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lunes, 13 de mayo de 2013

Ramón Díaz, gran marino, visionario centauro del mar

El séptimo libro dedicado al tema marítimo venezolano está por salir de la imprenta y circulará en Caracas en los próximos días. Lo anuncia su editor Ramón Rivero Blanco.

“Historia de la Marina de Guerra de Venezuela de inicios del siglo XX: Legado del Capitán de Corbeta Ramón Díaz”, es un volumen de 225 páginas que ofrecen por primera vez la aproximación a un personaje excepcional, “gran marino” a quien apodaron “El Centauro del Mar”, quizás más por lo que pensó y supo escribir acerca del por qué y cómo fijarle rumbos al desarrollo de nuestro poder naval, que por el enaltecedor desempeño como oficial de nuestra marina de guerra y accidentalmente comandante de mercantes dedicados al servicio de cabotaje nacional.

Vale puntualizar que Ramón Díaz Flores (Isla del Viento, rancherío ye’kuana sobre el río Caura) 1877-La Guaira 1926), presente en los barcos de la C. A. Fluvial y Costanera (posteriormente C.A. Venezolana de Navegación) entre 1914 y 1923, no por voluntad propia sino para acatar órdenes ante las cuales “mantuvo compostura, actuó sin una queja, sin un atisbo de angustia en el rostro, con la resignación habitual típica de su raza”. Sus desempeños tuvieron lugar en los vapores Venezuela, Guárico y Manzanares.

Lo medular de la obra marinera de Díaz estuvo en “contextualizada en un marco signado -(1908)- por la estrecha relación entre Cipriano Castro y el Comandante de la Armada de ese entonces Román Delgado Chalbaud. Esta relación –escribe Edgar Blanco Carrero cuando analiza el pensamiento de Díaz Flores-… se caracterizó por una serie de intrigas que se tejieron en el país para romperla afectando la implantación de medidas tendientes a generar una capacidad marítima y hacer del país una república soberana. Bajo esta premisa, la obra de Díaz se presenta como una exhortación estructurada que pivotea a partir de halagos a una presidente de la República que no está en el ejercicio del cargo y que sería definitivamente depuesto diez meses después…”.

Inspirado en lecturas de afamados estrategas navales y militares fuentes esenciales de estudio avanzados a finales del siglo XIX, Ramón Díaz consideró que desplegar nuestro poder naval lo justificaban razones de orden geoeconómicas a partir de la propuesta mahaniana (1) de poseer una marina de guerra centinela de las costas y la garantía expansiva de su marina mercante”; una justificación republicana y de relaciones internacionales basada no sólo en la experiencia del bloqueo naval de 1902/03, sino también de cómo Japón pudo desarrollar su capacidad militar en el mar, “y pudo asumir –en palabras de Blanco Carrero- una posición de igualdad en el concierto de las naciones luego de derrotar a los rusos en el extremo oriente”; unas ideas de modernidad y de civilización; la serie de medidas adoptadas por Cipriano Castro en las que cabe mencionar el Código de Marina lo cual en la práctica rescató las reales ordenanzas navales españolas de la época anterior a la guerra de independencia.

Ramón Rivero Blanco al anticipar que en breve circulará el libro por él editado con trabajos inéditos tanto suyos como firmados por Jairo Bracho Palma, Edgar Blanco Carrero y Julio Chacón Hernández, comenta que le provoca una satisfacción enorme dar a conocer lo desenterrado de la historia de una vida acerca de la cual lo que desconocíamos de ella, “estuvo perdido en el anonimato más estéril”.

Refiere que en los últimos 20 meses se afanó por encontrar en diferentes archivos y fuentes hemerográficas, cuanto sirvió como base para que quienes toman parte en el libro, analizaran y juzgaran el significado de Ramón Díaz en la historia naval venezolana. A está le sirvió como pocos. Su legado es el propio de un visionario excepcional no obstante haber sido “autodictada interesado desde siempre en temas navales, especialmente sobre estrategia”.

En lo personal, para Rivero Blanco, el personaje Ramón Díaz fue padre adoptivo y mentor de su papá, Ramón Rivero Núñez, a quien introduce en la Armada Nacional en 1923, Díaz Flores, de vuelta del tránsito por los mercantes de la Fluvial y Costanera y la CAVN, lo acoge en el buque del cual era comandante, ofreciéndole la oportunidad de servir como aprendiz en la sala de máquinas del cañonero Maracay. Desde esa modesta plaza abordo se forma a pulso y se profesionaliza quien figurará entre los oficiales mejor preparados, dignos, distinguidos y eficientes donde le tocó servir o desempeñarse dentro de nuestro mundo naval del siglo XX. Ese fue el capitán de navío Ramón Rivero Núñez...

“La verdad es que mi padre dejó unos cuantos papeles sueltos que nos crearon la necesidad huérfana de saber más” –apunta Rivero Blanco. “Asumí como deber para con mi padre y su ductor lo que resulta en este libro lleno de revelaciones que sorprenderán como me ocurría en la medida en que ahondaba en las fuentes que me permitieron en algo más de un año, reconstruir los pasos de aquella vida marinera e intelectual ejemplar acerca de la que aún queda por investigar”.

Datos interesantes y análisis profundos nacidos de las contribuciones de aquel marino venezolano, abundan en el libro bien ilustrado contentivo de la reproducción literal de los escritos fundamentales publicados por Ramón Díaz Flores dado su interés en divulgar un pensamiento orientado a lograr que aquellas angustias, ideas e iniciativas se reflejaran en acciones concretas para dar Venezuela la marina de guerra necesaria.

