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martes, 5 de julio de 2011

El tren inglés y el trasatlántico Guadaloupe


Como pasajero de un vagón fabricado en 1890 en Deutz, Alemania, por Van Der Zypen & Charlier, perteneciente a la flota del Gran Ferrocarril de Venezuela (1894-1962), entró a Caracas el 23 de octubre de 1899, el general Cipriano Castro. Venía al frente de la Revolución Liberal Restauradora iniciada el 23 de mayo al traspasar con 60 hombres la frontera con Colombia. El 14 de septiembre estaban derrotadas todas las fuerzas del gobierno.

El Castro victorioso, en el centro de los Valles de Aragua, se había subido al tren expreso de la línea Caracas-Valencia, construida y operada por los alemanes, que fue a recogerlo a La Victoria. En medio de gran jolgorio, la tarde del día 23 de octubre, de 1899, atravesó las calles de la capital para ir a instalarse en el palacio de Gobierno situado en la Casa Amarilla, frente a la plaza Bolívar.

Y será en otro vagón pero del ferrocarril inglés, como el 24 de noviembre de 1908 salió por última vez de Caracas, a donde sólo pudo regresar medio siglo después al ser repatriados sus restos en 1975 para que reposaran primero en Capacho, y desde el 2002 en el Panteón Nacional. Había fallecido en 1924 estando residenciado en Puerto Rico, fin del prolongado exilio y persecuciones a las que fue sometido desde el mismo año 1908.

El golpe de estado preparado por su compadre Juan Vicente Gómez encontró su mejor oportunidad al vérsele subir al trasatlántico francés Guadaloupe anclado en la rada de La Guaira. En Caracas, el cuartel de El Mamey fue el escenario a partir del cual todo se desenvolvería sin echar un tiro a partir de las primeras horas del 19 de diciembre de 1908.







































Mujeres y alcohol

El agravamiento del cuadro clínico que provocó el viaje del general Castro a Europa en 1908, fue debido al padecimiento de una fístula colónica-vesical que se diagnosticó clínicamente en 1907 -explica con lujo de detalle el doctor Julio César Potenziani Bigelli, urólogo e integrante de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina, médico en ejercicio en el hospital privado Centro Médico de Caracas.

Potenziani Bigelli aborda el caso clínico bajo el subtítulo “¿Cuáles fueron los padecimientos urológicos del general Cipriano Castro?”. Puntualiza el asunto en el estudio que bajo el título “Cuando las enfermedades urológicas cambiaron la historia de un país. Venezuela: Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez”, publicó en el año 2009 en la página, VITAE Academia Biomédica Digital, de la Facultad de Medicina de la UCV.

La ‘dedicación al amor libre’ por parte del general Castro le causó grave impacto en la vida política del país –comentará el general Eleazar López Contreras. De aquella vida licenciosa con licores y excesos sexuales pudo haber sobrevenido alguna enfermedad venérea la cual a su vez produjo repercusiones urinarias ascendentes.

¿Qué es una fístula colónica-vesical?

“Una comunicación anormal del sistema intestinal con el sistema urinario, es decir el colon sigmoides se adhiere y comunica con la vejiga urinaria, por una complicación de una enfermedad diverticular en el colon y con el tiempo se abre el colon hacia la vejiga urinaria, produciéndose la entrada de materia fecal y gases intestinales a la vejiga urinaria, provocando infecciones urinarias a repetición, y sobre todo infecciones urinarias ascendentes que ocasionaron pielonefritis a repetición con la ulterior formación de un riñón ‘supurado’, patología difícil de tratar en la Venezuela de entonces” –precisa el urólogo Potenziani Bigelli.

De conversaciones sostenidas por el doctor Alfredo Borjas (académico y pionero excelso de la urología venezolana) con el historiador médico Francisco Plaza Izquierdo, el doctor Potenziani Bigelli recogió las versiones según las cuales, “la fístula colónica-vesical se evidenció estando en una celebración en el Club Venezuela en Caracas. En el trascurso de dicha velada tuvo repentinamente la expulsión de gases (flatos) por la uretra, lo que medicamente se denomina neumaturia, con lo cual el General exclamó:

Que bolera es ésta, que me estoy peyando por el pito!

¡Si se muere lo matamos!

