Páginas

jueves, 11 de agosto de 2011

El carro de Cantinflas en Caracas

En la colección de automóviles presidenciales exhibidos en el Museo del Transporte sobresale la limusina Rolls Royce del año 1953 modelo Silver Wraith (Fantasma de Plata).

Es de los más imponentes. Está situada al lado del no menos interesante Lincoln de los que utilizó el general Gómez, los ministros, embajadores y gente pudiente mientras otros preferían la marca Packard.

Este Rolls está enmantillado no solo por emblemático de la gran industria automotriz británica. A alguien le pareció justo encargarlo a la fábrica para regalarlo nada menos que al Presidente de Venezuela.

El o los adulantes que se sacrificaron cancelando miles de libras esterlinas, optaron por hacer el pedido y comprarlo bajo un nombre ficticio sin precisiones: Mr. Jones. El destinatario final sería, en Caracas, el coronel Marcos Pérez Jiménez.

Pero a Pérez Jiménez le gustaban los autos veloces con marcada debilidad por los Mercedes los cuales incluso figuraban en la flota para escolta presidencial.

Y, la imponente limusina azul cobalto con sus lindísimo radiador cromado, faros de tamaño fuera de serie, madera de Chippendale, bar y aire acondicionado, vidrio divisorio del asiento para el chofer y la cabina para los pasajeros (cinco), se quedó fría a la espera de mejores días, siempre el garaje de Miraflores.

A la caída de la dictadura militar el 23 de enero de 1958, allí lo encontró la Junta de Gobierno que nada hizo con el despampanante Rolls del cual sí se valió el presidente Rómulo Betancourt pese a que carecía de recomendables vidrios blindados.

Jorge Bello Domínguez, bibliotecario del Museo del Transporte, refiere que cierto día, “hace como diez años”, actuando como guía de un grupo de visitantes del Museo, al hacer mención del Rolls, se le acercó un “señor empaltosado con corbata y de buenas facciones, y nos preguntó si deseábamos saber una anécdota referida al ‘famoso inglés’. Por supuesto contestamos que sí.

--Sería hace años cuando yo era chofer del Presidente, don Rómulo Betancourt, y estaba almorzando, cuando se me acercó un teniente, edecán del señor Presidente, y conminóme a que lo siguiera ya que don Rómulo me requería. De inmediato me trasladé detrás del edecán.

Ya frente a Betancourt, me preguntó si conocía al personaje que estaba con él. Le contesté que sí pues se trataba nada menos que don Mario Moreno Cantinflas (México 12/8/1911-20/4/1993) .

El Presidente le preguntó a don Mario que le dijese en qué vehículo se trasladaba en Caracas, y este le contestó que en taxis.

Entonces, Betancourt le contestó: Bien, pues ahora mi chofer queda a su disposición mientras don Mario permanezca haciendo sus diligencias en Caracas…

Parece ser –agrega el periodista Bello Domínguez- que Cantinflas, venía a Caracas con cierta frecuencia debido a que tenía negocios aquí.”

De manera que el Rolls de Miraflores se convirtió por primera vez en el carro de Cantinflas en Caracas.

¿Por qué que por primera vez?

Al periodo constitucional de Betancourt (1959/1964) siguió Raúl Leoni (1964/1969), luego Rafael Caldera (1969/1974), durante el cual se produjo otra visita de Cantinflas.

La primera dama, Alicia Pietri de Caldera, solicitó que al huésped mexicano figura estelar del cine latinoamericano, se le dispensara la atención de carro y chofer. La Casa Militar dispuso que fuera el Rolls Silver Wraith adscrito a la flota al disposición de la Secretaría de la Presidencia de la República a cuyo cargo estaba el doctor Luis Alberto Machado.

Cantinflas fue agasajado por la Fundación del Niño después que visitó centros de atención de menores a quienes le llevo su talento, gracia personal y palabras de aliento.

Dentro del automóvil, el actor se veía diminuto en medio de las butacas en cuero gris y los grandes ventanales laterales que permitieron conocer mucho mejor la ciudad o reencontrarse con rincones conocidos en el viaje anterior, cuando fue contactado por Betancourt pues se habían conocido y tratado en México.

