Transporte de Caracas, Guillermo José Schael, y quien se presenta a nombre de la respetable Universidad Autónoma de Madrid, escribió el comentario siguiente: “ Que desgracia. Recuerdo la última vez que fui al Museo del Transporte y del que tengo tantos bonitos recuerdos de cuando era pequeño, y vi varios vehículos deteriorados, y al preguntar el por qué estaban así, me dijeron que el Gobierno no otorga fondos al Museo, que más bien lo quieren cerrar. ¿Cómo pueden querer cerrar una parte de la historia de nuestro país? Habiendo allí piezas tan importantes como vehículos de guerra, Rolls Royce, Mercedes, etc, etc? Qué dolor me dio. No sé si ahora habrá cambiado la situación, pero desde luego admiro la lucha que llevan a cabo desde el Museo para mantener y restaurar, con lo poco que obtienen, las piezas históricas que reposan en sus instalaciones. Solo puedo decirles: ¡gracias! Por todo lo que hacen, y por preservar nuestra historia ante la adversidad, para que las generaciones del futuro puedan tener un vistazo al pasado de Venezuela a través de un Cadillac de 1950, o un Rolls Royce de 1915”.

El Museo Del Transporte Caracas se permite recurrir con base a una de las apreciaciones de Alejandro, para acotar –y de paso hacerlo del conocimiento público de manera abierta en este comienzo de 2014- que si en el Museo alguien explica que está “así o asao” pues no recibe dinero del Estado, a todo evento se trata de la apreciación personal de quien lo manifieste así o lo sostenga como un punto de vista más. Para nada es ni será la estimación del problema por parte de la Fundación Museo del Transporte (FMT) o de directivo autorizado del Museo.

La FMT no desea que el Estado le ponga una asignación presupuestaria. Tampoco que el Museo del Transporte se convierta en otra carga para el Estado, el cual, como vamos viéndolo, hace tiempo dejó de soportar nuevas cargas, aunque nadie lo crea pero se vea obligado a asumirlas, lo cual no es el caso que nos ocupa en este momento. Ya es muchísimo más de lo suficiente el peso que lleva sobre los hombros el Estado venezolano.

Lo que sí deseamos y apreciaríamos- es que deje trabajar en paz a la FMT-. Que no le arrebate las fuentes propias de financiamiento que hasta 2018, le ofrece y permite el Contrato de Comodato vigente. Al respecto nos han informado fuentes confiables pues oficialmente nada sabemos al respecto, no obstante tal Contrato de Comodato vigente, en el Ministerio PPP el Ambiente han desarrollado contratos paralelos por montos muy superiores a los que le producen a la FMT para el funcionamiento y conservación del Museo del Transporte, contratos celebrados al margen o en paralelo con algunos de los particulares que se sirven de los espacios que, según el Contrato de Comodato hasta ahora vigente, posee la FMT pleno derecho para celebrarlos y ser reconocidos por el Estado como vigentes y únicos en la relación entre las partes contratantes.

Tal situación la hemos llevado -como nos corresponde- a la Dirección de Bienes y Servicios del MPPP el Ambiente, en donde no obstante la cortesía con la cual han tratado a nuestros representantes, demoran ofrecer algún tipo de respuesta que nos sitúe donde en realidad estamos desde la perspectiva jurídica para el MPPP el Ambiente.

Por otra parte continúa pendiente la decisión del Tribunal Supremo de Justicia. Confiamos que la misma ofrezca la posibilidad de que el Museo tenga continuidad en el tiempo para lo cual es vital contar con los beneficiosos alcances del Contrato de Comodato vigente hasta 2018. Desde el punto de vista de quienes nos asisten judicialmente en este juicio que nada tiene que ver con la situación antes descrita, la parte demandante -MPPP el Ambiente- no logró probar durante el juicio que la FMT violó en ninguna de sus partes el Contrato de Comodato celebrado con el Estado venezolano, además de admitir de hecho, la existencia y vigencia del mismo. El asunto es pues dejar trabajar a la FMT sin aprecios ni amenazas. Dejarle tener mejores ingresos producto de renegociar directo con concesionarios que sí acceden a presiones que los conminan a pagar sumas de dinero, que obstinada y cobardemente le niegan a la FMT por la vía de revisión o renegociación de los contratos que tienen como fecha de caducidad el mismo tiempo que resta hasta la extinción del Contrato de Comodato (2018).

La incidencia de las justas revisiones a los salarios mínimos, el factor inflacionario como el aumento de los costos para preservar piezas cada vez más antiguas y por lo mismo exigentes de cuidos y trabajos de mantenimiento mayores y gravosos; cuarenta y tantos años con casi la misma infraestructura en los servicios básicos de agua, luz, y la planta física en general, hacen apremiante disponer de montos superiores para afrontar los costos operacionales y particularmente los de conservación del patrimonio, lo que mejor nos empeñamos en defender con la responsabilidad que recae sobre los hombros de la FMT como guardiana del mismo.

Por ello es que el clamor no es diferente a solicitar: ¡Por favor, dejen trabajar y vivir en paz al Museo del Transporte!

