A propósito del magnífico artículo, muy detallado y revelador de aspectos singulares de la llamada "Operación Cóndor" (1958) que en Historia Náutica de Venezuela (facebook) publica el investigador e historiador especializado en temas militares, Carlos Hernández González, reproducimos un texto que será incluido en la nueva edición del libro que sobre aviacíón civil venezolana está en fase final de elaboración. Si suscita algún comentario de los lectores, favor abstenerse a consideraciones de carácter político que no tienen cabida en este espacio de información institicional. Gracias.
El C-46 EVC DE AVENSA Y ARMAS PARA FIDEL
En su autobiografía, entre otras anotaciones curiosas de enorme interés relatadas para sus lectores con vigor excepcional, el capitán de aviación civil Luis Emiro Cañas refiere que incorporado como estaba al selecto grupo de tripulantes de los Douglas DC-6B de Avensa, una mañana –cuenta Cañas-, a principios de noviembre de 1958, cuando llego a las instalaciones de la compañía para efectuar un vuelo a Miami, vio remolcar hacia el interior del hangar uno de los cargueros C-46 propiedad de esa aerolínea comercial venezolana fundada en 1943 por los señores Boulton con alguna participación accionaria de la Pan American World Airways.
Para Cañas, algo rutinario acabó siendo novedoso. Cuando en la noche regresó del vuelo ida y vuelta a Miami, presenció que al C-46 le removían los distintivos de Avensa, borraban las siglas y demás señas por insignificantes que fueran. Esto llamó la atención al personal.
“Cuando salí a volar dos días después, el C-46 no se encontraba y un amigo de mantenimiento me informó que el avión se lo llevaron unos pilotos ajenos a Avensa. Cuando vi el avión de nuevo estaba estacionado en un lugar apartado y vigilado por Infantes de Marina”.
Cañas apunta que supieron que el gobierno utilizó el Curtiss para enviarle a Fidel Castro una remesa de armas constituidas por fusiles FN-30, calibre 7mm y suficientes municiones para los mismos. El armamento, muy bien conservado, nuestras Fuerzas Armadas lo descartaron por obsoletos en 1953, cuando el Ejército venezolano adquirió los FAL (fusil automático ligero, de origen belga) y fue transportada en el C-46 de Avensa sin identificación –leemos en las notas del entonces con rango de capitán al mando de los cuatrimotores de Avensa, más tarde destacado piloto fundador de Viasa donde acumuló centenares de horas de vuelo.
“En cada viaje el avión –escribe Cañas- transportó 5.000 kilos. Salieron de Maiquetía por la tarde para llegar de noche a la pista clandestina de la Sierra Maestra, en Cuba. Ese armamento contribuyó de manera significativa en la ofensiva final de Fidel contra Fulgencio Batista. También se supo que el Presidente de la Junta de gobierno de Venezuela, Wolfgang Larrazábal Ugueto, le envió un fusil F. N con suficientes municiones a Castro como regalo personal; con este fusil al hombro Castro entró a La Habana triunfante”.
Otras referencias de aquel evento informan que el doctor Oswaldo Dórticos, quien sería primer presidente de Cuba luego del triunfo revolucionario de 1959, así como familiares y otros cubanos relacionados con el Movimiento 26 de Julio, fueron embarcados en el mismo vuelo de diciembre de 1958. Algunos que pretendían viajar aquel mismo día, fueron dejados en tierra.
Confirma la versión de Cañas que “el encargado de la misión fue un marino –escribió-: capitán de navío Héctor Abdelnour Mussa, quien también era edecán del presidente Larrazábal. Abdelnour Mussa sugirió usar un avión de Avensa en la misión pues tenía muchos amigos en el cuerpo de pilotos de la compañía a los que fue conociendo en el tiempo cuando viajaba de diferentes puestos de la Marina a Caracas; también era amigo de los Boulton, dueños de la compañía .
