Dedicado a leer la historia de
la aviación militar venezolana escrita por el coronel Luis Hernán Paredes, fue
cuando el ingeniero Alejandro Cabrera se percató, años después, de que por pura
casualidad tuvo la suerte y el inmenso honor de jugar partidas de dominó,
ajedrez y, además, compartir la mesa y estada en Caracas de tres astronautas
estadounidenses de visita en nuestro país en 1967.
Cabrera, quien trabajó en la
antigua Línea Aeropostal Venezolana fabricando piezas para las turbinas de los aviones
ingleses Viscount y Avro así como para los equipos Douglas DC-3 y Curtiss C-46,
se hallaba en el hotel Humboldt de visita porque su tío, Gonzalo Barrios
Alfonzo, estaba a cargo de la gerencia de ese establecimiento aunque ya el
hotel estaba cerrado pero la Conahotu mantenía un personal de mantenimiento que
incluía mucamas y cocineros.
-Mi tío Gonzalo era profesional
de la hotelería y tenía a su cargo esa responsabilidad que en buena medida
dependía del funcionamiento del teleférico por lo que no siempre era fácil. El,
además, siempre estuvo vinculado al Ávila como propietario que fue de la Finca
Dolores, en donde hoy se halla el Museo de Piedra desarrollado por su hijo
Gonzalo Barrios Pérez… Pues bien, en cierta ocasión, en el año 1967, me
encontraba en el Humboldt cuando llegaron como huéspedes oficiales de la Fuerza
Aérea y del gobierno venezolano, nada menos que tres hombres ya enrolados en el
proyecto de ir a la Luna. Eso lo supe mucho
después, mejor dicho, años más tarde…
De los tres –refiere el
ingeniero Cabrera- uno hablaba español. “Pero el idioma no fue barrera para que
no nos entendiéramos bien en aquel idílico aislamiento que no me cabe duda
enriquecía espiritualmente a quienes pudieran disfrutarlo en instalaciones
maravillosas aún muy bien tenidas a pesar de que el hotel estaba cerrado, aún
nadie sabe explicarnos el por qué”.
Ocupamos habitaciones en el
mismo piso, el más alto de la torre contra la que el choque del viento producía
sonoridades maravillosas, tan espectaculares como la vista hacia Caracas o el
mar Caribe –refiere el vargueño nacido en Catia La Mar, en donde mantiene su
taller especializado en piezas de alta precisión para cualquier tipo de
transportes y necesidades metal mecánicas.
-De que en el grupo de invitados
se hallaba nada menos que el primer hombre que pisaría la Luna, ni me lo figuré
como tampoco nadie lo comentó en el hotel… Pero obviamente que tendría razones
la Fuerza Aérea para traerlos a Venezuela en el año cuatricentenario de
Caracas, anfitriona de Neil A. Armstrong y Richard F. Gordon. Había otro que no
he identificado ni siquiera mirado la fotografía publicada en el libro 50 años
de Historia de la Aviación Militar, edición de 1970 con prólogo del doctor Numa
Quevedo., publicada por la Fuerza Aérea Venezolana.
-Lo cierto que estuvieron en el
hotel Humboldt un par de noches. No había otros huéspedes salvo alguien más y
yo. Nos hicimos cargo de ellos para acompañarles a unas vueltas alrededor de las
instalaciones del teleférico como del hotel; el resto del tiempo lo compartimos
durante las comidas y en juegos de mesa. Se mostraban animados y complacidos
por la deferencia, muy interesados en la arquitectura y detalles del edificio,
fantástico mirador desde sitio estratégico del Ávila… Eran hombres sencillos en
el trato como en sus costumbres. Nadie que los tratara como pude hacerlo se
imaginaría la genialidad y el temple para las tareas que cumplían en función de
llevar a cabo ser los primeros hombres en viajar a la Luna como paso preliminar
de la conquista del espacio.
-¿Cómo jugaban el dominó?
-Hicimos dos mesas. En realidad
no era lo de ellos pero no quedaron mal. No recuerdo cuál de las parejas
ganaba.. el tiempo transcurría con ellos interesados en el arte del dominó…
Cabrera dijo que diez años más
tarde, leyendo el libro del coronel Paredes, en la página 601, encontró el
registro fotográfico del homenaje a quienes ya eran considerados héroes del
espacio.
-¡Pero si estos son los gringos
con quienes estuvimos en el Humboldt! –se dijo el ingeniero Cabrera
contemplando la fotografía y al retroceder en el tiempo para ubicarse en lo que
había hecho el año 67 durante una de sus visitas frecuentes al hotel regentado
por el tío Gonzalo.
Dos años más tarde de la estada
en Venezuela, Armstrong puso sus pies sobre la superficie lunar el 21 de julio
de 1969, representando a la especie humana y los pueblos de todo el mundo.
Gordon fue seleccionado en 1963
para viajar a la Luna lo cual hizo comandando la nave Apollo 12 en noviembre de
1969.
Leyendas
1. Astronautas designados por
los Estados Unidos para viajar a la Luna, fotografiados durante el homenaje que
en 1967 les rindió la Fuerza Aérea Venezolana al visitar nuestro país. Al
centro, Neil A. Armstrong y en extremo izquierdo, Richard F. Gordon. Recibieron
la Cruz de la Fuerza Aérea. 2. Alejandro Cabrera. 3, Carátula del libro escrito
por el coronel Luis Hernán Paredes, edición 50 aniversario de la FAV.
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