Hasta hoy, durante cuatro décadas, la FMT demostró inequívocamente que supo y pudo cumplir sin la muleta de asignaciones del erario público sino como ente de servicio público bajo gestión autónoma, dedicado a salvaguardar una poción temática muy particular del patrimonio histórico de Venezuela.

Gracias de nuevo a Alejandro Vilar. Desde Caracas, con los mejores deseos.

Miembros de Fundhea dando a conocer la situación de la FMT a los usuarios preocupados por el cierre del Museo.

Usuarios de las redes sociales muestran su solidaridad con la FMT, Foto cortesía Roberto Iregui, Enero 2011

Usuarios de las redes sociales muestran su solidaridad con la FMT, Foto cortesía Roberto Iregui, Enero 2011

miércoles, 1 de enero de 2014

Poder naval argentino: Hitler no pudo complacer pretensiones de Buenos Aires

Notas comparativas Argentina-Venezuela

El fortalecimiento del poder naval argentino entre las dos guerras mundiales fue relativo pues comparado con las pretensiones y necesidades, no trasciende mucho más allá de tres submarinos encargados a Italia (1926), y otras siete naves modernas. Más adelante se frustrará a pesar de los nexos con la Alemania pre Hitler como durante el régimen nazi.

Son conclusiones a las cuales puede llegarse al leer el trabajo reciente del catedrático Julio M. Luqui-Lagleyze (Buenos Aires, 1959), de la Pontificia Universidad Católica Argentina, investigador a tiempo completo del Departamento de Estudios Navales Históricos de la Armada de su país.

Luqui-Lagleyze, especialista también en historia americana además de la militar y marítima argentina, es fervoroso mirandoniano. En Caracas ha estudiado el archivo del generalísimo Francisco de Miranda. En su cátedra universitaria bonaerense abarca de los tiempos coloniales a los años treinta del siglo pasado sin por ello estar desentendido del fenómeno social, militar y político de las siguientes ocho décadas de historia latinoamericana.

Según Luqui-Lagleyze, la existencia del delegado de la Armada argentina en Alemania a partir de comienzos de los años 30, ahora es cuando se aclara, resultado de sus investigaciones. Al respecto, un ensayo dedicado al tema acaba de publicarlo la entrega N° 21 de la revista "Temas de historia argentina y americana (Pontifica Universidad Católica Argentina, Buenos Aires, 2013).

De hecho existió Agregaduría Naval en Berlín a cargo del capitán de fragata Eduardo A. Ceballos (1888-1956). Al comienzo del nacionalsocialismo el oficial, sin tintes políticos trasluce la influencia de la política propagandística del régimen y la exaltación que hacía de los logros militares que abren el camino de la II Guerra Mundial.

En sus informes cada vez menos protocolares y abundante contenido informativo acerca de los avances de la tecnología militar alemana, resaltaba que con todo y las limitaciones impuestas por el Tratado de Versalles, los germanos mantenían admirable ritmo innovador, diversificación y refinamiento en la calidad y cualidades de la nueva producción de armas y equipos militares.

Alemania recurría a astilleros holandeses (Fijenoord, en Rotterdam) y españoles (Echevarrieta, en Cádiz) para producir su equipamiento militar en cuanto a marina respecta e incluso ofrecía en venta a terceros países los productos en los que pudiesen mostrar interés.

Argentina estuvo entre los que volcaron la mirada hacia el armamento alemán y después de 1939 quedaron sin otra opción que explorar también con Italia. En diversas ocasiones avanzaron las negociaciones, en algunos casos al punto que en Buenos Aires el Congreso aprobó fondos para invertirlos en submarinos, buques de superficie, artillería de costa -fundamentos para crear la Infantería de Marina-, aviación anfibia y otros requerimientos cónsonos con el interés nacional en consolidar el control marítimo sobre aguas atlánticas y el Río de la Plata.

Los informes de Ceballos contribuyeron a favorecer la oferta alemana. Y el almirantazgo germano motivó al Fuhrer para que en persona animara entre la oficialidad argentina la aspiración, reconocimiento y aprecio de la calidad de productos militares alemanes.

Fue convincente entre las autoridades navales argentinas, entre otros proyectos en vista de los cuales las partes avanzaron, lo referido a los cruceros clase Koln, de 4300tn. De desearse, podían ser artillados como los cruceros de 6000tn, casi un acorazado de bolsillo -precisa Luqui-Lagleyze.

Uno de los informes suscritos por el capitán Ceballos es concluyente en cuanto a "que había interés por parte de la Marina Alemana en obtener para su país las futuras construcciones navales argentina, ocupándose de ello en forma oficial, disimulada naturalmente por las prohibiciones que estaban impuestas. Para demostrar el interés que tenían, daban parte de los datos reservados ( ) y decían que si construían buques para la Armada Argentina, lo harían como si fuesen para ellos mismos".

En enero de 1938 se firmaron contratos con las firmas Fried Krupp Aktiengesellschaft, Siemens Schucker werke, Karl Zeiss, y Electroacustic G.m.B.H., para la compra de artillería aérea y aviación naval.