Este séptimo libro en perfecta concordancia con el esfuerzo del grupo de venezolanos que de poco tiempo a esta parte lleva a cabo en función de educar y formar al compartir investigaciones, análisis, informaciones y, sobre todo, reflexiones a las cuales deberíamos prestar atención en función de presente y futuro, se agrega a la bibliografía de corta data que ya incluye las siguientes obras: la presentada por el capitán de navío Tomás Mariño Blanco (“Buques de la Armada de Venezuela 1901-1950”); “Venezuela en la II Guerra Mundial” (con textos de los capitanes de navío Luis Farage, Edgar Blanco Carrero y Jairo Bracho Palma, el embajador Roberto Palacios, los doctores Javier Nieves Croes, Carlos Hernández y Juan Carlos Sainz y el cineasta Haik Gazarian, autores ponentes de investigaciones todas de vital interés); “Sueños Rotos”, “Iconología Naval Venezolana” y “Hombres de Hierro”, del capitán de navío Jairo Bracho Palma; y ahora el libro dedicado al legado del capitán de corbeta Ramón Díaz, investigación y análisis promovidos a partir del interés de Rivero Blanco en el personaje, volcadas en sustanciales estudios debidos tanto al investigador Rivero Blanco como a los oficiales navales Edgar Blanco Carerro, Jairo Bracho Palma, Julio Chacón Hernández.

“De Babor a Estribor, reseñas de la navegación en Venezuela” por Alfredo Schael y Fabián Capecchi, publicado en el 2012 por la Fundación Museo del Transporte, es el séptimo de los libros disponibles que versa sobre temas navales con énfasis en nuestra marina mercante.

[i](1) Por la obra del tratadista Alfred Thayer Maham).


4 comentarios:

  1. Como hermano de Ramón Rivero Blanco, puedo decir que me siento orgulloso de su trabajo de investigación, no solamente por sacar a la luz el pensamiento del capitán Ramón Díaz, mentor de nuestro padre, y lo que ello significa para la Nación en su Historia Naval, sino que arroja luz sobre los orígenes de la formación de nuestro padre el Capitán de Navío Ramón Rivero Núñez y nos ayuda a comprenderlo más. Felicito también a los coautores de la obra. Gracias, Guillermo R. Rivero Blanco

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  2. yo compre los dos primeros, podrian informar a parte de este cuales son los otros. Gracias

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  3. Soy Carlos el otro hermano de Ramón Rivero Blanco, cerrando filas con Guillermo para apreciar y felicitar efusivamente la productiva labor editorial de Ramón. Sin duda que este LEGADO es una obra gestada en la oscuridad proverbial de los archivos olvidados, y escondidos de la luz en el tiempo. Chana, mi tía abuela, viuda de Ramón Díaz nunca dejó de mencionar su nombre durante mi niñez y de recordar cómo apoyaron a Mi padre luego de aquel encuentro fortuito que los puso de frente en la vida. Ellos dos fueron, para completar, el "cupido" que unió a Ramón Rivero y Nieves Blanco, nuestros padres. Por esto y tantas otras cosas de la vida familiar es justo recordar a Ramón Díaz, con todo el significado que puede tener para nostros en la vida.

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  4. Mi Capitán de Navío Ramón Rivero Blanco, este marino mercante profesional y tarmeño de nacimiento con residencia en el Edo. Táchira, le agradece el envio del 2° tomo de Historia Naval. Le diré que lo estoy leyendo con detenimiento y me llama la atención la visión del Q:. H.. Capitán de Corbeta Ramón Díaz Flores, hijo de la Logia "Asilo de La Paz" N° 3 en Ciudad Bolívar, en donde nos dejó un interesante documento masónico que tituló ¡Basta ya! y donde inclusive ya presagiaba el nefasto Cisma de 1.956. Lo que me marcó es cuando el señala que todo masón tiene que ser antiimperialista, no estaba equivocado y nunca lo estuvo, porque es mi apreciaciaón acertada y así lo comparte en todos mis escritos y eso no es ser comunista ni socialista, es el criterio más avanzado dentro de la política aplicada en el ambito militar. Sobre la Gran Logia Unionista de los Estados Unidos de Venezuela, yo debo decir que otro hijo de La Logia "Asilo de La Paz" N° 13 y el cual creo usted conoce muy bien, como lo es el I:. y P:. H:. General de División (Ej.) Víctor José Higuera Castellanos (Promoción 1.958-Escuela Militar de Venezuela) fue el Gran Maestro de La Gran Logia de la República de Venezuela (Constitución 1.924 E:. V:.), quien en sus lñuchas por la unidad nacional de la masoneria nos habló en su proceso de La Gran Logia UNisda de Venezuela, con quien tuve la honra y el hnor de haber servido en nuestro Ejército Forjador de LIbertades cuando estudiaba en La Escuela de Transmisiones de las Fuerzas Armadas (ESCUTRANSFA) y fui enviado al Pelotón de Transmisiones de CODICAB 1 en San Juan de los Morros y él era el 2° Comandante del Batallón de Cazadores "Páez" N° 71 y además llegué a ser su Delegado por la Región Masónica N° 8 (Guayana) entre los años 1.999 y 2.001. Felicidadaes y el rumbo en la derrota es acertado, siempre avante y full máquinas mi Capitán de Navío, ya que en el horizopnte se avista buen tiempo con timón seguro. Fraternalmente Oficial de Marina Mercante León M. MOrales, Francmasón Past Master Grado 33° y Patrimonio Cultural Viviente del Edo. Vargas.

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