Posteriormente los doctores José Rafael Revenga (1857-1915), médico personal y Secretario General de Gobierno, y Pablo Acosta Ortiz (1864-1914) llamado el Maestro, el Mago del Bisturí y el Príncipe de la Cirugía Venezolana, intentan operar al General de su fístula colónica-vesical, el 9 de febrero de 1907 en la quinta ‘La Guzmania’ en Macuto, encontrándose la crema y nata de la medicina nacional, como los doctores Eduardo Celis, para la época Ministro de las Finanzas, David Lobo, José Antonio Baldó, Adolfo Bueno y Lino A. Clemente, pero no lograrán sus objetivos ya que se suceden situaciones muy tensas en la sala de operaciones como aquella famosa, descrita innumerables veces”.

“Durante la operación, se produce una brusca caída de la tensión arterial, con una falla del pulso y Lino A, Clemente que fungía como anestesista exclama: “¡Se nos va!’.

Es entonces cuando los guardias o guardaespaldas del general, que estaban en el mismo cuarto de operaciones exclaman cargando sus pajizas y Mausers…:

-¡Si se va mi general, ustedes también se van! y por lo delicado de la situación, Acosta Ortiz le ordena al anestesista Celis que la operación había finalizado, y ante el asombro de Revenga le dice a éste :

-Cállate! y comienzan a suturar al paciente.

Posteriormente Acosta Ortiz les refiere a los allí presentes que se ha acabado la operación y lo demás que hay que hacer es que el General vaya a Alemania para ser visto por el doctor Israel en su clínica de Berlín”.

Lamentablemente –apunta el académico doctor Potenziani Bigelli- “no se tienen documentos quirúrgicos que avalen qué querían realizar los cirujanos. Qué tipo de técnica operatoria debido quizás a la delicadeza del momento político-social que vivía Venezuela con el General Castro y sus rencillas con el General Gómez. Esto quedará siempre en la penumbra”.

Cita Potenziani Bigelli al historiados portugueseño Pedro José Muñoz en su escrito “El Retorno”, donde refiere otra versión de los hechos mencionados. Cita textualmente:

‘Al momento de la cirugía el doctor Lino A. Clemente que fungía como anestesista le advierte al doctor Acosta Ortiz, cirujano del caso: -“Está faltando el pulso” y entonces la guardia de Castro, que estaban presente, tiran de sus revólveres y amenazan al cirujano:

Si se muere, lo matamos!”.

Se menciona también que los generales Delgado Chalbaud y Pedro María Cárdenas se le habían acercado al doctor Revenga y le habían dicho con expresión sombría:

-“Tenga cuidado doctor, porque si algo le sucede a Don Cipriano, en ese caso los muertos serían dos”.

Es obvio que el clima político reinante se había colado al interior del quirófano,… Por eso, antes del mediodía, exactamente a las 11,30 de la mañana, la operación estaba concluida. “El jefe tiene un pulso normal y no debe interrumpirse su reposo” –informó Revenga.

Recuperado y tal vez hasta perplejo por tantos adulantes, el 18 de marzo de 1907 regresa a Caracas “a mandar de nuevo desde el palacio de Miraflores”.

Entre la correspondencia recibida encuentra el mensaje que desde Liverpool le hace llegar el doctor Diógenes Escalante: “…La dolorosa experiencia adquirida durante su enfermedad nos prueba una vez por todas hasta dónde la vida de usted es cara y necesaria a la República. Fuera de usted no hay en Venezuela sino anarquía profunda, desbordamiento de ambiciones, desenfreno de toda suerte de libertinajes; en una palabra, regresión completa al imperio del mal y del desorden”.

Loas parecidas llegaron por espacio de varios días al despacho presidencial. Algunos de tales mensajes representaron para no pocos el fin de sus aspiraciones políticas, negocios, cargos públicos e incluso ganarse el destierro a partir de 1909.

El año siguiente (1908) el doctor Revenga es sustituido del equipo médico de confianza del General Castro, por el doctor Rafael López Baralt. Debido a que la enfermedad no cede, mediante la Cancillería tratan de lograr que el doctor James Israel venga a Venezuela, sin lograr el cometido, siendo el doctor José Ignacio Cárdenas agente del presidente en Europa y familiar del general Gómez quien sugiere el viaje.

Ese año 1908 deciden el viaje a Berlín por las condiciones deterioradas de salud del General Castro y salen en comitiva el 24 de noviembre el General Cipriano Castro y su esposa Doña Zoila Martínez, los doctores Pablo Acosta Ortiz, José Ignacio Cárdenas, Fonseca, José Antonio Baldó entre otros, abordando el tren en la estación de Caño Amarillo hacia La Guaira, despidiéndolo entre otras personas el propio General Gómez.




