Los viajes de instrucción a Europa de instrucción de la fragata Presidente Sarmiento, la última de la cuales a puertos alemanes tuvo lugar en 1933, dio lugar a espléndidas recepciones en Hamburgo y Berlín e incluso contacto personal entre la alta oficialidad de dicha nave y Hitler quien se excusaría por carecer de tiempo para atender la invitación a subir a bordo del Sarmiento (1).

Sin embargo, en el Grille, yate personal del presidente y canciller del Reich, atendió durante 20 minutos una entrevista con el capitán Tessaire, al mando de la Sarmiento.

Los acorazados argentinos Moreno y Rivadavia fueron gratamente recibidos el año 37, al tocar puertos alemanes de paso hacia Inglaterra donde se unirían a las celebraciones por el ascenso de Jorge VI.

En materia de aviación naval, en funciones formales de agregado naval acreditado ante el gobierno de Berlín, el capitán Ceballos resaltó las capacidades de los Junkers 87 Stukas, de bombardeo en picada, y que el Dornier D217 podía ser avión torpedero y de bombardeo en picado.

Catalogó como mejor cañón antiaéreo, entre los alemanes, al Krupp 88mm y al de 3,7cm, causante de estragos incluso en blancos navales -refirieron informes de Ceballos donde Luqui-Lagleyze investigó para ofrecer este reciente ensayo histórico.

El ofrecimiento de Estados Unidos de suplir armas degeneró en una fuerte y tensa controversia dentro del ministerio de la Defensa argentino ante lo cual descartaron cualquier sumisión a proyectos de defensa continental americana vinculada a Washington.

Buenos Aires resuelve (Ley del 11 de septiembre de 1941) ampliar el plan de equipamiento militar puesto en marcha en 1926 sin sustento financiero pero gracias a este, entre 1928 y 1933, el astillero Franco Tosi de Taranto, construyó los tres sumergibles.

En 1926, la Ley que permitió invertir en la modernización y renovación de los medios navales, siendo el logro excepcional de la misma incorporar tres submarinos conocidos como los Tarantinos. Tan sólo 18 años antes habían dictado la última normativa destinada al desarrollo y actualización de la Armada Argentina.

El gobierno retoma la idea del crucero proyectado en 1937 además de los tres submarinos y dos cruceros ligeros cuya compra figuró entre lo que se acordó pero quedó pendiente. Y agrega por la Ley de 1941: cuatro torpederos, 20 lanchas torpederas de defensa del Río de la Plata, tres submarinos más, 220 aviones entre bombarderos, de patrullaje, de observación, de caza y de transporte. También toda suerte de elementos necesarios para la defensa y el combate. Costo del proyecto de rearme: 170.000.000 de pesos oro y cinco para su ejecución.

Los proveedores estadounidenses acabaron siendo poco receptivos mientras los alemanes por intermedio de su agregado en Buenos Aires, dieron a conocer que los suministros serían con España como intermediaria. En plena guerra mundial, Berlín aclaró que tomaría en cuenta los pedidos sin ofrecer garantías de cumplimiento inmediato.

Al final, las gestiones encauzadas por el capitán Ceballos, también a cargo de la agregaduría en Madrid, a nada condujeron. Las necesidades armamentistas del Reich impedían abastecer de armas a otros países no obstante las visiones geopolíticas del Fuhrer.

Los acuerdos preveían intercambio de exportaciones, intermediación española y otras considerandos ante los cuales la dinámica, los acontecimientos en sí mismos advertía la imposibilidad de que las partes lo satisfaciera en su totalidad.

El 22 de agosto de 1942, el agregado naval alemán en Buenos Aires recibió el pedido argentino. Coincide aquella iniciativa con que el Ministerio de Marina le plantea lo mismo al gobierno de Italia.

El desenlace de la guerra estaba por verse. Los argentinos preferían no arriesgarse a cuentas de algún tipo que tal vez nunca cobrarían y los alemanes –también los italianos- se veían a sí mismos incapacitados para entregar equipos militares indispensables para derrotar a los aliados. Por esta razón, algunos de los equipos contratados fueron confiscados antes de que partieran rumbo a América.

Parte de lo adquirido no requisado y confiscado, logró llegar al destino austral. En España guardaban una docena de cañones antiaéreos Rheinmetalle-Borsing de 2cm. Desde Lisboa logran embarcar espoletas Krupp.

Argentina y Alemania rompieron relaciones diplomáticas en enero de 1944. Las sedes de las oficinas diplomáticas en Berlín cayeron debido a que resultaron blanco durante los bombadeos aliados.

Una apreciable cantidad de la documentación generada por las agregadurías en Londres más las de Berlín y Madrid atendidas directamente por el capitán Ceballos, es conservada en la Casa Amarilla, sede en Buenos Aires del Departamento de Estudios Históricos de la Armada, donde labora el catedrático Julio M. Luqui-Lagleyze.