Tengo conocimiento de muy buenas fuentes que le ofrecieron a algunos pilotos de Avensa para que realizaran estos vuelos pero todos se negaron. Dos de los que no aceptaron volar el C-46 fueron los capitanes Oscar Cuevas Picón y Germán Chacón Lovera”.
Cañas agrega que él tuvo la oportunidad de conocer al capitán Abdelnour por la cercanía que él mantenía con el grupo que operaba los DC-6. “Me lo presentó el capitán Pelucarte una mañana que salimos a volar y él se encontraba en las instalaciones de Avensa. Años después supe por boca del propio capitán Abdelnour, que quienes volaron el avión con las armas fueron unos Cubanos, que él fue en el primer vuelo comisionado para entregar el fusil de regalo del Presidente de Venezuela a Fidel Castro. En total se hicieron tres vuelos y al finalizar los mismos se pintó al avión con los colores de Avensa nuevamente”.
Consultado Henry Lord Boulton en octubre de 2010 acerca de los señalamientos anteriores, el presidente de Avensa confirmó gran parte de cuanto aparece en la autobiografía de Cañas, por lo que a la venta de la aeronave respecta.
Boulton aclaró durante la conversación que él suponía fue una colaboración solicitada por el gobierno sin motivos para negarla y que de acuerdo a su memoria, era innecesario removerle los emblemas al avión toda vez que las autoridades venezolanas estaban al tanto del requerimiento como de la misión.
Sin embargo, con el correr del tiempo pudo precisarse que el gobierno de Venezuela en colaboración con grupos anti Batista radicados en el exterior muy bien relacionados con el Movimiento 26 de Julio, concretaron la operación de compra del aparato que Cañas y otros vieron cuando fue llevado al hangar de Avensa para despintarlo y sustituirle sus siglas las cuales eran YV-C-EVC.
Algo extraño o curioso ronda el historial de tal avión cuyo destino final ignoran las fuentes de información disponibles. Pero el Curtiss C-46 ex Fuerza Aéreas de los Estados Unidos (USAF) registrado como, 47193 serial de fábrica 264/CK241), registrado después de la guerra como N3955C para volar con la aerolínea Resort Airlines Inc., pasó a manos de Línea Aérea Transatlántica Colombia, marcado con las siglas C-66, luego KH-66. En 1953 fue vendido, esta vez a Cubana de Aviación, siendo registrado en La Habana como CU-556, siglas que lo identificaban cuando por problemas en el tren de aterrizaje se dañó de manera apreciable mientras el 17 de mayo de 1954 aterrizaba en el aeródromo Rancho Boyeros, en Cuba.
En 1955 vuelve a volar, esa vez como propiedad de Avensa, matriculado por el Ministerio de Comunicaciones de Venezuela YV-C-EVC, siglas cambiadas a YV-P-EPV según resolución firmada por el ministro de Comunicaciones Oscar Machado Zuloaga, publicada en la Gaceta Oficial fechada en Caracas el 16 de diciembre de 1958, notificada al nuevo propietario por oficio suscrito por el director Aeronáutica Civil, Horacio López Conde. Dicha resolución no especifica el nombre del comprador quien a juzgar por los documentos publicados por la familia Abdelnour en 2011, fue la Compañía Agropecuaria Motilón.
¿Cómo una aeronave aparentemente muy dañada al aterrizar en Rancho Boyero en mayo de 1954, fue totalmente recuperada –lo cual no es imposible invirtiendo dinero suficiente para comprar la unidad, piezas averiadas y repararla hasta llevarla a condiciones de vuelo certificables- y transada con la venezolana Avensa de modo que entre 1955 y 1958 sirviera como el carguero YV-C-EVC, generalmente empleado para sacar carne de los hatos apureños y guariqueños además de ocasionales servicios internacionales?
