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lunes, 20 de febrero de 2012

Ciclismo y motocicletas


A  fines del siglo pasado la prensa venezolana publicaba comentarios sobre un medio de transporte que se extendería por todo el país y lograría aceptación especial en ciudades y regiones planas.
Bajo el título de “Sport”, un periódico de 1897 comentaba: “Carta de naturaleza ha tomado entre nosotros el ciclismo; y con tal entusiasmo se practica y propaga que ya sus numerosos adeptos se han organizado en asociación”.
Aparecían fotografías tomadas a ciclistas en poses para la historia nacional de este medio el cual, si bien aquí no se hizo extensamente popular como en Holanda, sí representó el vehículo de locomoción a tracción de sangre de gente de bajos ingresos, quienes siguen empleando las dos ruedas, motorizadas o no, tanto para sus traslados como para la diversión y más recientemente también como deporte de montaña, además del ciclismo de competencia tradicional para el cual, entre otros, existe el Velódromo de El Paraíso Teo Capriles, óvalo bautizado en honor a ese completísimo atleta gloria nacional, cuando aún estaba entre nosotros para enseñar con su ejemplo y sabios consejos de veterano.
Durante la década de los cuarenta eran ocasionales las bicimotos, de muy poco caballaje, y en los cincuenta se popularizaron las motonetas italianas Vespa y las Lambretta. La prensa y revistas como Elite y Biliken, en los años veinte y treinta, publican con regularidad avisos de promoción de marcas de bicicletas como Raleigh.
 Destaca Ángel G. Pinedo como representante y promotor de las motos Harley Davidson, competidoras en el mercado con las no menos famosas Indian, BMW, Norton, BSA, Gilera, Guzzi, DKW, Sarocea, Freda…
Era usual el interés comercial por los Sidecar, facilitadores del transporte motorizado de hasta tres personas incluyendo la que ocupaba la “parrilla”; eran apropiadas para el reparto razón por la que era usual su empleo por repartidores y en el interior emulaban en la prestación del servicio, al automóvil.
Benoto es la primera marca nacional de bicicletas. La creó una familia de origen italiano. 
En la actualidad, el interés se vuelca sobre las montañeras, última generación de sofisticadas piezas con muy poco que ver con la bicicleta de reparto de caja delantera, a la que nos acostumbraron en los años cincuenta los dueños de abastos que distribuían en los domicilios.
En el Museo del Transporte existe una hermosa bicicleta de finales del siglo XIX, reliquia donada por Enrique J. Brandt, testimonio de una época y de un curioso y atrevido diseño. Para llevar bien los manubrios, el buen equilibrio no era la mayor exigencia ni la destreza a desarrollar.
Poseemos material fotográfico revelador de las bicicletas como instrumento de trabajo de las fuerzas de seguridad pública, así como motos blindadas para el Ejército y en la Policía de Caracas.
También la prensa de la primera mitad del siglo reseña las caravanas de ciclistas que viajan entre ciudades, en auténticos rallys que despiertan curiosidad y fomentan el comercio de este medio acerca del cual, el gran deportista y periodista Hermann Ettedgui, en evocación retrospectiva sobre el deporte en Venezuela, publicada en la revista El Farol (año 1972).
 Ettedgui apunta: “En la década del treinta, prácticamente la bicicleta se hizo popular en Venezuela por obra y gracia de la dedicación y capacidad atlética de Teodoro Capriles, a quien se agregan otros propulsores de este deporte como De La Madriz, Otamendi, Aladé, Fernández, Chirinos, Carrizales, Rodríguez, Valera, Bilbao, Ituarde, Bermúdez, León, Rivas, Delgado, Laguna, Reitler, y tantos otros. Fue el ciclismo el primer deporte en emocionar hasta la médula de los huesos a quienes escuchamos el Himno Nacional, tocado en honor de un atleta criollo…”.