Caso venezolano

A título comparativo con lo que ocurría en Argentina referiremos de manera general que en 1912 el Gobierno Nacional adquiere para nuestra Armada el primer buque de guerra (los anteriores eran armados para la acción bélica). La nueva unidad llevó el nombre de Mariscal Sucre (antiguo Isla de Cuba).

Entre 1919 y 1935 (2) incorporan a nuestra Armada unidades de guerra pero con años en servicio en otras armadas, ellos son: cañoneros Brión (1922), Maracay (1923), Aragua (1931), Orinoco (1933); vapores Florencio (1919), Nacional Bolívar (1935); lanchas Urdaneta y Padilla (1931), Arauca (1936); bergantín Naricual (1935); remolcador 21 de julio (1928).

Pendiente de confirmación existe noticia de gestiones destinadas a la adquisición de un buque mayor inglés así como que Japón nos ofreció un par de sus destructores. Sobrevendrán las precisiones por lo cual, concreto en cuanto a dotación de nuestra marina de guerra hasta el inicio de la II Guerra Mundial es lo referido en el párrafo anterior.

A la muerte de Gómez e instauración de la democracia -1936-, a partir de razonamientos serios y propuestas locales no desestimadas por las autoridades en funciones de la jefatura del gobierno y dirección del brazo naval de nuestras fuerzas armadas, por lo que respecta a la necesidad de remozar la flota envejecida y el desarrollo del poder naval de acuerdo a doctrina internacional y las premisas que entre nosotros nos traza el capitán de fragata Ramón Díaz a comienzos del siglo XX; así como examinados en aquel preciso instante –finales de la década de 1930- factores tales como nuestra ubicación hemisférica, compromisos internacionales tanto como del papel estratégico que para el mundo representaba la Venezuela inscrita entre los tres principales productores de petróleo, comienza con limitados recursos la remodelación de la Marina de Guerra. Incorpora dos buques usados adquiridos a Italia los cuales pasaron a ser los cañoneros General Urdaneta y General Soublette. Se adquirió para uso presidencial el yate El Leandro amén de varias lanchas italianas tipo MAS.

Además de los recientes agregados Soublette y Urdaneta, las principales embarcaciones adscritas a la Armada venezolana cuando comienza la II Guerra Mundial, seguían siendo las antiguas naves de pequeño porte incluido el transporte General Salóm, el más longevo en los anales pues adquirido en 1896 opera hasta 1952. Y, entre otros contaban los remolcadores de altura José Félix Ribas y Aragua, lancha hidrográfica Caribe, patrullera Táchira, patrullera Falcón (adscrita el 16 de septiembre de 1939), más El Leandro y otras naves bastante menores.

Más tarde Estados Unidos accedió a la venta del transporte tipo LST ARV Capana y en 1946, finalmente llegaron seis de siete corbetas tipo Flower construidas en Canadá que, adquiridas por Venezuela al concluir la guerra, se le nombró Victoria, Independencia, Libertad, Federación, Constitución, Patria.

La década de 1950 abre las puertas a buques ingleses de fabricación nueva. Tres destructores pesados denominados: Nueva Esparta, Zulia, Aragua, fueron encargados en 1950 y arribaron al país entre los años 1953 y 1954. En este último año el gobierno nacional celebra un contrato para la construcción de seis destructores ligeros: Clemente, Morán, Austria, Flores, Brión y García. En 1954 también se adquirió en Francia el transporte 2 de diciembre (luego Las Aves) para uso presidencial.

Casi 30 años después que los argentinos celebran la llegada de sus tres primeros submarinos, en julio de 1961 tiene lugar la festejada presencia en La Guaira de nuestro primer sumergibles el cual era del tipo Balao, acá bautizado Carite (ex USS Tilefish construido en 1943). Otros cuatro submarinos vendrán a dar conformación a su escuadrón respectivo, ellos son: Tiburón, Picúa, Sábalo, Caribe.

La década de 1980 se inicia con la llegada al país de las fragatas misilísticas italianas clase Mariscal Sucre, unidades que posee una tecnología más sofisticada que los anteriores, las cuales recibieron nombres de los ilustres próceres de la independencia: Mariscal Sucre, Almirante Brión, General Urdaneta, General Soublette, General Salóm, Almirante García.

Así mismo incorporó el Buque Escuela Simón Bolívar (BE-11).
Puede concluirse que las dos décadas entre el Tratado de Versalles (1919) y la invasión alemana a Polonia (1939), con la debacle económica de 1929, por razones parecidas, - insuficiencia de sobrante financiero y factores geopolíticos – menos Argentina que Venezuela se vieron impedidas de alcanzar lo pretendido en materia de dotar a sus respectivas marinas de guerra del poderío al que más los argentinos que el gobierno dictatorial de Juan Vicente Gómez, sintieron como necesidad nacional. Prueba de tal es que la armada argentina “ la Armada Argentina a pesar de sus falencias fue considerada en el año 1945 como la quinta del mundo... Antes de la guerra estaba entre las diez” (3)

En nuestro caso, después de diciembre de 1935 florecieron las perspectivas de mejoría de la dotación de la marina de guerra sin negar el hecho que antes de la muerte del Jefe Único, militares profesionales se tomaron en serio la tara de elaborar y tantear los escenarios que conducirían a procurar actualizar la armada a lo cual se abocó con visión el gobierno de Pérez Jiménez.(4 y 5).