Por tren y mar camino al destierro sin retorno

Por los andenes sitiados al Este de la estación de Caño Amarillo, correspondientes al tren de la compañía inglesa que desde 1883 operaba la vía La Guaira-Caracas (1883-1951), el presidente Castro sube a uno de los vagones construidos en Inglaterra en los que nuevamente atraviesa la montaña para bajar al puerto en cuya rada se hallaba fondeado el vapor de la Línea francesa.

En Caracas apenas había unos cinco o seis automóviles que rodaban por las calles en muy mal estado por lo cual, el presidente, quien disponía de un coupé Darracq del año 1905, al igual que casi todo su séquito y acompañantes, llegaron por la mañana a la estación ferroviaria, casi todos en coches de número y preciosos carruajes oficiales o particulares mientras que cuadrillas de parihueleros y carretones tirados por mulas, acercaban desde las respectivas residencias, el voluminoso equipaje previsto para largas travesías y estadías de muchas semanas en el exterior.

Desde el tren, Castro volvió a contemplar el paraje único, hermoso, deslumbrante como lo descubrieron viajeros frecuentes u ocasionales a lo largo del tendido que alcanzaba casi los 500 metros de altura en el lugar conocido como ZigZag.

La historia del ferrocarril La Guaira-Caracas comenzó con los levantamientos de planos y cotas para una línea de ferrocarril desde el puerto de La Guaira iniciados en 1867. Ingenieros británicos y estadounidenses se disputaron durante 14 años la ruta y su financiamiento. Finalmente, un grupo Inglés obtuvo el contrato en 1881, registró el nombre Ferrocarril La Guaira y Caracas en Londres y comenzó la construcción de la línea de 37 kilómetros que no uso cables ni cremallera ni piñón. Incluía nueve puentes y ocho túneles, el más largo era de sesenta metros.

El escritor inglés William Elrony Curtis que publicó un libro Venezuela, país de eterno verano, a raíz de su visita a Caracas, señaló que esta obra significó un notable esfuerzo de ingeniería, debido a los grandes obstáculos naturales que tuvo que vencer, abismos y enormes rocas. Su costo fue de aproximadamente seis millones de libras esterlinas. Las locomotoras arrastraban vagones que podían trasladar diez millones de toneladas de carga al año, además de pasajeros.

Los pedidos de locomotoras a las empresa inglesas Nasmyth-Wilson y Beyer-Peacock más una serie de carros de carga y de pasajeros, completaron las obras de ingeniería correspondientes a uno de los tres ferrocarriles de montaña más interesantes construidos en el mundo. En mayo de 1928 comenzaron a circular trenes eléctricos entre La Guaira y Caracas.

La línea comenzó a llevar pasajeros en julio de 1883 con motivo de los 100 años del natalicio de Simón Bolívar. Cipriano Castro solía ir a Macuto para temperar frente al mar además de que La Guaira era el punto de partida de las navegaciones que lo acercaban a otras regiones del país..

Ya en La Guaira, Castro y sus acompañantes, el 24 de noviembre, toman en la escollera las barcazas que los acerca al vapor Guadaloupe que con su par de chimeneas humeantes pintadas por mitades en rojo y negro, está fondeado a distancia debido a la poca profundidad de la rada y ausencia del muelle propiamente dicho apto para embarcaciones de calado mayor. Estimaron que estarían fuera del país de tres a cuatro meses.

En cuando al lujoso y confortable vapor Guadaloupe puede decirse que entre 1907 y 1915 fue de los trasatlánticos de línea de la Compagnie Générale Transatlantique, de 3.465 toneladas de desplazamiento propulsado por dos hélices anexas al motor de 3 pistones generador de 6200hp, capaz de generar 16 nudos como velocidad de crucero. Lo construyeron el año 1907 en los astilleros franceses Chantiers & Ateliers de St. Nazaire. Tenía 133 metros de eslora y 15,86 de ancho. Fue botado con el nombre Pointe á Pitre e incorporado a la línea que desde puertos de Francia servía hasta Colón (Panamá). Acabó en la costa de Brasil durante una travesía entre Río de Janeiro y Bordeaux el 9 de marzo de 1915. Alojaba 300 pasajeros más una extensa tripulación que ofrecía servicio de primera clase.

