Páginas

viernes, 7 de marzo de 2014

Mujeres y medios de transporte.

Las mujeres al volante. En los años veinte, la mujer se coloca al volante. De acuerdo a la crónica de Dexi Arguello publicada en Actualidad Automotriz, las primeras venezolanas que subieron en Europa a un automóvil fueron Clementina Velutini Couturier y Zoila Martínez de Castro.
Guillermo José Schael registra diversos testimonios los cuales precisan a Carmen Teresa Hurtado como la primera choferesa de Caracas. Era propietaria de un automóvil eléctrico.
Gloria Carraquero de Yánez, María Teresa Pérez, Lola Escobar de Sanabria y Carmen Cecilia Sanabria también manejaban. Como Reina del Volante era igualmente considerada Enriqueta Martínez Olavarría, quien según Elite (1925) conducía un precioso faetón FIAT. Carmen Aurora Etchevarta, Bertica Medina Olivieri, Belén Blanco Yépez, Mereces Tello de Behrens – lucía por El Paraíso su Chevrolet, Olga Pérez Velutini, Carmen de Madrid, Lolita y Emilia Benedetti –Studebaker cuatro puertas- Finita Vallenilla Lanz, Carmen Duque, Josefina de Vetancourt, Carmen Nava de Bendahan, Flor Burguera, María Cristina Jurado Blanco, Elena Oria, Carmen Cisneros, Mercedes Reyes, Tatana Troconis, Anita y Margot Boulton –tenían un Peugeot-, Carmen Cecilia Sanabria, María Cristina Guinand –Chrysler Six-, Blanca y Cecilia Lesseur –poseían un Chandler-, son algunas de las damas que se adelantaron a obtener sus títulos de manejar entre las venezolanas de las primeras décadas del siglo XX.
Otro testimonio acerca de la historia a estas alturas indescifrable nos lo refiere Jesús Urbina: durante una conferencia de Alfredo Boulton en el Centro Venezolano Americano, le escuchó decir al famoso crítico de arte y excepcional fotógrafo: «La primera mujer que aprendió a manejar un automóvil en Caracas fue La Nena Phelps. Con ella al volante íbamos a los lugares donde tomaba mis fotografías…».

Siempre como pasajera. La primera usuaria que no conductora, simplemente pasajera de automóvil en nuestro país, habría sido doña Zoila de Castro, obsequiada no mucho antes de verse forzada a irse de Venezuela, con un lujoso automóvil traído al puerto de La Guaira en alguno de los buques de la Trasatlántica francesa. En el libro Cosas de Caracas (Armitano, 1967), Oscar Yánes reproduce un dato interesante publicado en el reportaje publicado por él en la edición del diario Últimas Noticias, el 2 de abril de 1951: Lucio Paul Morand debe ser recordado como el primer chófer de automóviles que tuvimos en Venezuela.
Según contó a Yanes, al francés lo contrató en París nuestro cónsul, José Ignacio Cárdenas, para que se viniera como chófer del carro marca Darracq, de cinco puestos, del cual el único retrato conocido le fue hecho cuando el presidente Cipriano Castro fue a inaugurar en 1905, el segundo puente sobre el Guaire, puente Restaurador, por varias décadas conector de la avenida Sur X y El Paraíso.
En cuanto al fulano Darracq, Galo Quintanilla, escribió varias crónicas en la década 1970 y 1980 porque, en opinión suya, fue el primer automóvil que llegó al país, distinción que según viejos cronistas caraqueños, la merecía un supuesto Panhard Levassor traido para doña Zoila de Castro, y según las más recientes y documentadas investigaciones publicadas debidas al periodista Javier González, en realidad lo fue el Cadillac 1904, visto circular en la capital en abril de 1904.
Morand le contó al reportero Yanes que el carro costó doce mil francos y que llegó vía La Guaira listo para subirlo al tren y echarlo a andar. Al llegar a Caracas en el ferrocarril, cuatro hombres lo ayudaron al desembalaje y calzaron la pieza del techo sujeta por cuatro varillas.
-Ahora suba conmigo para que le diga dónde es el Palacio de Miraflores - le dijo al chofer Morand en la estación de Caño Amarillo, el responsable de la recepción del primer carro presidencial.
De acuerdo a lo que contó Morand cuando tenía 70 años en 1951, entre 1904 y 1908, el general Castro sólo uso el vehículo en tres oportunidades. Esto será muy bueno en París, pero aquí pierde uno los riñones –comentó el Presidente a la Primera Dama cuando regresaron del primer paseo: Miraflores-El Paraíso y luego, Puente Hierro-El Miraflores.