Marina mercante y aviones para pasajeros vendidos a la Armada Argentina

Como Museo del Transporte es obligante acotar los datos que a continuación ofrecemos:
El investigador Raimundo Siepe - Monserrat Llairó apunta que el 16 de octubre de 1941 nacía la “Flota Mercante del Estado”, iniciativa de vital importancia para la economía y la sociedad argentina. Buques de bandera argentina comenzaron a transportar productos del país. También sucesivamente, incorporaron otros buques y al terminar la contienda, algunas empresas privadas se asociaron a la política estatal de modernizar e incrementar el plantel de buques de la marina mercante argentina. Al finalizar la guerra en 1945, la Argentina se hallaba con una flota mercante de ultramar que no poseía al iniciarse las hostilidades en septiembre de 1939. A fines de 1942 de un total de 170.000tn, al terminar el primer año del gobierno constitucional de Perón, la Flota Mercante del Estado, dependiente del Ministerio de Marina, contaba entre las unidades en servicio y en construcción, con un tonelaje de 281.000tn.

A partir de 1946 comenzó la modernización y el fortalecimiento de nuestra Compañía Anónima Venezolana de Navegación (CAVN), bastante más antigua (1917) que la naviera nacional argentina. Sin embargo, el tonelaje bruto de la CAVN jamás alcanzó la magnitud de la flota del país austral aunque nuestra flota petrolera sí ha tenido dimensiones apreciables desde los días que la misma la desarrollaban las transnacionales concesionarias a cargo de la explotación del crudo venezolano.

También n materia de transporte aéreo relacionado con la Armada argentina, la aerolínea venezolana AVENSA logró vender cinco aviones para pasajeros Douglas DC 2 ½ (modelo predecesor del DC 3), a las fuerzas navales argentina. Los bimotores fueron llevados por aviadores venezolanos hasta Bahía Blanca, donde fueron entregados a autoridades navales argentinas. Larguísimo vuelo en una transacción desaconsejable para el gobierno de Estados Unidos por parte de una aerolínea que en aquel entonces contaba entre sus accionistas a la Pan American World Airways (PAA). Los argentinos dijeron que el equipo recibido estaba en pobres condiciones. 
                                                                        Alfredo Schael

1 En mayo de 1933, el buque ARA Presidente Sarmiento (activo de 1899 a 1939) fondeó en la rada de La Guaira al mando del capitán Pedro Quihillalt. Navegaba rumbo a Europa. La oficialidad, cadetes y marinos visitaron Caracas, en donde fueron atendidos por los responsables de nuestra marina de guerra y otras altas autoridades nacionales.

2 Con información suministrada por el investigador Ramón Rivero Blanco.

3 Lo refiere Edgar Blanco Carrero. Véase también su ensayo:

http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2013/01/argentina-uruguay-chile-y-venezuela_4172.html


Doctor Julio Luqui-Lagleyze, investigador argentino.

Carátula de la revista universitaria en la que viene incluido el estudio histórico del profesor Luqui-Lagleyze.
Una de tres páginas que el 20 de mayo de 1933 la revista caraqueña Élite dedicó a la visita de la Presidente Sarmiento en su viaje rumbo a Europa. Col, Fundación Museo del Transporte.
Presidente Sarmiento en alta mar.
Arribo al puerto de Buenos Aires en 1933 de uno de los tres submarinos encargados por Argentina a un astillero italiano.
Dornier D 207 el Dornier “podía ser avión torpedero y de bombardeo en picado”. Como tal era recomendable para la aviación naval argentina que pretendía contar con portaviones.

Llegada del submarino ARV Carite S11 al puerto de La Guaira en 1961. Lo escoltan aviones Canbrerra de la Fuerza Aérea Venezolana. Col. Ramón Rivero B.


Cañonero ARV General Soublette, refaccionado en Galverston, Estados Unidos, para adecuarlo mejor a nuestras necesidades. Colección Carlos Hernández/FAV-Club.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Lo que queda del Camino

