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viernes, 6 de febrero de 2015

Algo sobre los tractores en Venezuela


En nuestro país, antes de los años veinte, todo el trabajo del campo y de la construcción se hacía por medio de tracción sanguínea. Cuando se leen los presupuestos del Ministerio de Obras Públicas de aquellos años, solamente se mencionan los gastos relacionados con gastos de materiales como barrenos de dinamita y de pólvora; herramientas como picos, palas, mandarrias; y el pago de obreros y carretas para transportar la tierra extraída. La carga de materiales de construcción se hacía a través de los escasos ferrocarriles. Lo mismo sucedía con el transporte de los productos del campo, en los que muy deteriorados y algunos eran intransitables en época de lluvias. 
Gustavo Julio Vollmer Ribas compra el primer tractor de Venezuela para ayudar en el arrime de la caña al trapiche. El tractor significó para el campo el ingreso a la era moderna. Con el uso de ésta máquina se consiguio hacer posible, en pocas tiempo, el trabajo de varios días. 
En 1907 Henry Ford empezó a fabricar tractores en serie con piezas de automóviles, a los que llamo Fordsons, tuvieron gran éxito y fueron exportados a Europa después de la Segunda Guerra Mundial.
Los primeros tractores de gasolina o gasóleo llegaron a Venezuela a fines de los años veinte, bajo el gobierno del General Juan Vicente Gómez. Es allí cuando comienzan a transformar el perfil de la geografía nacional.
Todavía en la primera década de este siglo, el programa de Carreteras Centrales, emprendido para mejorar las escasas carreteras existentes y crear otras con el fin de enlazar las diferentes regiones del país (tales como la Gran Carretera Transandina, la carretera de Caracas a La Guaira, la carretera de Caracas a Maracay, y otras), fue ejecutado a fuerza de picos, mandarrias, palas, explosivos y carretas de carga. Sólo alguna que otra trituradora y aplanadora de vapor ayudó en el proceso de construcción.
Gómez encargó el trazado de la----para aquel entonces “nueva”--- carretera de La Guaira a un grupo de ingenieros; después de muchos estudios de factibilidad, concluyeron que el proyecto resultaba poco menos que imposible debido a los grandes obstáculos naturales del terreno y a la carencia de una tecnología adecuada. Gómez no se dio por satisfecho y mandó a llamar a un compadre suyo que le había construido la Carretera Nacional del Táchira, en la primera etapa de la Carretera Transadina (concluida en 1925). Y, el compadre, entendido en los problemas que se presentan en la construcción de carreteras montañosas, llevó a cabo la labor a fuerza de pulso y tesón humanos. En muchos lugares, la montaña hubo de ser recortada y literalmente “labrada” a fuerza de pico.
Muchos agricultores particulares, gracias a las facilidades de crédito que daban algunos comercios y sin las incomodidades del papeleo burocrático, se decidieron por la compra de tractores para actividades en sus haciendas, lo cual reportó un despegue agrícola no conocido en años anteriores.
A finales de los años cuarenta y principio de los cincuenta, la figura del tractor era familiar en los espacios de nuestra geografía. Sobre todo en las ciudades, donde una fiebre de modernidad arrasaba con antiguas casas y edificios. Y el retrato más peculiar de aquellos días---según dice Mariano Picón Salas en una crónica de 1957---es el de un hombre sentado a su mesa de ingeniero, contemplando desde una ventana "funcional" el paisaje de estructuras arquitectónicas inconclusas que tienen de fondo el perfil de una carterpillar.
En medio de este aire de renovación, la venta y distribución de tractores se convierte en un negocio atractivo. Y junto a casas comerciales de cierta tradición, aparecen nuevas empresas que se abren al ramo de la representación y venta de tractores y piezas de repuesto para los mismos. Esto trajo como consecuencia que el mercado nacional se llenara de las más variadas marcas y modelos, muchas de las cuales, por una razón o por otra, desaparecieron con la misma prisa con la que habían llegado. Sólo sobrevivieron aquellas marcas que contaron con el respaldo de un servicio técnico adecuado y una línea de repuestos garantizados en el mercado nacional. FMT.

Los niños disfrutan jugar en nuestros tractores. Colección FMT


El 1er tractor utilizado por el Central El Palmar, Edo. Aragua, traido por la Familia Volmer
El 1er tractor utilizado por el Central El Palmar en su estado actual en la entrada de la empresa en San Mateo. 
Imágenes del tractor marca CASE, Colección Diego Dagnino
Imágenes del tractor marca CASE, Colección Diego Dagnino

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