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viernes, 1 de abril de 2016

Luisa Tutsnach.

De padre húngaro y madre austriaca, Luisa Tutsnach, nacida en Londres, era bebé cuando ellos la subieron al vapor Orazio en Génova, rumbo a La Guaira. El submarino alemán atacó sin contemplaciones casi al caer la tarde del primer día de navegación. Antes que el trasatlántico naufragara hubo tiempo de salvar al pasaje en lanchas y barcos de auxilio. La señora Tutsnach perdió a su hija casi sin darse cuenta. Sólo pudo verla sobre el agua hasta que desaparece de su vista. La pareja logró regresar a Génova antes del amanecer. Desde que de nuevo puso pie en tierra se dedicó a buscar al bebé Luisa. Al paquetico bien envuelto en la manta con que la cubrieron para saltar a las aguas mediterráneas. Sin perder tiempo, se desplazaron por donde presumían convenía hasta al fin hallar a Luisa entre otros niños protegidos por las autoridades. ¡Milagro!
Nada los desanimó a proseguir con el proyecto de venir a Venezuela. Contaban que cuando llegaron se alojaron en casas de vecindad habilitadas en el Este caraqueño. Las mujeres elaboraban dulces y pasteles. Los hombres los repartían. Fue el génesis de La Vienesa, pastelería que si hizo famosa en Sabana Grande y llegó a ser gran empresa industrial. Por su parte el señor Tutsnach fundó en la avenida Ávila de La Florida, el Abasto Eva, aromatizado por su máquina moledora de café. Mantuvo la costumbre de atender repartos en bicicleta como cuando llegó a Caracas. Alcanzó a tener casa propia en la avenida principal de La Castellana antes de emigrar a Canadá en los años 60. (Con referencias de Socorro Álvarez Ríos, amiga de Luisa). Texto tomado del libro "De babor a estribor. Reseñas de a navegación en Venezuela". FMT, Caracas, 2015).


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