Aviatrices. El 13 de enero de 1959 la directiva del Aeroclub Caracas bautiza Mary Calcaño, la promoción de pilotos de turismo correspondiente al año de 1958. De esa manera, rinde homenaje a la primera mujer aviadora venezolana. El Nacional en la edición aniversaria del 2001, comenta acerca de Mary Calacaño: ”Yo siempre quise volar, imagino que lo llevaba en la sangre. Cuando tenía 14 años hice una excursión a Los Castillitos en el camino de La Guaira. Me quedé asombrada ante el paisaje de Caracas y prometí que algún día volaría sobre la ciudad en un avión piloteado por mí”. Estas fueron las palabras de la primera aviadora venezolana, en ocasión de la entrevista que le hizo Carmen Travieso en 1949. La compañía donde trabajaba Mary Calcaño, la envió a Nueva York para hacer cursos de adiestramiento. Inició los estudios de aeronáutica y en noviembre de 1939, se graduó de piloto aviador.
Guillermo José Schael, relatará: “Pronto tuvo en sus manos los timones de un monomotor de turismo y conoció la operación de los clippers, capacitándose a tal extremo que cumplió entre otras misiones, la de llevar bombarderos y aviones caza de la fábrica hasta el frente de guerra en Inglaterra”. Compró un avión y lo trajo a Venezuela. Al llegar se unió a Guillermo Pacanins, Guillermo Ochoa Tucker, Bison, John Stubins, Alberto Yánez, Anita Branger, Carolina Molinari, Carmencita Madriz y Nelly Zingg de Villegas y fundó una escuela de pilotos en La Carlota, en la que se graduaron más de 100 pilotos. Fue una de las primeras mujeres de este país que se bañó en una playa, fumó en público y trabajó en una oficina, y la primera aviadora con un magnífico récord de viajes sin accidentes. Fue tal el alboroto que causó en Venezuela y tan noble su labor, que Mary Calcaño pasa a ser uno de los personajes en la novela ‘La casa flotante’ escrita por Rafael Pineda.
Su nombre fue colocado en el Muro de los Aviadores en San Francisco, California, al lado de los de Amelia Earhart, Charles Lindbergh y de otros héroes de la aviación y en su ciudad natal la agasajaron con grandes fiestas y le escribieron poemas en la prensa.
En 1945, después de haberse casado con un norteamericano, tener un hijo y conocer a grandes aviadoras como Amalia Earhart, Louise Taden y Ruth Nichols, Mary voló por Caracas. Cuando sólo le faltaba una hora de vuelo para renovar su licencia, el motor se detuvo. Entre el miedo y las maniobras, recordó que en casa le aguardaba su hijo. Desde entonces se retiró del oficio y vendió su avión para comprarse un piano. En octubre de 1986, Mary Calcaño confesó a El Nacional que su hijo piloteaba, que su nieto tenía las mismas inclinaciones, mientras que ella tenía una relación muy estrecha con la música.

Luisa Elena. La aviadora venezolana Luisa Elena Contreras, primera mujer que voló sola en el país, merecidamente recibió dos distinciones muy especiales de parte de la Fuerza Aérea Venezolana, además del aprecio del cual siempre gozó en el medio aeronáutico nacional y en el resto de la sociedad. Fue nuestra primera mujer egresada de la Escuela de Aviación Civil Miguel Rodríguez establecida el año 1937. El 1 de julio de 1943, Luisa Elena Contreras se convierte en la primera mujer venezolana en obtener la licencia de Piloto Civil luego de haber realizados estudios en Maracay, nada fácil por cierto, no porque le fuera difícil tripular una aeronave sino por la condición de dama. El 8 de marzo de 1910, la aviadora francesa, Baronesa de Laroche se convirtió en la primera mujer en el mundo en obtener un certificado de piloto.

María Patricia Montalenti se convierte el 15 de octubre de 1988 en la primera mujer contratada por la Línea Aeropostal Venezolana luego de una serie de obstáculos que por esa condición se le negaba ejercer su profesión. Afirma el periodista especialista en el tema aeronáutico, Alí Méndez Martínez, quien en Aeropostal, María Patricia demostró gran capacidad profesional, superior a muchos hombres, llegando a ser Primer Oficial de MD-83. Quince años antes, el 29 de enero de 1973, Emily Howell, quedó inscrita en la historia como la primera mujer tripulante de aviones comerciales en Estados Unidos, al ingresar como segundo oficial en los comandos de aviones de la compañía Frontier Airlines.