El buen amigo y solidario colaborador de la Fundación Museo del Transporte, Derbys López Suárez, Director de la Fundacion Historia Ecoturismo y Ambiente, Fundhea, nos ofreció esta tarde un señor banquete de fotografías tomadas el sábado 23, durante el esfuerzo por llegar a la estación Peña Mora, del Ferrocarril La Guaira-Caracas.
Lo intrincado del bosque, varios derrumbes que interrumpen el sendero por el que iba la línea del tren, más peligrosos desfiladeros, impidieron -por ahora. completar la misión en la que persistirá el grupo de Fundhea.
Vale la pena llegar a la ruina de la estación en la que fue ofrecido por los ingleses un almuerzo al general Guzmán Blanco, tal vez seleccionado el lugar debido al inimaginable cuadro ofrecido por la naturaleza -tan espectacular como haber logrado tallar la montaña para dar paso al enrrielado de aquella empresa que constituyó un verdadero reto para la ingeniería anglo - venezolana en la séptima y octavo década del siglo XIX.
También el lugar donde por pura casualidad fue frustrado un intento de magnicidio contra el Ilustre Americano.
Derbys detalla en su colección de fotografías recientes la experiencia que representó abrir también por Peña Mora la vieja carretera gomera, más arriba de la línea del tren, otra talla al cerro que demandaba para las obras de ingeniería, remover enormes cantidades de roca y tender puentes sobre quebradas muy hondas, muy bien tratadas por los constructores del ferrocarril para evitar que las aguas crecidas y desbordadas, afectaran el paso de los trenes.
Desde la autopista que el próximo lunes completa sesenta años de inaugurada, es posible divisar los restos de la estación de Peña Mora no así lo que queda del tanque de agua del que se surtían las locomotoras a vapor que comenzaron a reemplazarse con el tendido eléctrico de la línea que comenzó a prestar servicio en mayo de 1928. Este empeño en llegar hasta los vestigios de lo que fue la estación de Peña Mora dará que hablar pues constituirá casi otra hazaña.
Aguardemos noticias!

Paso del Ferrocarril LaG & Ccs. de Peña de Mora a Boquerón
Estación Peña de Mora vista desde la Autopista Ccs Lag.
Foto: Derbys López - Archivo Digital Fundhea
Paso de Carretera Vieja por Peña de Mora, finales de 1950
Paso de Carretera Caracas La Guayra por Peña de Mora, Noviembre 2013
Foto: Derbys López - Archivo Digital Fundhea
Construcción del Puente del Paují, circa 1925
Foto: A. Mûller
Puente El Paují, Noviembre 2013
Paso de Carretera Vieja por Peña de Mora







Pedro Duim, Un recorrido por rostros e imágenes de la Caracas en la que le tocó vivir

Vale la pena visitar la exposición de fotografías realizadas por el larense Pedro Duim (1918.2012). Un recorrido por rostros e imágenes de la Caracas en la que le tocó vivir y pateó cámara en mano para recoger impresiones de la transformación urbana para dar paso a la modernidad, lamentablemente echando abajo edificaciones con valor testimonial de otras épocas, patrimonio sacrificado en aras de avenidas amplias que facilitaran la comunicación, o edificaciones que han pasado a ser emblemáticas del la renovación como el Centro Simón Bolívar el cual hasta con un pedazo del Teatro Municipal acabó, como ahora se derrumban las pocas casonas del Este que permanecen en pie, por lo general para satisfacer el lucro de los desarrollistas.
Rica en recuerdos y lecturas, pobre en información de referencias orientadoras y formadoras acerca de los valores de ese patrimonio visto y colectado por el lente de Pedro Duim -sin la menor duda gran fotógrafo venezolano-, la exposición, magnifica por sus contenidos visuales y la calidad del montaje, se puede visitar con pocas limitaciones en los hermosos y muy generosos espacios de La Estancia -el brazo cultural de PDVSA-, en la avenida Miranda, a la altura de la estación del Metro Altamira.
Para quienes tienen interés en los automóviles de los años 40 y 50, el gusto que se pueden dar es enorme pues con los edificios, calles, monumentos y obras públicas en plena ejecución, aparecen muchos incluso de marcas poco conocidas. La fotografía que copiamos para nuestros seguidores, muestra entre otros dos portentosos vehículos de color oscuro: en primer plano un Chrysler 1948 sedan 4 puertas, y a la izquierda, entre varios, se destaca el Packard de finales de los 30.
Valga anotar ahora al recordar los 60 años de la apertura de la autopista Caracas-La Guaira, que Duim logró un nocturno, muy probablemente el día 3 o 4 de diciembre de 1953, donde registra la hilera de automóviles a la altura del peaje para bajar o ya de regreso luego del recorrido de estreno, además de varias personas de pie contemplando el espectacular movimiento de vehículos guiados por conductores curiosos que se hacían acompañar de sus familias.

Buick de los años treinta de Germán Alex Heath. Desfile por Caracas en 1965 antecedente de la creación en 1970 de la Fundación Museo del Transporte y apertura del Museo hace 43 años. Recorrida por Caracas para apoyar próxima conmemoración del 400 aniversario de la fundación de Caracas, En la fotografía entre Monjas y San Francisco. Fotografía de Pedro Duim expuesta en La Estancia.
Valioso documentos que muestra la actividad generada por la nueva vialidad hacia el litoral a partir de mediados de diciembre de 1953.

