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domingo, 1 de enero de 2012

Tránsito fugaz del petróleo a través de Güiria


Frente a las costas del Sur de Paria han traficado centenares de millones de toneladas de crudo y productos petroleros procesados a relativa corta distancia de Güiria.
En la actualidad, Güiria figura entre los puntos de contacto logístico del plan de desarrollo de la llamada plataforma deltana. Aunque están difusos algunos de los cacareados proyectos multimillonarios asociados al gas, de momento, ciento beneficio económico genera esta condición de localidad desde donde se brinda un apoyo más bien circunstancial el cual, no obstante, activa el movimiento del puerto, del aeropuerto, ocupa a la hotelería y deja alguno que otro beneficio adicional que está pendiente medir.
Más allá de la propaganda, los proyectos de PDVSA han sido objeto de minuciosos análisis de impacto ambiental por empresas y organismos especializados en la materia. Los resultados dividen la opinión de los güireños como la de los expertos. Entre otros, la Fundación Proyecto Paria maneja sus propias conclusiones.
Güiria conoció los efectos sociales, económicos y medio-ambientales ­ factor que nunca como hoy se evaluó con tanta mesura-. Lo efímero o transitorio que puede ser un programa puntual asociado a la explotación de los hidrocarburos como también de la minería pues acabó siendo temporal lo que Puerto de Hierro significó como simple estación de transferencia instalada por la Iron Mines en el Golfo de Paria.
En el primer trimestre de 1948, la Creole resolvió cerrar el campo desarrollado a sus expensas en Güiria para servir como puente para la transferencia de crudos extraídos en oriente, a las embarcaciones de mayor calado encargadas de transportar el producto al mercado externo.
Güiria resultó víctima tanto de los crecientes volúmenes de producción como de la renovación de la industria naval que al cabo de la guerra mundial, mucho más confiada, puso a navegar tanqueros capaces de prescindir de las ventajas de la terminal que -de acuerdo a informes de la época-, recién construida, fue catalogada como inadecuada para responder a las necesidades de la Creole cuando finalizara la década de los años 40.
Luego de invertir 18 millones de bolívares, en 1945 se estimó injustificado el dinero fresco requerido para adecuar la terminal a las exigencias de nuevos tiempos y medios disponibles.
Las facilidades petroleras establecidas en Güiria estuvieron conectadas al inicio, exclusivamente, con la explotación del campo de Quiriquire y la exportación del crudo extraído de allí a través del río San Juan en buques de 18 pies de calado y 40 mil barriles de capacidad.
Como la llamada Barra de Maturín ofrecía limitada seguridad al tráfico de los barcos de mayor calado y capacidad, la petrolera resolvió terminar de cargarlos aguas afuera, para lo cual se utilizó gabarras o pequeños buques-tanque para trasegar el complemento de la carga no embarcada en la terminal del propio campo sobre el río San Juan.
Pioneer, Creole Jefe, Creole Lindo o Creole Bueno eran los nombres que alguien recordará llevaban los buque-tanque de menor formato cuya operatividad también se hizo ineficiente en vista de la capacidad de transporte y la seguridad, razón para que la Creole explorara alternativas. Una de ellas fue fundar en Güiria una terminal con apropiadas capacidades para almanaje y embarque.
El paso anterior había sido fondear la gabarrra-tanque Navahoe frente a la desembocadura de la Barra de Maturín, rebasada en su capacidad para asimilar la producción de Quiriquire destinada a la exportación - señala una crónica publicada en 1948 por la revista El Farol.
El puerto de Güiria era el punto cercano y conveniente, con obvia vocación marina, hacia donde sin interrupciones podían llevar durante día y noche la carga sacada a través del río San Juan.
En 1934, la estación terminal estaba en funcionamiento con su línea submarina, estación de bombeo, nueve tanques de almacenaje de 80.000 barriles cada uno. La operación requería de 250 trabajadores que terminaron siendo 38 cuando comenzó el desmantelamiento luego de 14 años.
¿Qué sucedió?
Los técnicos especialistas en operaciones naviera se equivocaron al establecer las condiciones bajo las cuales atracarían los tanqueros de mayor calado. A tal punto fue el error de cálculo de maniobrabilidad en el área, que de noche no se podía atracar por lo que desde el primer momento se consideró insatisfactorio el rendimiento obtenible. Una noche para entrar al muelle y sin poder cargar, ocasionaba pérdidas que había que evitar. Barco parado no gana fletes.
Los registros de siniestros mostraron ­ además- una incidencia bastante alta de accidentes en las operaciones de amarre.
En 1937, estaba en pleno desarrollo de refinería de Caripito, con exigencias aún mayores pues la comercialización de productos diferentes al crudo exigía instalaciones como las que nunca se pensaron para Güiria, ya para ese instante poco apreciada por los marinos como terminal para cargar petróleo.
Comenzaron entonces los estudios sobre el dragado de la Barra de Maturín, cuyo lecho estaba a merced de arenas provenientes de los ríos Orinoco y San Juan, arrastradas por el tráfico de las gabarras y pequeños buques-tanque dedicados a sacar 60.000 los barriles diarios de crudo provistos por la explotación de Quiriquire. Se hallaron las soluciones para el dragado y en la primera fase del proyecto fue instalado en 1937, un balizaje densificado compuesto de 32 boyas, 33 balizas y cuatro faros. Los trabajos dieron al canal 32 pies de profundidad, suficientes para asegurar el tráfico confiable de barcos hasta de 120 mil barriles de capacidad.
En 1948, la Creole abandonó Güiria. Los trabajadores fueron reubicados en otros campos.
Por cierto que en materia de transportes, José Teriús Figuera, averiguó algo acerca de la presencia del automóvil en su natal Güiria, a donde el primer carro llegó de Trinidad, semi armado. Lo llevó Abraham Palis, abuelo del magistrado de la antigua Corte Suprema de Justicia, Luis Palis.
«Trajo también el señor Palis un mecánico para armarlo. Fue Andrew Rigaud, quien vivió hasta hace dos años cuando murió a la edad de 98 años. Rigaud armó el carro y enseñó a conducirlo al güireño José Casis.



Leyendas

1, El Esso Ávila frente a las costas güireás en 1954. La Creole ya había abandonado la gran terminal instalada en la península de Paria. 2. En diciembre de 2011 se cumplieron 68 del primer vuelo de Avensa empleando un trimotor Ford A5 que trajo a Maiquetía repuestos para automóviles embarcados en Barquisimeto. Existe una colección de óleos ejecutados por Alvaro Rodríguez del Villar que dan testimonio de los pasos de Avensa como aerolínea nacional e internacionalizada. Una de las escenas es la que ilustra esta nota en la cual un Convair turbohélice 580 se aproxima a la terminal aérea güireña. La empresa ofrecía servicios diarios sobre Güiria al igual que también vuelos diarios a la ciudad de Nueva York.




















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