A partir de 1913, hasta las agencias funerarias adquirieron automóviles para el traslado de sus clientes. La primera de ellas fue «la agencia La Equitativa Nacional, que recibió dos carros fúnebres en 1911». «Pero –aclara el periodista Javier González- no sería sino en 1913 cuando entraron en servicio, una vez que las autoridades otorgaron el permiso respectivo. Ese año, por cierto, el general Pedro José Arvelo pasó a la historia, mas que por sus hazañas militares, por ser el primer muerto que llegó en automóvil al Cementerio General del Sur».
Del año 1913 data la introducción al país las primeras motocicletas, camiones y ambulancias. Y, hasta se construyó el primer autobús netamente criollo, llamado Boulestin, el cual hacía el recorrido entre Caracas y Petare.
Ese año la policía caraqueña fue dotada de 12 «modernas y veloces» motocicletas. Mientras que el ejército recibía, en diciembre de 1914, un lote de camiones «acondicionados militarmente», así como 24 motocicletas, tres ambulancias y cuatro automóviles, entre ellos, uno para el presidente de la República.
Durante la administración del general Eleazar López Contreras, a quien tocó suceder a Juan Vicente Gómez, quien murió en Maracay el 17 de diciembre de 1935, fue de suma urgencia y prioridad absoluta, dar pasos importantes para mejorar el estado de muchas cosas en las cuales la dictadura sumió al país durante más de treinta años. Había pendientes cuestiones esenciales de orden educativo y sanitarios como políticas como en otros servicios y actividades las cuales debían ser objeto de verdadera atención o coerción a fondo. Efectivamente lideró tales procesos el gobierno de López Contreras entre diciembre 1935 y mayo de 1941, cuando le sucede el general Isaías Medina Angarita en el jefatura del gobierno. El primer Presidente de Estado designado por López para Guárico fue el doctor Guillermo Barreto Méndez.
El coleccionista Manuel Antonio Palezuela tuvo el amable gesto de donar en fecha reciente al Museo del Transporte fotografías como las adjuntas. Muestran una de las ambulancias incorporadas a los servicios de salud pública del estado Guárico así como la flota de camiones de estaca alta puesta a disposición de los productores agrícolas de ese mismo Estado, adecuadamente representado por el monumento a San Juan y más derecha, los emblemáticos morros que forman el Parque Arístides Rojas. Fueron vehículos marca Chevrolet modelo 1937 – confirma el experto en automovilismo, Jorge Bello Domínguez, bibliotecario del Museo del Transporte.
En la colección de la Fundación Museo del Transporte expuesta en el Museo Guillermo José Schael está incluida una ambulancia Cadillac de los años sesenta la cual formaba parte de la flota de Ambulancias del Este, una de las primeras que trajo al país modelos como el que fue donado por la directiva de la mencionada empresa. Esta unidad aparece en las fotografías anexas. La muestra documental ofrece una de las unidades Ford con la que en 1913 se inició en Caracas el servicio de ambulancias. También un par de Mercedes Benz con las que estuvo equipada la Junta de Beneficencia Pública del Distrito Federal de finales de la década de 1950 y parte de los 60.
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sábado, 15 de marzo de 2014
Primer Piloto Civil de Venezuela
El 29 de septiembre de 1974, la Dirección de Aeronáutica Civil, dentro del programa de actos elaborado para celebrar el 62º aniversario de la aviación civil venezolana, rindió homenaje en Ciudad Bolívar al capitán Marcos Sarcos Portillo (en la foto), primer piloto civil de Venezuela, el primero igualmente que voló un avión y el primero que escribió un abecedario sobre la aviación en nuestro país.
Expresamente vino de Caracas a cumplir con este honroso deber el titular de la Dirección, General Edgar Suárez Mier y Terán, quien hizo un recuento de la historia de la aviación venezolana y del aporte dado por el Capitán Marcos Sarcos Portillo. Entonces señaló como nota histórica que el 29 de septiembre de 1912 el aeronauta norteamericano Frank Boland realizó el primer vuelo sobre Venezuela y que en víspera del aniversario de ese hecho él haya firmado un permiso para que el “Concorde”, un avión con dos veces la velocidad del sonido, haga pruebas sobre la ruta sobre Venezuela.
Marcos Portillo, un maracucho con muchos años radicado en Ciudad Bolívar y 72 años de edad, comenzó a volar en 1920 en Garden City, Nueva York. Empleaba un avión de adiestramiento primario “Curtis Jenny 4-D” que desarrollaba una potencia de 90 HP y que podía llevar dos personas en su estrechísima carlinga.
Ya piloto licenciado, Sarcos Portillo adquirió en 1930 un monoplano “Curtis Wriht Junior” biplaza, y lo embarcó con tan mala suerte, que cuando llegó a Venezuela, el General Gómez se lo decomisó por cuestiones de seguridad.