Desde 1948, con el ciclista Julio César León, Venezuela debutó en los Juegos Olímpicos de Londres Somos escenario de la Vuelta al Táchira, con más de 40 ediciones.
De crónica del periodista Octavio Estrada, entresacamos datos como que oficialmente, la Federación Motociclista Venezolana nació en junio de 1950, presidida por Jesús Reina Morales, quien para entonces era un entusiasta deportista amante de todas las disciplinas a motor en nuestro país. Ese mismo año es reconocida por la Federación Motociclista Internacional.
La actividad inmediatamente ganó adeptos y los nombres de Lambert Danzer, Maurizio Marcotulli, Agustín Cangas y Pablo Mihalka. En 1953 se produce la primera victoria nacional en pistas del extranjero, cuando Pablo Mihalka se impone en Lima, Perú, en la clase 350cc, éxito que luego repetiría al año siguiente el sensacional José Antonio "El Negro" Vivas tanto en 350cc como en 500cc.
Debutó el joven caraqueño llamado Pedro José Betancourt, llamado a ser uno de los máximos ídolos del motociclismo venezolano.
La joven gloria del ciclismo nacional, Julio César León, asume la presidencia de la FMV en 1955 y la lucha en los improvisados circuitos citadinos se extiende a las principales ciudades del país.
Marcas como Ducati, Norton, Mv Agusta, AJS sustituyen a las Gilera y Matchless de comienzos de la década. Ferrucio y Benigno Dalle Fusine, Adamo Tursini, Andrea Ippolito, Mario Ciccarelli, son sólo algunos de los valientes hombres con trajes de cuero que acaparan las preferencias de los aficionados, si bien la figura de José Antonio Vivas es la que más impacta por su arrojado estilo, alegrías y emociones que deja de ofrecer al sufrir un accidente mortal en Los Próceres, en 1958.
En la década del setenta se construyen los primeros circuitos permanentes en San Carlos, Turagua y Maracaibo y es sobre su asfalto donde comienza a formarse la joven figura del caraqueño Johnny Cecotto, quien debutó en 1972 en las calles de Barquisimeto y apenas tres años después regresaba de Europa con el título mundial en la clase 350cc. Un fenómeno que cambiaría el motociclismo continental.
Por otro lado, Ippolito es el primer presidente de la Unión Latinoamericana de Motociclismo, fundada en 1974, siendo el primer ente continental reconocido por la FIM.
Los motocrossistas Fernando Macía, Claudio Ippolito, Valentino Zolli, Tomás Goinger, Alfredo y Gustavo Herrera, Freddy y Enrique Brandt, Francis Meza, Chicha Dorta, entre muchos otros, buscan ascender en el campo internacional, pero ninguno como Ricardo Boada, quien marcó una época con su arrojado estilo.
Ya en los años ochenta, Carlos Lavado Jones se encarga de pasear el pabellón tricolor por las pistas del planeta. 1988 marca el retorno de las grandes pruebas mundialistas a nuestro país, gracias a la construcción del Crossódromo Andrea Ippolito de la ciudad de Maracay, en el estado Aragua, instalación que resultaría un modelo a seguir en todas las pistas del planeta.
El Mundial de 250cc se disputó hasta 1999, temporadas en las cuales los pilotos venezolanos continuaron cosechando decenas de triunfos en el ámbito continental en todas las modalidades.
En  los últimos meses, han llegado de visita y para ofrecer la hermosura de sus máquinas, grupos de motociclistas que han acompañado al público y otros coleccionistas de automotores que ahora nos frecuentan, alternado con las muestras dominicales de antigüedades y objetos curiosos además de las piezas propiedad de la Fundación Museo del Transporte.
Damos la bienvenida y alentamos a estas agrupaciones de motociclistas que en el Museo Guillermo José Schael tienen su casa al igual que AVAAV y demás agrupaciones de propietarios de automóviles antiguos y clásicos.

Leyendes

1 y 2. Motociclistas que en fechas recientes se han dado cita en el Museo del Transporte. 3. Grupo de motociclistas fotografiados cerca de La Guaira en la década de 1920.



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