Clementina de Treselt, caraqueña de pura cepa que muy joven tuvo la oportunidad de viajar a Europa, ahijada del General José Gregorio Monagas, en 1870 atravesó en globo el Canal de la Mancha. Entre sus recuerdos guarda una medalla conmemorativa que recibió en dicha ocasión “en prueba de su valor”.


Clementina Treselt

Zoila Castro

Enriqueta Martínez Olavarria

Choferesas caraqueñas en Los Caobos


Luisa Elena Contreras

Aeromozas venezolanas que trabajaron para la Línea Aeropostal Venezuela. Miguelina Principal las coordinaba y organizó gremialmente.

6 comentarios:

  1. Sobre Mery Calcaño, Jose Luis Peña escribió: estuve investigando por internet,según su nombre es María Asunción Calcaño Ruiz (Agosto 15, 1906 – Noviembre 17, 1992) también conocida como Mary Calcaño y como Mary Keeler, por su apellido de casada.

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. Promoción EMR 1960. Según la revista Páginas, en 1960 tres damas aragüeñas plantearon a la directiva de la Escuela de Aviación Civil Miguel Rodríguez considerar entrenarlas en aviones escuela más potentes que sólo las Aeronca para el adiestramiento básico de los futuros aviadores. Las demandantes de tal atención fueron Ledda Romero de Maldonado, Ingrid Anyolina Michelena y Carmen Lucinda Fernández. Era ministro de Comunicaciones el capitán Pablo Miliani, director de la Miguel Rodríguez el teniente coronel Maldonado García, y director de Aeronáutica Civil el también comandante Blanco Rondón. Los tres concluyeron que procedía la demanda de ser formadas en aviones de mayor potencia por lo cual, dos con becas del Ministerio, emprendieron el curso de cuatro meses para un total de 60 horas, cinco de entrenamiento en tierra y siete materias que debían completar para realizar el vuelo solo, el bautizo y obtener el certificado de piloto de turismo, entregado en la sede de la escuela en octubre de 1960. El instructor fue el capitán José Daniel Pulgar quien mostró satisfacción por el rendimiento de las alumnas que por ser aviatrices no descuidaron sus tareas profesionales y demás ocupaciones. Carmen Fernández canceló de su bolsillo los mil doscientos bolívares, valor del curso especial que comenzó en marzo. Formaron parte de una promoción (“Teniente Bilbao”) que incluyó 25 aspirantes todos graduados al cabo del entrenamiento que les brindó la posibilidad de sentir y ver el mundo a sus pies. Las tres damas mencionadas antes de ingresar a la EACMR y al término de la formación.

    ResponderEliminar
  4. A principios del año 1964 se graduaron de piloto de turismo un grupo de caraqueñas que tomaron el curso ofrecido por la escuela del Aeroclub Caracas, en el aeródromo de La Carlota. Esta promoción de mujeres reseñada en la prensa de entonces, la integró quien sería una de las interesantes artistas plásticas venezolanas del siglo XX, Margot Benedetti de Romer (su esposo Henrique ‘Kike’ Romer murió en trágico accidente ocurrido en el estado Guárico durante una maniobra en su propio avión); Ana Mercedes Zuloaga, deportista con exitoso paso por la publicidad como parte del equipo de ARS; Diana Areaga de Fernández, Pilar Colimodio y Beatriz Tinoco de Fernández, fallecida en otro accidente de aviación cerca de Aruba en vuelo privado entre Miami y Caracas tripulado por su esposo. Aparecen fotografías junto al avión escuela, Cessna 172 siglas YV-T-TLE.

    ResponderEliminar
  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  6. Tristemente veo en lo que se ha convertido el cauce del río San Juan.
    He leído un artículo de verdad sobrecogedor del estado actual de dicho río.
    Yo estuve en Caripito allá por los años 60 y el pueblecito era pequeño pero con ganas de prosperar.
    trabajé en un buque petrolero e íbamos a cargar petróleo a la refinería a través del sinuoso río.
    Con esta reseña quiero dar un saludo a todo aquel que me lea como recuerdo de mi estancia en dicha ciudad.

    ResponderEliminar