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viernes, 10 de octubre de 2014

7 DE SEPTIEMBRE 1958: QUEMA DE AUTOMOVILES OFICIALES


Las fotografías por muchos conocidas del parque automotor oficial destruido el 7 de septiembre de 1958 frente a Miraflores y el Palacio Blanco, por sí mismas hablan solas de parte de cuanto el periodista y analista político Manuel Felipe Sierra (manuelfelipesierra.blogspot.com ) refiere en detalle acerca de lo uno de los dos intentos de golpe de estado con resonancia aunque sin otro efecto que muertos en refriegas entre alzados, militares leales y pueblo afecto a la democracia. 
La quemazón de vehículos tuvo lugar en 1958, entre enero y diciembre –y prosiguió más adelante-, cuando no sólo vehículos oficiales sino privados como públicos, especialmente colectivos, resultaron consumidos por las llamas provocadas por turbas exaltadas o inconformes con el reemplazo de militares por civiles al frente del gobierno de Venezuela. 
Faltaban tres meses para las límpias y ejemplares elecciones presidenciales y legislativas convocadas por el Conejo Supremo Electoral presidido por el doctor Eduardo Arroyo Lameda. 
Transcurrieron menos de nueve meses del derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez cuando otro grupo de oficiales cabecillas de un segundo intento de golpe de estado, buscó impedir la realización de las elecciones presidenciales y restituir el régimen militar. Terminaron en fracaso:. 
“El 7 de septiembre a las 3:05 a.m. el Coronel Marco A. Moro, jefe del Ejército, -dice el texto publicado por Manuel Felipe Sierra- anuncia en cadena radial que ha estallado un nuevo intento para derrocar la Junta e informa de la detención de los cabecillas del movimiento: Moncada Vidal y Ely Mendoza Méndez, ambos expulsados días antes junto a Castro León. El anuncio de su detención no se correspondía con la verdad y sólo buscaba tranquilizar los ánimos de una población inquieta por los sobresaltos políticos. Los insurrectos asaltan Radio Rumbos, la Escuela de Policías de Caracas y la sede del PCV en la esquina de Llaguno. En minutos se desata la indignación colectiva. Radio Caracas se convierte en el centro de operaciones de los partidos. Por AD llegan Raúl Leoni y Simón Sáez Mérida; el Frente Sindical Unificado lanza un mensaje leído por José González Navarro y Rodolfo Quintero; los dirigentes del Frente Estudiantil llaman a la movilización y el rector encargado de la UCV, José Luis Salcedo Bastardo, exhorta a una contundente respuesta universitaria nacional. A la emisora llegan también Jóvito Villalba y Rómulo Betancourt, mientras Machado, con un grupo de dirigentes de su partido, toma la calle y se dirige a Miraflores. El presidente Larrazábal despachaba a esa hora, desde la residencia de La Guzmania en Macuto. 
Douglas Bravo, asistente de Machado en aquél momento, recuerda que llegaron al Palacio Blanco (Miraflores estaba siendo reconstruido) en un ambiente de incertidumbre y bajo una gruesa descarga de artillería desde La Planicie, donde dirigía operaciones Moncada Vidal. Los estudiantes y obreros comenzaban a concentrarse en la universidad, los liceos y los sindicatos. Se oyen disparos, gritos y protestas, y se registran numerosas muertes. Si el golpe de Castro León había muerto en el congelador, ahora los golpistas disponían de condiciones para una confrontación sangrienta. Fabricio Ojeda, presidente de la Junta Patriótica, llama a un acto de masas en la plaza O’Leary de El Silencio. Cuenta Bravo que en el centro del poder no se tenía certeza sobre los hechos, hasta el punto que guardando las medidas de seguridad, Edgar Sanabria, encargado del despacho presidencial, gateaba silenciosamente sobre la alfombra y se acercaba a Machado preguntándole con frecuencia ‘¿cómo van las cosas?’. 
“Machado ordenó a Bravo que estableciera contacto directo con los insurrectos y éste ubica el teléfono de La Planicie y pide hablar con el jefe rebelde a nombre de Larrazábal. Al segundo recibe como respuesta: “el comandante Vidal dice que no habla con pendejos”. Repite la llamada ahora a nombre de Machado. El insurrecto atiende con respeto y Machado le recomienda rendirse ante la imposibilidad de que triunfe la conspiración. Las fuerzas leales, pero sobretodo las oleadas enfurecidas que ocupan las calles, imponen la rendición en horas de la tarde. Machado y Bravo se dirigen hasta La Planicie, donde el líder rebelde saluda a Machado y le hace entrega de su arma. En el fusil FAL de Moncada Vidal, se habían disparado todos los proyectiles. De esta manera se abría el camino hacia la consolidación de la democracia”. 
Aunque no es rigurosamente cierta la fecha en la que el columnista de El Univresal, Guillermo José Schael, cuenta en una de sus columnas ‘Brújula’, incidentes relacionados con el fracasado golpe del 7 de septiembre de 1958, ya que fue el 14 de noviembre cuando el doctor Edgar Sanabria asume la conducción de la Junta de Gobierno, ante la postulación oficial como candidato de Larrazábal el 18 de noviembre, poseen interés detalles como los que se leen el recorte anexo
Crónica Brújula de G. J. Schael fue publicada en enero de 1985




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