Hubo varios C-46 registrados en Venezuela, la mayor parte operados por RANSA pero los utilizaban también nuestras grandes aerolíneas de los años cincuenta y sesenta: Aeropostal y Avensa cuyos C-46 –explica el capitán Juan Vidal- los diferenciaban el número de palas del par de motores P&W de 2.800 caballos de fuerza cada uno: las de los Curtiss de LAV eran cuatro de mando eléctrico mientras las de los motores de las aeronaves de Avensa eran tres palas de mando hidráulico. Juan Vidal como su hermano Miguel Eduardo, tripulaban C-46, Juan en Avensa y Miguel en LAV –según comentario vía Facebook publicado en Retrospectiva de Aviación Venezolana.
Los 284.380 bolívares cancelados a Aerovías Venezolanas S. A. en fecha 4 de diciembre de 1958, los pagó el capitán Héctor Abdelnour Mussa de la siguiente manera: mediante cheque del Banco Ítalo Venezolano que endosó en blanco el girador Abdelnour, por la suma de 190.380 bolívares más el cheque No. 77501 del The First National Bank of New York a favor de AVENSA, firmado por Abdelnour, fechado el 4 de diciembre de 1958, por el monto de 94.0000 bolívares. Por la vendedora el finiquito lo dio A. Pena, contralor de AVENSA.
Aterrizaje inesperado en La Orchila. El contralmirante Julio C. Lanz Castellanos, en comentario referido al caso del traslado de armas a Cuba en 1958 por el C-46 ex Avensa, ofrece detalles tales como que el alférez de navío Juan Bautista Rojas Benavides, siendo comandante de La Orchila, detuvo el avión que despegó de Maiquetía rumbo a la isla caribeña. También a los tripulantes, en otra demostración de desaprobación de la irregularidad que venían cometiéndose con aquellas decisiones no compartidas por toda la oficialidad enterada de la operación de apoyo encubierto a la revolución cubana. El bimotor había aterrizado en la isla–base naval venezolana, cargado de armas, sin conocimiento previo de Rojas Benavides.
“Cuando los tripulantes intentaron despegar de nuevo sin esperar órdenes, les colocó una escuadra de fusileros adelante, con instrucciones de hacer fuego si movían el avión. El alférez era "nuevo", pero tonto no era. Al avisar por radio, a sus superiores en Maiquetía les "cundió el pánico" por haberse informado la novedad ", "en lenguaje claro". No hallaban que responder. Resulta, que no había otra forma de hacerlo, por no haberse establecido el sistema de cifrados. Lo regañaron fuertemente pero debieron reconocer posteriormente que el oficial tenía razón. Un avión civil, con las siglas borradas y cargado totalmente de armas y uniformes militares, no es cualquier tontería. Irresponsable habría sido Rojas si por debilidad no lo informa y procede a detenerlo. Así eran los comandantes de antes, tomaban sus decisiones y punto”.
El distinguido oficial naval, investigador e historiador Lanz Castellanos, también apunta: “La comunicación inicial fue más o menos así: ‘Azulejo, aquí Azulejo 1. Informo aterrizaje avión civil extraño, sin siglas visibles. tripulado por individuos barbudos, cargado de armas y prendas militares. Procedo a detenerlo. Solicito instrucciones. Cambio”.. La respuesta (alarmada) fué: “Azulejo 1, de Azulejo: Suspenda de inmediato su transmisión y espere instrucciones". Y así se hizo. Unas tres horas más tarde llegó un avión militar con autoridades dispuestas a resolver el conflicto. El avión (Curtis C-46) despegó hacia Cuba y el alférez "de casualidad no fué fusilado" por haberse atrevido a cumplir con su deber… Los pilotos del Curtis según recuerdo, se llamaban Inciarte y Guillot”.
Sin desmeritar ninguna otra referencia, valga apuntar que distintas versiones relacionadas con el avión venezolano que llevó armas a Cuba en 1958, señalan que los tripulantes contratados para volar el YV-P- EPV eran pilotos extranjeros. No deja de ser probable que mencionado “Inciarte” era el recordado capitán de aviación Milton Inciarte, venezolano de pura cepa.