A partir de entonces el capitán Sarcos Portillo fue maestro y guía de los pilotos venezolanos e impulsador de la Aviación Civil, de la que poco beneficio obtuvo. Aquí en Guayana vino a dar lo último de su experiencia volando aerotaxis hacia la rica región minera de la Gran sabana y luego que la edad le impidió volar, logró un lugar en la administración de una empresa aérea, hasta que la vejez y los males propios de la naturaleza humana lo recluyeron definitivamente en su casa humilde del bario Las Moreas, donde vivió con su familia rodeado de dignidad, de gloria y de miseria.
El vuelo de Frank Boland marcó el inicio de la aviación en nuestro país, mas tarde inspirado por el vuelo pionero de Boland y otros, Gómez introduciría la semilla de la aviación civil, y más tarde crearía la Escuela de Aviación Militar y con ella nuestros pilotos.
La aviación civil en Venezuela rápidamente se ligó íntimamente a la aviación comercial, la que impulsó el verdadero desarrollo. Sus necesidades obligaron a la construcción de la infraestructura aeroportuaria, las ayudas a la navegación aérea, los radares de control de tránsito aéreo, así como de importantes centros de mantenimiento y entrenamiento aeronáutico. Se debió crear y adoptar una legislación acorde con las normas internacionales, lo que se tradujo en la puesta al día de la aviación en general.
Pero no será sino hasta el 22 de septiembre de 1972, por iniciativa de un grupo de personas ligadas a nuestra aeronáutica civil cuando sale en la Gaceta Oficial, el decreto por medio del cual se declara el 29 de Septiembre Día de la Aviación Civil Venezolana.
La aviación civil es más que pilotos. Es un inmenso equipo de trabajo con gran mística por las tareas realizadas y por realizar. Al iniciarse el año jubilar por los cien años de su quimera, la Fundación 10 de Diciembre se complace en manifestarle su saludo de reconocimiento fraterno y estamos a su disposición para colaborar con cualquier actividad o evento que estén planificando”. Américo Fernández. Cronista de Ciudad Bolívar.
Expresamente vino de Caracas a cumplir con este honroso deber el titular de la Dirección, General Edgar Suárez Mier y Terán, quien hizo un recuento de la historia de la aviación venezolana y del aporte dado por el Capitán Marcos Sarcos Portillo. Entonces señaló como nota histórica que el 29 de septiembre de 1912 el aeronauta norteamericano Frank Boland realizó el primer vuelo sobre Venezuela y que en víspera del aniversario de ese hecho él haya firmado un permiso para que el “Concorde”, un avión con dos veces la velocidad del sonido, haga pruebas sobre la ruta sobre Venezuela.
Marcos Portillo, un maracucho con muchos años radicado en Ciudad Bolívar y 72 años de edad, comenzó a volar en 1920 en Garden City, Nueva York. Empleaba un avión de adiestramiento primario “Curtis Jenny 4-D” que desarrollaba una potencia de 90 HP y que podía llevar dos personas en su estrechísima carlinga.
Ya piloto licenciado, Sarcos Portillo adquirió en 1930 un monoplano “Curtis Wriht Junior” biplaza, y lo embarcó con tan mala suerte, que cuando llegó a Venezuela, el General Gómez se lo decomisó por cuestiones de seguridad.
A partir de entonces el capitán Sarcos Portillo fue maestro y guía de los pilotos venezolanos e impulsador de la Aviación Civil, de la que poco beneficio obtuvo. Aquí en Guayana vino a dar lo último de su experiencia volando aerotaxis hacia la rica región minera de la Gran sabana y luego que la edad le impidió volar, logró un lugar en la administración de una empresa aérea, hasta que la vejez y los males propios de la naturaleza humana lo recluyeron definitivamente en su casa humilde del bario Las Moreas, donde vivió con su familia rodeado de dignidad, de gloria y de miseria.
El vuelo de Frank Boland marcó el inicio de la aviación en nuestro país, mas tarde inspirado por el vuelo pionero de Boland y otros, Gómez introduciría la semilla de la aviación civil, y más tarde crearía la Escuela de Aviación Militar y con ella nuestros pilotos.
La aviación civil en Venezuela rápidamente se ligó íntimamente a la aviación comercial, la que impulsó el verdadero desarrollo. Sus necesidades obligaron a la construcción de la infraestructura aeroportuaria, las ayudas a la navegación aérea, los radares de control de tránsito aéreo, así como de importantes centros de mantenimiento y entrenamiento aeronáutico. Se debió crear y adoptar una legislación acorde con las normas internacionales, lo que se tradujo en la puesta al día de la aviación en general.
Pero no será sino hasta el 22 de septiembre de 1972, por iniciativa de un grupo de personas ligadas a nuestra aeronáutica civil cuando sale en la Gaceta Oficial, el decreto por medio del cual se declara el 29 de Septiembre Día de la Aviación Civil Venezolana.
La aviación civil es más que pilotos. Es un inmenso equipo de trabajo con gran mística por las tareas realizadas y por realizar. Al iniciarse el año jubilar por los cien años de su quimera, la Fundación 10 de Diciembre se complace en manifestarle su saludo de reconocimiento fraterno y estamos a su disposición para colaborar con cualquier actividad o evento que estén planificando”. Américo Fernández. Cronista de Ciudad Bolívar.