Desde que el Silver Wraith se encuentra protegido a la vista del público en el Museo del Transporte, Orlando Gil es quien ha estado a cargo de mimarlo como merece por tratarse de una joya excepcional, por Roll y por automóvil presidencial de Venezuela.

-“Lo retapizamos y funciona bien. La última vez que salió a la calle fue a buscar en su casa , cerca de Miraflores, al doctor José Antonio Giacopini Zárraga, quien aquel día se hizo acompañar por su amigo el capitán de aviación civil Harry Gibson. Yo los traje al Museo donde se reunieron con la junta directiva y almorzaron. Le dispensamos la atención de desplazarlos por Caracas en ese carro presidencial tan particular…” –refiere Orlando Gil, sin ocultar orgullo,

El personaje Cantinflas fue inspirado por un barrendero bebedor, al que conoció cuando laboraba en un teatro. Comenzó como publicista la carrera en el cine. La primera aparición como actor fue en la película No te engañes corazón (1936), a la que le siguió la exitosa Ahí está el detalle (1940), de Juan Bustillo Oro, gracias a la cual fijó su personaje.

Sus primeras películas El gendarme desconocido (1941) y Los tres mosqueteros (1943), entre otras, fueron éxitos de taquilla en latinoamérica.

Algunas incursiones en Hollywood figuran en el medio centenar de películas que produjo. En los Estados Unidos, La vuelta al mundo en 80 días (1956), Oscar como Mejor Película; Pepe (1960), y el largometraje dirigido en España Don Quijote cabalga de nuevo (1972) .

El bombero atómico (1950) , El señor fotógrafo (1952), El bolero de Raquel (1956), su primera película en color; Sube y baja (1958), El analfabeto (1960), El extra (1962), Entrega inmediata (1963) y El padrecito (1965), El señor doctor (1965) , Su excelencia (1966), Por mis pistolas (1968), Un Quijote sin mancha (1969) y El profe (1971), entre otras.

Cierta vez, Alberto Federico Ravell, admitió su grave error al frente del Canal 8: no comprar los derechos para transmitir películas de Cantinflas.

Nadie se cansa de verlas y gozar la gracia que sin vulgaridad ni bajezas envuelve mensajes de hondo contenido social y americanista, a veces revolucionarios.

La primera vez que Cantinflas estuvo en Caracas fue en 1943. Gobernaba el gran demócrata, general Isaías Medina Angarita. Al llegar a Maiquetía pasó directo a la estación de telégrafos del aeropuerto donde escribió e hizo despachar un mensaje dirigido al Presidente de la República en el Palacio de Miraflores: “Viva Medina. Contra la Reacción. Mario Moreno Cantinflas”. Así lo recuerda Oscar Yanes.


Leyenda

El Rolls Royce presidencial que forma parte de la colección de vehículos expuesta en el Museo del Transporte gracias al Ministerio de la Secretaría de la Presidencia. En 1963 y en 1972, fue utilizado por Cantinflas con motivo de visitas a Caracas.

Mario Moreno Cantinflas, en el Aeroclub Caracas. Aparecen, Martín Tovar Zuloaga, presidente del Aeroclub, anfitrión del artista mexicano, y Ricardo Koesling Navas, alumno de la escuela de pilotaje de aeronaves.




























3 comentarios:

  1. que bello auto tengo una carta de el comico actor dirijida a mi padre

    ResponderEliminar
  2. Muy buen articulo. Soy un admirador de Cantinflas. Sus películas las veo y las repito a cada rato, por sus mensajes sobre todo a las instituciones publicas que me tratan mal a la gente y los mensajes a los politiquería y contra la corrupción y los corruptos que se roban el dinero del país. Ing. Jorge Luis Guanipa.

    ResponderEliminar
  3. Recuerdo que en una de esas visitas fue invitado a una verbena del Colegio San Antonio de la Florida.
    Teniendo la oportunidad y recuerdo de mi vida de abrazarme con el y responder alguna de sus preguntas.

    ResponderEliminar