Autopista Caracas-La Guaira en el contexto

Tan importante como las obras que al menos en dos tiempos determinaron la apertura de la carretera Caracas-La Guaira tal y como se conserva desde las primeras décadas del siglo XX, fueron las mejoras a las vías que enlazadas, dieron lugar en parte sobre trazados de la antigua Trasandina, a la Panamericana, la cual arranca en Coche, sube a Los Teques baja en Las Tejería, pasa por La Encrucijada, Maracay, Valencia, Barquisimeto, Trujillo, Mérida, San Cristóbal y remata en el puente que nos une a Cúcuta, Colombia.
En vialidad, entre 1909 y 1935, Gómez gastó Bs. 270.480.008, el 65 por ciento de la inversión en obras públicas que fue en promedio el 18 por ciento del gasto nacional. El MOP dispuso en el mismo período dictatorial de Bs. 413.145.249.
Oscar Anzola Muñoz-Tébar recordó en un artículo publicado en El Universal la importancia del Plan Preliminar de Vialidad que en 1997 cumplió 50 años. Fue esbozado en ocasión del II Congreso Venezolano de Ingeniería, por el doctor Angel Graterol Tellería. La propuesta originó  la Comisión Nacional de Vialidad integrada por José Bernardo Pérez Barrios, Isaac Pérez Alfonso, Carlos Peña Uslar, Antonio Ornés y Francisco Rivas Lázaro. El plan se publicó en 1947 pero se comienza a ejecutar en 1950. “La publicación del plan, con su sistema de carreteras troncales, locales o estadales, ramales y sub ramales, además de la definición del sistema básico de puertos y aeropuertos, se convirtió en una guía para proyectistas y constructores, fomentó las técnicas y estimuló políticas concretas para hacer realidad las obras propuestas. La misión por cumplir lo propuesto -afirma el mencionado articulista- hizo que hasta 1960 la actividad de estudios y proyectos viales y la ejecución de sus obras se desarrollaran hasta un alto nivel profesional. Destacan en esas tareas muchos ingenieros de gran vocación y capacidad como Antonio J. Vicentelli, Santiago Hernández Ron, Angel Graterol, Teolindo Yánez, Francisco Mazzei. Alfredo Calzadilla, Eudaldo Vila, Manuel de Val, Lorenzo Martínez y Leopoldo Sucre Figarella, entre tantos otros, fundadores de la Sociedad Venezolana de Ingeniería Vial (hoy  SOTRAVIA)… 
En honor a la verdad, antes y después del MOP, son contadas las experiencias donde la esencia de los planes se hizo realidad, aunque fuera con retraso. Un primer paso fue aquel plan preliminar de vialidad, y luego las obras de la CVG, el Metro de Caracas, las de electrificación y parcialmente las de abastecimiento de aguas. El llamado país político nunca ha creído mucho en la planificación, ni siquiera en los llamados planes de la nación…”.
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El presidente Pérez Jiménez inaugura dos túneles y tres viaductos de gran importancia desde el punto de vista de la ingeniería civil. Son parte de la autopista Caracas-La Guaira, de 17 kilómetros de longitud, la primera vía de este tipo, extraurbana, construida en el país.
"El dos de diciembre de 1953, Caracas se convirtió en puerto de mar", recuerda en Así son las cosas el periodista Oscar Yanes quien agregó en una de sus amenas crónicas: "El coronel Marcos Pérez Jiménez, presidente de la República, inauguró la nueva autopista Caracas-La Guaira a las diez de la mañana de ese día.  La llegada del mar a la capital fue celebrada en toda la ciudad. Los diecisiete bancos que operaban en Caracas cerraron sus oficinas y más de 50% de las empresas dieron día libre 'para ver la autopista'. 
El tránsito por la nueva vía se convirtió en escuela en donde se cumplía este viejo principio: 'tu derecho concluye donde empieza el derecho ajeno'.  Si un conductor se accidentaba en uno de los túneles debía accionar inmediatamente los timbres de alarma para que la patrulla de carretera lo auxiliara al instante.  El primer túnel tenía 36 teléfonos en cada vía, o sea 72 en total y en el segundo ocho, en cada canal, o sea 16. El conductor accidentado lo único que tenía que hacer era apretar un botón y marcar el cero. Si notabas algún defecto en tu vehículo debías abandonar el canal y estacionar en el hombrillo. Los auxilios mecánicos y grúas eran gratuitos. Una boleta por infracción en la autopista no te la quitaba nadie. Ni Pedro Estrada.
Para la voladura de uno de los cerros se emplearon en una sola explosión doscientos cincuenta mil kilos de dinamita, lo que se consideró entonces como la mayor explosionada nunca vista en el mundo.… Toda Caracas hablaba maravillas de la autopista: 17 kilómetros, contados desde Catia al trébol de distribución de Pariata. Por la vieja carretera eran 30 kilómetros con más de 300 curvas.  Las mujeres y los niños (y algunos hombres), cuando viajaban a La Guaira, por la antigua carretera, solían llevar debajo de la ropa un periódico en el estómago. Fueron muchos los ejemplares de El Universal, El Nuevo Diario y La Esfera que llegaban así a La Guaira, soportando unas curvas de quince metros de radio. Por eso en un sitio (me parece que es en Pedro García), en un monumento que exhibe un carro destrozado, se advierte a los viajeros que 'poco a poco se anda lejos'.  En la autopista las curvas tienen doscientos ochenta metros de radio cuando menos.