El 10 de diciembre el barco amanece frente a Paulliac, distante 45 kilómetros de Bordeaux. Para desembarcar hubo necesidad de gestionar ante el gobierno de Francia la autorización adicional exigida en el puerto pues no estaba claro si aceptarían o no que entrara al país rumbo a Alemania. Podía contar con la seguridad ofrecida por el estado mas sin privilegios ni honores. En aquella ocasión le valió de mucho el apoyo brindado por uno de los pasajeros, el embajador galo en Perú, monsier Merleou, quien por interceder, lograron la presencia de M. Pichon, delegado del ministerio de Relaciones Exteriores.

El paso a través de Francia quedó condicionado, lo cual aceptó el enfermo presidente venezolano quien de nuevo confrontaría dificultades, entonces cuando procedente de Dresden, llegó al Sur de Francia con el propósito de reembarcarse rumbo a La Guaira, lo cual pretendió en marzo de 1909, ya derrocado por Gómez.

Venezuela le hizo saber tanto al gobierno de París como a la Compagnie Générale Transatlantique, que al Guadaloupe le impedirían acercarse a las costas venezolanas trayendo como pasajero al depuesto general Castro quien a lo sumo debía bajarse en Pointe á Pitre o en Trinidad. Lo contrario significaría para el trasatlántico la prohibición de tocar en puertos de Venezuela, donde sería vigilado y desviado directo con rumbo al destino final del itinerario regular que era Panamá.

Comentarios del doctor Acosta Ortiz

En el mismo escrito titulado “Cuando las enfermedades urológicas cambiaron la historia de un país. Venezuela: Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez”, el académico Potenziani Bigelli agrega una anécdota interesante en relación al eminente médico cirujano Pablo Acosta Ortiz. Siendo inquirido por un personero del gobierno de Castro acerca del paciente, el galeno le dijo:

-Lo voy a complacer…políticamente yo no soy amigo del General Castro, ni soy político: pero cuando yo piso el umbral de la puerta de su cuarto de enfermo, yo soy su mejor amigo…un hermano…un padre; yo soy su médico y no veo en él sino un paciente…Y algo más, el enfermo que, a pesar de su alta posición, tiene depositada su confianza en mi….

El mismo doctor Pablo Acosta Ortiz, durante la travesía a Berlín, le habría preguntado a Castro:

-Usted no cree General, que con su ausencia se presenten en Venezuela algunos trastornos políticos?

-“No” respondió categóricamente. “Eso es imposible…. Yo tengo a Venezuela encerrada en el puño de la mano”. Se paró y erguido, le mostró la mano fuertemente cerrada. Y realmente la tenía, pero la abrió….. se ausentó y dejó de poseerla” refiere el testimonio agregado al análisis clínico-académico e histórico de Potenziani Bigelli.

Para el doctor Potenziani Bigelli, la cirugía que trataron de hacer Revenga y Acosta Ortiz en Macuto en 1907, no tenía diagnóstico endoscópico el cual lo concretaron el año siguiente en Alemania, una vez ingresado el general Castro a la Clínica Sanatorium Hygeia de Berlín, del doctor James Adolfo Israel, eminente cirujano urólogo berlinés de fama mundial a quien le tomó cuatro horas practicar la operación para lograr el cierre de la fístula colónica-vesical, resultando la operación todo un éxito. Israel tenía 61 años de edad cuando operó a Castro en 1909 y murió dos años después que su paciente venezolano.

El médico historiador deja para otra ocasión el tema del riñón supurado, probablemente por pielonefritis ascendente. Sin embargo, antes apunta que Cipriano Castro siguió padeciendo de fiebres y molestias urinarias que tenían como origen, sus problemas inflamatorio-infecciosos crónicos del sistema urinario superior.

Ver más sobre el mismo tema en:

http://vitae.ucv.ve






















































Leyendas fotografías

1 y 2. Vistas del trasatlántico Guadaloupe, operado por la Compagnie Générale Transatlantique entre 1907 y 1915. En 1908 lo aborda en La Guaira como pasajero el presidente de Venezuela general Cipriano Castro.

3. Vagón alemán por Van Der Zypen & Charlier, en 1890, utilizado por Gran Ferrocarril de Venezuela entre Caracas y Valencia.

4. Vagon inglés del Ferrocarril La Guaira-Caracas. Nótese el escudo nacional al centro del costado izquierdo.

5. La Guaira en 1900.

6. Bordeaux en 1910.

7 y 8. Recortes de The New Times.

9. Berlín en 1910.

10. Doctor James Adolfo Israel (1848/1926).



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