En aquel entonces esta era la obra más espectacular de América Latina, después del Canal de Panamá y la construcción también en el siglo XIX del ferrocarril entre La Guaira y Caracas. Tres viaductos. Uno de ellos, el número uno, tiene 2302 metros y era, cuando se inauguró, el quinto en extensión en el mundo. El viaducto número dos de 250 metros y el viaducto número 3 de doscientos metros. Los túneles dejaban a la gente con la boca abierta: uno de mil setecientos ochenta metros y otro de cuatrocientos setenta, con una iluminación espectacular. En la autopista no se podía 'ir la luz' nunca. Se abastecía de energía eléctrica proveniente de las plantas Ricardo Zuloaga y Arrecifes, de modo que si fallaba una entraba en funcionamiento la otra.  Los dos túneles disponían de luz propia en todo momento, ya que contaban con una instalación de lámparas de mercurio a prueba de cualquier emergencia…
Los cuarenta años de partidocracia -agrega Yanes- acabaron con esta obra.  Ahora se discute si es legal o no la concesión. Igualito que cuando en el juego de basquet se congela la pelota. Todo mundo se la pasa, pero nadie tira a cesta, que sería ir a decidir ante la Corte Suprema de Justicia.… Dentro de la partidocracia 'la pelota congelada', o sea, la discusión interminable, produce buenos dividendos a los políticos que protagonizan el juego, porque te conviertes en noticia, apareces en la prensa escrita, en la televisión y en la radio… El día que el viaducto 'colapse', palabra que ahora está de moda, la búsqueda del culpable se convertirá 'en lomito' político para unos e interminable calvario para otros. Y al final nadie irá preso. La situación de la autopista Caracas-La Guaira es una vergüenza más aún, cuando dentro de tres meses se pretenda celebrar oficialmente el 23 de enero con cohetes, discursos y grandes actos especiales. Cuando lo que deberíamos hacer ese día es iniciar el análisis frío de por qué lo que pudo ser una democracia decente se convirtió en una absurda y corrupta partidocracia. Por algo los auténticos y grandes protagonistas del 23 de enero se sienten frustrados. Así son las cosas" -concluye Yanes.
Como todos los sabemos, el viaducto N° 1 se desplomó, suceso avisado imposible de prevenir en buena medida por las razones geológicas determinantes del evento. Con agilidad digna de destacar que en cierta manera se contrapone a la fracasada experiencia de costosos paños calientes para “evitar” el derrumbe del hermoso puente sobre la quebrada Tacagua, fue contratado y tendido en breve tiempo un nuevo puente que reabrió el tránsito de la autopista en toda su extensión. Convenida la obra con una expresa acreditada con experiencia, volvimos a tener autopista no obstante que de manera progresiva y anárquica sus laterales están siendo intervenidos lo que en algún momento la convertirán en avenida intercomunal distante de lo que inicialmente se pretendió.
Al mismo tiempo, a buen ritmo pero poco información, avanzan los trabajos para abrir una autopista alterna entre cuyas características se cuenta que mediante túneles muy largos, Caracas y el litoral quedarán unidos dentro de pocos año -tal nos ha sido prometido.
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Le siguió la Caracas-Valencia-Puerto Cabello, cuyo tramo Las Tejerías-Valencia estaba listo el 23 de enero de 1958 no así el Coche-Tejerías, inaugurado unos siete años más tarde después de varias rectificaciones, y el Valencia-Puerto Cabello.
En la década de los años setenta y ochenta se abrieron al tránsito tramos de grandes proyectos de autopistas como la Centro-Occidental bautizada José Antonio Páez. Esta autopista de 300 kilómetros de longitud atraviesa Carabobo, Cojedes, Portuguesa y Barinas. En abril de 1997 las obras pendientes acumularon diez años paralizadas por lo que el Gobernador de Cojedes planteó la transferencia de la responsabilidad de los trabajos para que cada gobierno regional cumpliera lo que hasta entonces el MTC no cristalizaba. Después, se enserió el trabajo hasta completar la vía de la cual los usuarios se quejan por la desatención notoria en ciertos tramos que le restan dinamismo al fluido del tráfico.
El mayor avance en la autopista entre la capital y el Oriente del país ha sido el cambio sucesivo de nombre a esa vía que pese a tantas inversiones o presupuestos asignados, avanza espasmodicamente por tramos lo cual preserva con todos los problemas que tiene, la angosta y curvilínea carretera que en su mayor parte data de comienzos de la década de 1960, con varios episodios de puentes fracturados.


De Pedro Duim es este valioso documentos que muestra la actividad generada por la nueva vialidad hacia el litoral a partir de mediados de diciembre de 1953.
Aviso oficial

Movimiento de tierra entre los cerros que separan a Caracas del mar y detalle de la construcción de uno de los hermosos viaductos construidos con tecnología francesa. Pórtico de uno de los túneles.

A como diera lugar había que inaugurar el día en que se recordaba la instauración del régimen perezjimenista 1952/1958.

El túnel Boquerón Uno, justo debajo de uno de los puntos que más trabajo dio en el siglo XIX y a comienzos del XX, la construcción de la vieja carretera Caracas-La Guaira, tiene más de un kilómetros y en sus primeros años fue el más largo túnel vial de latino-américa.